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Las razones por las cuales el maíz argentino tiene la menor huella de carbono del mundo

Fernando Vilella, el experto de la FAUBA, explicó los pormenores del informe en el que quedó reflejado que el maíz argentino tiene un impacto ambiental bajo.

A partir de las nuevas reglamentaciones, sobre todo, a nivel global, la producción agrícola hace hincapié en la necesidad de reducir la huella de carbono en la producción y poner el énfasis en producir en zonas libres de deforestación desde 2025.

Con respecto al caso del maíz en Argentina, que en la última década superó en volumen cosechado a la soja, existen interrogantes sobre sus eventuales impacto en el ambiente. 

En concreto, y en base a las normas globales, el mundo quiere saber cuál es la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que se emiten al producirlo.

En ese sentido, un trabajo elaborado por el INTA y el INTI ubicó al maíz argentino al tope de productores a nivel mundial con menor huella de carbono del cereal, a partir de dos pautas de manejo clave: la siembra directa y el menor uso de fertilización nitrogenada. Para ello, Fernando Vilella, director del Programa de Bioeconomía de la FAUBA, analizó estas dos variables. 

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Con respecto a la siembra directa, Vilella explicó que su impacto ambiental es reducido porque requiere utilizar menos litros de gasoil que las labranzas tradicionales.

En general, la huella de carbono del maíz argentino es 1.246 kg de CO2 equivalente/ha; si se compara con el promedio mundial, que es 2.950 kg de CO2 equivalente/ha, es un 58% menos.

“Estamos un 27% por debajo de Estados Unidos, un 52% debajo de Brasil, un 57% debajo de China y un 48% debajo de Canadá. Son valores muy promisorios”, remarcó Vilella.

Respecto al uso de gasoil, el informe demostró que en la campaña 2021/22, la huella de las labores del maíz en Argentina fue 0,019 kg de dióxido de carbono (CO2) equivalente por hectárea.

El segundo factor es el bajo empleo de fertilización nitrogenada en este cultivo. En el ciclo maicero 2021/22, la huella de carbono de la fertilización nitrogenada en el cereal fue de 0,058 kilos de CO2 equivalente por hectárea.

Si bien el porcentaje es muy bueno, Villela advirtió que las tasas de fertilización de los productores argentinos no permiten reponer los nutrientes extraídos del suelo.

Por último, y según la mirada de Vilella, Argentina debería generar una estrategia para posicionar a la agroindustria como una marca país, a partir de que lo generado en los sistemas productivos locales es amigable con el medioambiente.

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Fecha de publicación: 01/11, 10:33 am