Advierten que la sequía podría derrumbar el ingreso de dólares a la Argentina
Se trata de dólares que dejarán de ingresar al país durante el 2023 por el impacto que tendrá este fenómeno natural en la producción de granos de maíz y soja.
“Se viene la noche”, sostiene un informe privado elaborado para analizar las consecuencias que “La Niña” causará en la economía argentina.
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Según el trabajo, el efecto climático provocará una merma de ingresos por u$s6.600 millones durante el 2023.
Es decir, todo ese dinero dejará de ingresar a las arcas del país debido al impacto que, según indican profesionales meteorológicos, tiene el nombre real de “El Niño-Oscilación del Sur (ENOS)” y que tiene tres fases posibles como son “El Niño”, “La Niña” y “fase neutra”.
Se trata de un fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera que tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo.
Cuando el Océano Pacifico ecuatorial se calienta o enfría, la atmósfera cambia su circulación ya que se modifica el intercambio de calor y de humedad que hay entre ellos.
Además, es uno de los patrones más importantes de la variabilidad climática interanual, que incluye modificaciones de la circulación de la atmósfera y que pueden durar desde varios meses a pocos años.
“El Niño” y “La Niña” son los componentes oceánicos, mientras que la Oscilación del Sur es el componente atmosférico, y ambos dan origen al término El Niño/Oscilación del Sur.
Efectos sobre Argentina
Los efectos de esta oscilación sobre la Argentina son diversos y varían dependiendo de la fase, la región y la época del año. En particular, durante la primavera y verano el noreste argentino tiende a registrar precipitaciones superiores a las normales durante una fase El Niño mientras que durante la fase de La Niña misma zona tiende a registrar precipitaciones por debajo de lo normal.
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Tiene una periodicidad irregular ya que usualmente ocurre cada dos a siete años, y se declara una fase “El Niño” o “La Niña” cuando las temperaturas del mar en el Pacífico oriental tropical aumentan o disminuyen 0,5°C por encima o por debajo del promedio durante varios meses consecutivos (cinco trimestres).
En el caso de “La Niña” tuvo su apogeo en diciembre pasado y la primera quincena de enero, con un escenario climático que tuvo su etapa crítica, con rasgos extremos de calor y sequía por el calentamiento del océano Atlántico y los persistentes vientos polares que contribuyeron a reducir la entrada de humedad, al contraponerse a la circulación tropical.
Sus efectos económicos y monetarios son una mala noticia para el Gobierno, que viene encarando una serie de medidas para el campo con el objetivo de sumar divisas extranjeras a las alicaídas arcas del Tesoro nacional y del Banco Central.
Por lo menos así surge del documento elaborado por el ingeniero agrónomo Néstor Roulet, productor agropecuario de la zona de Canals; ex vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas y ex secretario de Agregado de Valor durante la gestión de Mauricio Macri.
“El país tendrá una importante merma de ingresos de dólares por el efecto del evento climático que causará una menor producción de granos de maíz y soja”, sostiene el experto en su trabajo, el cual basó en tres variables: agua útil del perfil (AU); duración del evento y fecha de siembra.
En el primer caso, se observa un déficit prácticamente en todas las zonas agrícolas del país que trae como consecuencia que por más que llueva a partir de ahora, solo habrá aguas en capa arable, ya que la recuperación de agua útil en la napa es casi imposible para el primer cuatrimestre del 2023, descartando la posibilidad de la influencia de napa para los cultivos.
En el segundo caso vinculado a la duración del evento niña, el Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad (IRI, International Research Institute for Climate and Society) de la Universidad de Columbia estima que hay una probabilidad del 75% de que La Niña siga presente durante los meses de diciembre, enero y febrero.
“Esto traería como consecuencia que tampoco la capa arable va a tener agua suficiente para los desarrollos normales de los cultivos”, establece el informe.
Estado de “estress”
Con respecto a la fecha de siembra o fisiología vegetal, el trabajo estima como “muy probable” que parte de la intención de siembra del maíz no se cumpla.
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Según agrega el documento “en caso de hacerse en muchas zonas con heladas tempranas a partir de marzo, van directamente al fracaso por la duración del ciclo biológico de la mayoría de los híbridos disponibles y no hay tanto semilla de maíz precoz en el mercado como para cubrir una gran área de maíz tardío”.
De manera aleatoria, el informe elaborado por Roulet sostiene que se sembró solo un 30 % de la intención de siembra del maíz temprano y destaca que “lo sembrado está en un estado de estrés muy importante”.
En el caso de soja cuyo umbral de siembra es más amplio, advierte que en la medida que se atrasa la siembra se perderá potencial de rinde.
Con respecto al cultivo de maíz, el paper calcula una menor siembra del cultivo (5 %) a la estimada en su momento por la Bolsa de comercio de Rosario en agosto de 2022.
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“Hay que recordar que los informes de avance de siembra en noviembre de 2022 para maíz temprano, fueron realmente malos, ya que solo se había implantado un 30 % del mismo”, añade el trabajo.
Además estima que “con esta área que probablemente se siembre de maíz (con una tendencia hacia la baja) y considerando que el evento “Niña” produciría una merma de rendimiento de un 20 %, podemos asegurar las toneladas a producir de este grano para el año 2023, lo que nos resulta una merma de producción de 15 millones de toneladas”.
En cuanto a los menores ingresos de dólares por la baja de producción de maíz y soja en el 2023 y en base a los números de producción tanto para el maíz como para la soja, el documento anticipa que el país tendrá una merma de ingreso de dólares por el efecto del evento climático “Niña” de u$s6.600 millones.