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En 2024

El desafío empresarial: sostenibilidad y rentabilidad, en el centro del debate mundial

Si bien ser amigables con el ambiente es un tema casi sin discusión, la aplicación de estrategias que conjuguen con las comerciales y la necesidad de obtener crédito para financiar el cambio climático divide al mundo corporativo.

En los últimos años, la sustentabilidad se transformó en un tema central en el mundo empresarial, en donde muchos ejecutivos se preguntan si este mecanismo de mejora productiva para no dañar el medioambiente puede ir de la mano con la rentabilidad necesaria para sostener las operaciones.

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Algunos creen que ganancias y sostenibilidad no son compatibles, pero otros insisten en que, a medida que los desafíos ambientales y sociales se vuelven más evidentes, ser sustentable no es solo una responsabilidad ética, sino también un factor clave para ser rentables a largo plazo.

En el último Foro de Davos se habló sobre el hecho de ser sustentable no es solo una responsabilidad ética, sino también un factor clave para ser rentables a largo plazo.

De hecho, en el último Foro de Davos llevado a cabo a mediados de enero, se trató de un tema analizado en varios paneles y que también fue parte de varios informes presentados durante el tradicional evento que intentaron explorar la relación entre la sostenibilidad y la rentabilidad a largo plazo y cómo las empresas pueden beneficiarse al integrar prácticas sostenibles en su modelo de negocio.

Por caso, un trabajo firmado por Miguel Martín Luna, CEO de ESG Innova Group, entiende que históricamente, la rentabilidad empresarial se ha medido principalmente en términos de ganancias financieras a corto plazo, pero advierte que cada vez más evidencia sugiere que las empresas sostenibles pueden generar un mejor rendimiento económico en el largo plazo.

El trabajo enumera varias razones clave para respaldar esa afirmación:

  • 1) Eficiencia operativa: mayor eficiencia en los procesos y operaciones de una empresa. La optimización del uso de recursos, como el agua y la energía, no solo reduce los costos, sino que también minimiza el impacto ambiental. Además, la implementación de tecnologías limpias y procesos de producción más eficientes puede aumentar la productividad y mejorar la calidad de los productos y servicios.
  • 2) Gestión de riesgos: el cambio climático, la escasez de recursos naturales y los conflictos laborales, pueden tener impactos significativos en la cadena de suministro y en la reputación de una empresa. Por tanto, al anticipar y abordar estos riesgos, se pueden evitar costos adicionales y proteger su marca.
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La sustentabilidad se transformó en un tema central en el mundo empresarial.
  • 3) Innovación y diferenciación: Las empresas que adoptan enfoques sostenibles suelen ser pioneras en el desarrollo de nuevos productos y servicios que satisfacen las necesidades cambiantes de los consumidores conscientes. Los consumidores están dispuestos a apoyar y pagar más por productos y servicios sostenibles.
  • 4) Acceso a mercados y capital: Cada vez más, los inversores y los consumidores están buscando empresas con sólidos principios de sostenibilidad.

Integrar las estrategias

Según el informe de ESG Innova Group, deben establecer metas y objetivos claros de sostenibilidad que estén alineados con la visión y misión de la empresa ya que, al integrarla en la toma de decisiones estratégicas, pueden garantizar que los aspectos ambientales, sociales y de gobierno corporativo sean considerados en todas las actividades empresariales.

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“No solo se trata de ser ambientalmente responsable, sino también de optimizar los recursos y mejorar la eficiencia operativa”, afirma el trabajo que destaca a la vez la posibilidad de que las empresas puedan identificar áreas donde las prácticas sostenibles generan ahorros de costos a través de la reducción del consumo de energía, agua o materias primas.

De hecho, agrega que “al combinar iniciativas de sostenibilidad con programas de eficiencia operativa, las empresas pueden lograr un equilibrio entre sostenibilidad y rentabilidad”.

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La optimización del uso de recursos, como el agua y la energía, no solo reduce los costos, sino que también minimiza el impacto ambiental.

