La sequía ya azota a más de la mitad del territorio argentino
La producción de granos en la campaña 2022/23 podría ser un 12% menor a al ciclo anterior. Preocupa la bajante del Paraná en Santa Fe.
La superficie del territorio argentino afectada por la sequía o en condiciones de estrés hídrico alcanzaron a principio del mes 1.364.749 kilómetros cuadrados (km2) equivalentes al 54,48% del área total, según un informe del Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa).
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De esta manera, casi el 55% del territorio nacional presenta alguna condición de sequía, mientras que el 45,52% o 1.140.408 km2 no presentan por el momento situaciones de estrés hídrico.
Del total del área afectada, el 22,19% (555.812 km2) se encuentra atravesando una sequía moderada, mientras que el 14,39% (360.466 km2) está en una situación de sequía severa, el 7,43% (186.148 km2) y el 1,57% (39.384 km2) en sequía excepcional.
Por último, el 8,9% (222.939 km2) se encuentran en un proceso «anormalmente seco».
Estas cifras se ubica por debajo de lo estipulado por el Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, que en su último informe publicado en diciembre estimó una superficie afectada por la falta de humedad de 1.649.481 km2.
Bajo este panorama, y con la cosecha de trigo apunto de finalizar con una producción de entre 11,5 y 13,4 millones de toneladas según estimaciones privadas y oficiales, lo cual implica una merma en volumen en torno al 50% respecto a la campaña pasada, la atención se centra hoy en los granos gruesos y en su porvenir de la soja y el maíz en este contexto.
Según el último informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), la siembra de soja se encontraba retrasada en 11,7 puntos porcentuales (pp), mientras que la de maíz mostraba un retraso del 7,7 pp.
Asimismo, la totalidad de la oleaginosa implantada mostraba una condición de cultivo de regular a mala del 38%, mientras que en el cereal alcanzaba el 32%, lo que abre un gran signo de interrogación respecto a qué pueda pasar en los próximos meses y de cuánto serán las pérdidas económicas.
Por el momento, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) la producción de granos en la campaña 2022/23 podría alcanzar las 117,7 millones de toneladas, un 12% menor a al ciclo anterior, mientras que las exportaciones en volumen caerían 27% hasta las 45,9 millones de toneladas.
En una entrevista publicada por el periódico Perfil, el ministro de Economía, Sergio Massa, estimó las pérdidas en «u$s 2.300 y US$ 2.900 millones».
No obstante, planteó que «puede pasar que lo que perdemos por volumen lo recuperemos por precio. Y no quiero que digan ‘finalmente se aprovechó de la situación con los precios’. Tengo plena conciencia de que puede pasar que recuperemos por precio lo que perdamos por volumen».
Caída en las exportaciones
Por su parte, la BCR proyectó que la caída por exportaciones se ubicará en u$s 3.900 millones respecto al año pasado, al pasar de los u$s 41.450 millones despachados en 2022 a u$s 37.550 millones para este año.
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Pero, como advirtió la entidad bursátil, las exportaciones efectivas no es lo mismo que liquidación de divisas, ya que la primera «queda registrada como tal cuando la mercadería es embarcada, mientras que la liquidación de divisas son los dólares que los exportadores venden en el Mercado Cambiario (MULC)».
Dicho esto, y teniendo en cuenta la liquidación récord del sector de US$ 44.050 millones en 2022 y el ingreso récord de dólares que se registraron durante las dos ediciones del Programa de Incremento Exportador (PIE) en septiembre y diciembre en torno a los u$s 11.400 millones a modo de adelanto, se prevé que la liquidación se ubique en US$ 33.550 millones, unos US$ 10.700 millones menos, según la BCR.
Bajante del Paraná, otro problema
Mientras la extrema sequía causó la mortandad de miles de cabezas de ganado, pérdidas de cosechas, y dejó secos cauces de arroyos y lagunas en Santa Fe, la pronunciada bajante del río Paraná está causando estragos en la reproducción de especies ictícolas, afirmaron organizaciones ecologistas.
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La prolongada ausencia de lluvias en toda la provincia es una situación de “extrema gravedad”, según lo definió recientemente el ministro de la Producción de Santa Fe, Daniel Costamagna.
Si bien el funcionario admitió no tener cifras precisas sobre la mortandad de animales, estimó que al menos “unas 3 mil cabezas de ganado” ya se perdieron por la extrema sequía en el norte santafesino.
Incluso, Costamagna dijo por la emisora LT10 de Santa Fe, que el escenario “es similar al observado en 2008-2009″ cuando en esa jurisdicción «murieron unos 10 mil bovinos”.
Además, a fines de noviembre último, por las elevadas temperaturas y sequía, productores de soja de primera, del centro y norte provincial, se vieron forzados a paralizar los trabajos de siembra por falta de humedad en los suelos.
“El arroyo del Medio, límite natural entre Santa Fe y Buenos Aires, luce con su cauce seco y lo mismo se observa en las lagunas de El palmar y Cristal, en el departamento Vera, en el norte santafesino”, dijeron a Télam voceros de El Paraná No se Toca.
Fauna del río, afectada
En tanto, la sequía, el intenso calor y la bajante del Paraná “también están causando estragos en la fauna ictícola del río”, reveló a Télam Pablo Cantador, de la organización ecologista rosarina El Paraná No se Toca.
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“La reproducción de sábalos que se advirtió cuando repuntó el río Paraná, en diciembre 2022, “ahora se perdió al secarse también lagunas y arroyos”.
No obstante, Cantador señaló que “a diferencia del año 2019, cuando se advertía una mortandad de peces grande, ahora se ven peces chicos de reproducción (alevines), que se están muriendo”.
“Así como entró el agua y repuntó el Paraná, hace apenas dos meses, también ingresó gente con redes y armas de fuego, matando y diezmando la fauna del lugar. Así lo confirman testimonios de lugareños”, subrayó el ecologista rosarino.
Para Cantador, un especialista en el tema fauna, “hubo una explosión de vida en el río allá por diciembre del año pasado, pero ahora con el retroceso del agua por la sequía, el panorama es preocupante”.
“Hemos observado una importante mortandad de sabalitos de entre 5 y 7 centímetros, hay otras especies también, pero siempre monitoreamos el sábalo, porque es la pirámide de la cadena alimenticia del resto de las especies”, explicó.
Y amplió: “La mayoría de las especies ictícolas comen en diferentes etapas al sábalo, de cuando son alevines hasta ejemplar adulto. Por eso es una especie a proteger, porque si desaparece el sábalo, desaparecen los restantes peces”, aseguró.
En forma coincidente con Cantador, desde la otra orilla del Paraná, el ambientalista Javier Núñez, de la ciudad de Victoria (Entre Ríos), dijo a Télam que “se observa una importante mortandad de peces por la bajante del río”.
“Pero, además, tenemos otro problema que nos perjudica que es la falta de dragado de las bocas de entrada de riachos y lagunas. Por eso los peces quedan atrapados en charcos calientes y sin oxígeno, para morir de a miles”, sentenció.
Por último, Núñez le sumó otro factor que agrava la situación: “Son los terraplenes ilegales, que tampoco dejan pasar el agua hacia las islas. Están todos denunciados pero la justicia, bien gracias”, concluyó.