Acusan al holding de Eduardo Elsztain de deforestar tierras similares al tamaño de Madrid
Según un reporte de la organización Global Witness, el holding contribuyó a deforestar 170.000 hectáreas, lo que equivale a 30 millones de vuelos trasatlánticos.
En la actualidad, Cresud es uno de los grupos agropecuarios más importantes de la Argentina, que se dedica principalmente a la producción de granos, oleaginosas, caña de azúcar y ganadería, además de participar en el negocio inmobiliario a través de su subsidiaria IRSA.
Se trata de un holding fundado y controlado por el empresario Eduardo Elsztain, uno de los hombres más ricos de la Argentina, con una fortuna estimada en los u$s5.000 millones, de acuerdo al ranking global de la revista norteamericana Forbes.
Con Cresud, el empresario también opera en otros países, además de la Argentina, como Brasil, Paraguay y Bolivia, donde posee campos que, por lo general, replican el modelo agropecuario que utiliza en el mercado doméstico.
El grupo, que consolida sus balances anuales entre julio y julio de cada año, acaba de informar a la Comisión Nacional de Valores (CNV), los resultados de sus primeros nueve meses de ese período finalizado en marzo pasado, reportando ingresos consolidados que disminuyeron un 2,2%, mientras que el EBITDA Ajustado lo hizo en un 28,1%, comparado con el mismo lapso del ejercicio 2024.
Es más, el EBITDA ajustado de los segmentos que conforman el negocio agropecuario fue de $31.072 millones y el del negocio de propiedades urbanas e inversiones (a través de IRSA), de $156.380 millones, evidenciando el mayor peso que en el resultado global tienen las operaciones de sus centros comerciales y edificios de vivienda y corporativos.
En ese sentido, el resultado neto de Cresud arrojó una ganancia de $57.895 millones, contra una de $39.987 millones en el mismo período de 2024, pero apalancada precisamente por las operaciones inmobiliarias y por una menor pérdida por cambios en el valor razonable de las inversiones del negocio de propiedades urbanas e inversiones a través de IRSA.
Variación negativa
De todos modos, su portfolio bajo manejo estuvo compuesto por 728.112 hectáreas, de las cuales 304.257 son productivas y 423.855 son reservas de tierras distribuidas en los cuatro países de la región donde opera, aunque el resultado del segmento Producción Agropecuaria pasó de una ganancia de $21.365 millones del 2024 a una de $10.579 millones, mostrando una caída de alrededor del 50% en el nivel de rentabilidad.
Del mismo modo, la actividad de granos de Cresud presentó una variación negativa de $30.270 millones, luego de haber ganado $25.929 millones durante el período de nueve meses del ejercicio del 2024 a una pérdida de $4.341 millones en estos meses del 2025.
De acuerdo al documento que Cresud envió a la CNV, este rojo se debió a varios factores como una pérdida en el resultado por tenencia en Argentina, por una performance de precios por debajo de la evolución de la inflación, principalmente en soja, maíz y trigo.
Para compensar en parte esta mala performance de su segmento agropecuario, Cresud debió vender parte de la estancia «Los Pozos» en Argentina y su subsidiaria BrasilAgro hizo lo mismo con la estancia «Alto Taquari», contribuyendo a los ingresos de la empresa.
Millonarios préstamos
Pero a los malos registros que el holding muestra en estos primeros nueve meses de su balance anual, se le suman fuertes críticas por sus supuestas responsabilidades en el proceso de deforestación de la región.
Por lo menos así surge del último informe elaborado por Global Witness, una organización de investigación que expone cómo las empresas que alimentan la crisis climática se benefician de la destrucción y apoya a las personas que luchan para defender sus comunidades y sus derechos.
En el reporte recientemente difundido, asegura que el holding de Elsztain recibió alrededor de u$s1.300 millones del Banco Santander para expandir sus negocios durante las últimas dos décadas, a pesar de la adopción en 2018 por parte de la entidad española de una política para «limitar» la deforestación, y el establecimiento en 2021 de un objetivo de deforestación neta cero.
Según Global Witness, Cresud contribuyó a deforestar 170.000 hectáreas en sus campos desde inicios de este siglo, magnitud que la organización compara con el tamaño de Madrid, la capital española.
“Las probables emisiones procedentes de esta deforestación, en algunos de los bosques con mayor biodiversidad y más ricos en carbono del mundo, equivale a un estimado de 30 millones de vuelos trasatlánticos”, agrega el reporte.
La entidad defensora del cambio climático también acusa a Cresud y a su filial, BrasilAgro, de “estar implicadas en varias controversias relacionadas con los medios de vida de los pueblos indígenas en América del Sur”.
Modelo empresarial
Sin embargo, el informe de Global Witness revela ciertas contradicciones ya que, a pesar de estas acusaciones, el grupo ha obtenido certificaciones de sostenibilidad para dos de sus estancias y también ha dejado claro su deseo de acceder al mercado de créditos de carbono con el objetivo de recibir pagos por los bosques restantes en sus propiedades.
El informe destaca además el “extraordinario crecimiento” y el “éxito financiero” que ha logrado Cresud desde su fundación ya que “más de 30 años después, la empresa recauda cerca de u$s1.400 millones por concepto de ingresos”.
Se recuerda también que, en el 2005, abrió su filial brasileña con el objetivo de expandir el modelo empresarial argentino y que en todos los países donde opera su proyecto comercial pasa por operar campos que se puedan comprar y vender, enfrentando la volatilidad y encargándose de estabilizar el negocio para cerrar alguna operación y volver a comenzar en tierras que se usan para el cultivo de soja, trigo, girasol y para ganadería.
Para Global Witness, este éxito financiero “va dejando detrás una estela de destrucción, y reconociendo el riesgo significativo que implican leyes medioambientales más fuertes ya que podrían dañar su modelo empresarial y poner en riesgo ganancias futuras”.
De acuerdo a un análisis satelital de Global Witness. “los bosques que ha deforestado ha deforestado Cresud incluyen las regiones del Chaco en Argentina y Paraguay, el Chiquitano en Bolivia y el Cerrado en Brasil, que constituyen una de las zonas con mayor biodiversidad y carbono del mundo y son el hogar de numerosos pueblos indígenas y comunidades locales”.
De todos modos, la organización aclara que su documento solo se basa en el estudio de la deforestación en propiedades actualmente en manos del grupo de Elsztain, lo que significa que las verdaderas cifras de deforestación pudieran ser muy superiores si se suman las hectáreas ya vendidas a otras empresas.
El documento también aclara que ni Cresud ni BrasilAgro respondieron a las múltiples solicitudes de comentarios de Global Witness pero recuerda que en el 2021 y ante acusaciones similares, desde la filial brasileña aseguraron “llevar a cabo el negocio implementando las mejores prácticas de gobernanza empresarial y en consonancia con la legislación pertinente”.