Al mismo tiempo, se reclama cierto equilibrio entre ambos objetivos que requiere la colaboración de diferentes partes interesadas como proveedores, clientes, organizaciones no gubernamentales y otras empresas para abordar desafíos comunes y buscar soluciones conjuntas.

Según el paper, “las empresas deben comprender que la sostenibilidad no es solo una obligación ética, sino también una oportunidad para generar valor a largo plazo, integrándola a la estrategia empresarial y adoptando un enfoque de mejora continua que permita encontrar el equilibrio adecuado para impulsar tanto su rentabilidad como su impacto sostenible”.

Motor de cambio

De igual modo, un informe de Accenture sobre el mismo tema señala que las exigencias de los stakeholders son cada vez más puntuales, las normativas se endurecen y el valor se traslada a nuevos mercados sostenibles y advierte que, aun así y de conocer su potencial, los ejecutivos creen que la rentabilidad puede verse afectada.

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El informe elaborado por la consultora junto al Foro Económico Mundial, denominado “Acelerando la transformación sostenible: Romper el mito para generar más valor”, entrevistó a más de 140 miembros de las comunidades de Jóvenes Líderes Mundiales y Global Shaper, y a un grupo de 280 altos ejecutivos de grandes empresas.

Los resultados del trabajo reflejan que justificar la integración del impacto medioambiental y social en la toma de decisiones corporativas resulta difícil, “provocando que la sostenibilidad con frecuencia se quede ‘estancada’ en ciertos segmentos de la organización, y no se incorpore de forma intencionada y sistemática.

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Un informe de Accenture sobre el mismo tema señala que las exigencias de los stakeholders son cada vez más puntuales.

Para Sofía Vago, CEO de Accenture Argentina, “los líderes de la próxima generación identifican cinco obstáculos que impiden la integración de la sostenibilidad como son la complejidad, costo, practicidad, fiabilidad y rapidez”.

De acuerdo a la encuesta, un 70% de los ejecutivos coincide con los futuros líderes, mientras que otro 67% cree que las normas tradicionales de toma de decisiones, como la reducción de costos y los rendimientos trimestrales, son aún esenciales.

En ese escenario, a las empresas les resulta más difícil y caro aportar valor a partir del statu quo, pero les preocupa que la integración de la sostenibilidad tarde en ofrecer beneficios, si es que los ofrece.

Nuevas capacidades

Aun así, muchas empresas están apostando por la sostenibilidad si se tiene en cuenta que el 63% de los directores generales consultados por Accenture está lanzando nuevos productos y servicios sostenibles, y el 43% está llevando adelante una transformación hacia modelos de negocio circulares.

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Por eso, Vago reclama a las empresas que “empiecen por construir un núcleo digital sólido, un proceso continuo en la nube para incorporar nuevas tecnologías a través de tres capas interoperables: infraestructura y seguridad, datos e IA y, aplicaciones y plataformas. En combinación con una robusta estrategia de talento, este núcleo digital puede desencadenar un nuevo conjunto de capacidades basadas en la tecnología.

Infraestructura y seguridad, datos e IA y, aplicaciones y plataformas, clave para crecer de manera sostenible.

Para la ejecutiva, estas capacidades pueden mitigar el miedo al fracaso y acortar el tiempo de creación de valor, disipar las preocupaciones sobre la velocidad y la fiabilidad y, respaldar la viabilidad financiera de la búsqueda de la sostenibilidad.

Según el documento de Accenture, a medida que la viabilidad financiera se vuelve cada vez más dependiente del impacto social y medioambiental, la necesidad de operar de forma más sostenible se convierte en un motor clave de las estrategias de reinvención empresarial.

Mecanismo justo y sostenible

Pero, mientras las empresas intentan analizar y encontrar fórmulas que les permitan ganar dinero apostando a mejorar su perfil ambiental y reducir la huella de carbono sin perder rentabilidad, otro documento presentado en el Foro de Davos profundiza sobre las necesidades de tener acceso al crédito para lograr esos objetivos.

