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Consumo

Por qué está en peligro “la hora del té”, según la FAO

El té es la infusión más consumida en todo el mundo y la segunda bebida favorita de los seres humanos después del agua.

Según el Comité Internacional del Té, el consumo mundial de esta infusión supera los 6 mil millones de kilogramos al año. Con un promedio de tres gramos por taza, esto equivale a más de 5 mil millones de tazas diarias en todo el mundo, lo que supera ampliamente las 2 mil millones de tazas de café que se consumen cada día.

El té, en sus diversas variedades como negro y verde, se disfruta en el desayuno, en reuniones acompañando platos dulces y salados por la tarde, para relajarse al llegar a casa, cuando uno se siente enfermo, bien caliente para combatir el frío, o como una bebida refrescante en una calurosa tarde de verano.

Originario de la planta Camellia sinensis, el té es la infusión más consumida a nivel mundial y la segunda bebida más popular después del agua. Aunque se cree que el cultivo del té comenzó en el noreste de la India, el norte de Myanmar y el sudoeste de China, el lugar exacto de su origen sigue siendo desconocido. En China, se tiene constancia de su consumo desde hace al menos 5000 años.

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Cómo se vincula el cambio climático con el consumo del té

Según el Informe del Grupo de Trabajo sobre Cambio Climático del Grupo Intergubernamental sobre el Té de la FAO, el cambio climático representa una amenaza actual y futura para la producción mundial de té.

Actualmente, la industria del té ya enfrenta desafíos en términos de producción y sostenibilidad. Un informe de Ethical Tea Partnership señala que para 2050 “la capacidad óptima de las regiones productoras de té en Kenia, Sri Lanka y China se reducirá en un 26,2 %, 14 % y 4,7 %, respectivamente, y para 2070 la capacidad en Sri Lanka disminuirá en casi un 30 %”.

El cambio climático trae consigo numerosos desafíos, como lluvias impredecibles, deslizamientos de tierra, sequías más intensas, un aumento en la cantidad de plagas, fluctuaciones de temperatura y una reducción de las áreas de producción. Estos impactos no son futuros; el clima extremo ya se está experimentando hoy, como explican desesperadamente los científicos del IPCC, indicando que el cambio climático ya está aquí y ahora.

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Podrá el té sobrevivir a la crisis climáticas

En las zonas de Yunnan, una provincia en el sudoeste de China, que tradicionalmente cultivan hojas de té, pronto dejarán de ser aptas para este cultivo. Según el fabricante de té Chen Chongmu y el científico agrícola Li Xin, quienes fueron invitados recientes al podcast Road to Tomorrow y explican desde Greenpeace, los árboles de té son particularmente sensibles a los cambios de temperatura.

Algunas partes de Yunnan pueden perder el clima adecuado que las ha convertido en centros de producción de té. En contrapartida, se identifican algunas regiones de Shandong, en el noreste, como potenciales nuevas zonas de cultivo de té. Sin embargo, la naturaleza cambiante del clima hace difícil evaluar esto de manera confiable.

Cómo es la producción del té

La producción de té, a menudo en monocultivos a gran escala, depende en gran medida de fertilizantes y pesticidas, que pueden dañar a los trabajadores, el medioambiente y los suelos, además de contribuir al cambio climático.

Una vez recolectadas las hojas de té, estas deben pasar por varias etapas de procesamiento, incluyendo el marchitamiento y el secado, procesos que consumen mucha energía y a menudo utilizan grandes cantidades de madera o combustibles fósiles como el carbón.

Esto resulta, por un lado, en grandes emisiones de CO2, y además tiene potencial de una “deforestación oculta” para quemar madera, según expertos como Rachel Cracknell, líder de medio ambiente y clima de Ethical Tea Partnership.

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El té también tiene otros impactos negativos. Un estudio publicado en la revista Nature señala que la falta de equipo de protección personal y la exposición a pesticidas en las granjas es común en algunas regiones del mundo. Las consecuencias, plasmadas en un estudio publicado en Science Direct, presentan serios problemas de salud para los trabajadores, muchos de los cuales son mujeres, incluyendo problemas respiratorios y cutáneos causados por los pesticidas.

Asimismo, el uso excesivo de productos químicos puede afectar la vida silvestre. Por ejemplo, en el Parque Nacional Kibale de Uganda, los estudios muestran que especies como los primates en peligro de extinción pueden estar expuestas a un cóctel de pesticidas y retardantes de llama. Los investigadores están analizando los detalles de estos impactos.

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Fecha de publicación: 21/05, 4:31 pm