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Se trata del informe titulado “Economía del cambio climático en América Latina y el Caribe 2023: Necesidades de financiamiento y herramientas de política para la transición hacia economías bajas en carbono y resilientes al clima” que fue dado a conocer por el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, durante la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) que se realizó en la ciudad de Dubái (Emiratos Árabes Unidos).

El paper destaca las necesidades de financiamiento climático para países como la Argentina y los del resto de América Latina y el Caribe en su lucha contra el calentamiento global.

El documento presenta las tendencias actuales de las emisiones regionales, los compromisos de acción climática y las estimaciones de inversión requerida para cumplir con las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (CNDs), además de establecer lineamientos a seguir en la búsqueda para alcanzar un desarrollo inclusivo, sostenible y justo para la región.

El informe “Economía del cambio climático en América Latina y el Caribe 2023: Necesidades de financiamiento y herramientas de política para la transición hacia economías bajas en carbono y resilientes al clima”, se presentó en la COP28.

Fue presentado por la máxima autoridad de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) durante el evento paralelo de la COP28 “Cooperación económica entre España y América Latina para el financiamiento climático”.

En ese contexto, Salazar-Xirinachs estimó que “el cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo ya que el costo de la inacción supera el costo de la acción, además de aprender que estos impactos son no lineales, y exponenciales, y que el calentamiento global exacerbará los efectos negativos de los fenómenos meteorológicos extremos”.

El informe muestra que, para 2030, la pérdida de productividad laboral debida al estrés térmico podría alcanzar el 10% en algunos países, lo que afectaría directamente al potencial de crecimiento de la región, además de destacar la importancia del financiamiento en sectores económicos claves como el cambio de uso de suelo, agricultura, ganadería y silvicultura que a nivel regional representan el 58% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

A pesar de lo anterior, actualmente el crédito está dirigido principalmente a la mitigación en desmedro de la adaptación y las acciones transversales. Así, en 2020 el 89% del financiamiento climático global estuvo destinado a mitigación, un 8% a adaptación y sólo un 3% a acciones transversales.

“América Latina y el Caribe está profundamente comprometida con la acción climática: se fijó el objetivo de reducir emisiones entre 24% y el 29% para 2030, respecto a un escenario sin cambios. Pero para ello la tasa de descarbonización de la región (0,9%) tendría que ser cuatro veces más rápida”, advirtió el Secretario Ejecutivo de la CEPAL.

Invertir en acción climática

Según el estudio, cumplir con los compromisos de acción climática requiere una inversión de entre 3,7% y 4,9% del PIB regional por año hasta 2030. A modo de comparación, en 2020 el financiamiento climático en América Latina y el Caribe fue de solo 0,5% del PIB regional.

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Por lo tanto, cerrar la brecha de financiamiento climático requiere aumentar la movilización de recursos nacionales e internacionales entre siete y 10 veces, señaló Salazar-Xirinachs.

Según el estudio, cumplir con los compromisos de acción climática requiere una inversión de entre 3,7% y 4,9% del PIB regional por año hasta 2030.

“La inversión en la acción climática puede reportar beneficios no solo medioambientales, sino también económicos y sociales, ya que los niveles de inversión y financiación de las medidas de mitigación y adaptación supondrán un importante impulso para el crecimiento, el empleo y el desarrollo social”, enfatizó el líder de la CEPAL.

En cuanto a las recomendaciones, el documento también destaca la necesidad de coordinar las políticas y alinear el sistema financiero para canalizar los flujos de inversión hacia actividades productivas que impulsen los sectores que son los motores de la economía, con vistas a lograr un desarrollo más productivo, más inclusivo y más sostenible.

En este sentido, se indica que los países de la región deben intensificar y escalar sus políticas de desarrollo productivo y se reitera que la CEPAL ha identificado varios sectores dinamizadores, áreas de oportunidad para el crecimiento económico y la colaboración, entre los que se encuentran la transición energética, electromovilidad, la economía circular, bioeconomía, industria farmacéutica y de implementos médicos, los servicios modernos (digitales) y la economía del cuidado, entre otras.

Fecha de publicación: 31/01, 9:27 am