Una importante ciudad legalizó el compostaje de cuerpos humanos
Se realiza durante un mes en containers. Por qué es un método que contamina menos, qué tienen de distinto al de “acuamación” y cuánto sale.
Son varias las ciudades que se sumaron a ofrecer servicios fúnebres más sustentables y amigables con el medioambiente. Como esta bicicleta eléctrica fúnebre, una tendencia eco-friendly que busca imponerse en Francia, el proceso de “acuamación”, alternativa más ecológica que la cremación, hasta el compostaje de cuerpos humanos a través de diferentes métodos.
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En este sentido, una importante ciudad del mundo se sumó a la ¿moda? de compostar los cuerpos humanos y fomentar así una alternativa más ecológica que un entierro o cremación, que emiten más dióxido de carbono son uno de los principales contribuyentes al cambio climático.
Se trata del estado de Nueva York, que se convirtió así en el sexto de los Estados Unidos en permitir el “compostaje humano”, que permite convertir al cuerpo en tierra tras la muerte. En 2019, Washington fue el primer estado de EE.UU. en legalizarlo, luego seguido por Colorado, Oregón, Vermont y California siguieron su ejemplo.
Según trascendió el también es conocido como una “reducción orgánica natural” dicha práctica, que hace que un cuerpo se descomponga durante varias semanas, después de haber sido encerrado en un contenedor.
Cómo se realiza el compostaje humano
No se lleva a cabo en un cementerio típico sino que el proceso ocurre en edificios especiales. Así, a diferencia de los entierros tradicionales, la descomposición ocurre encima de la tierra: el cuerpo se coloca en un recipiente cerrado junto con materiales seleccionados, como astillas de madera, alfalfa y paja, y se descompone gradualmente bajo la acción de los microbios.
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Tras un período de alrededor de un mes, y un proceso de calentamiento para eliminar cualquier posible infección, los cuerpos reciben la tierra resultante. Esto se puede usar para plantar flores, vegetales o árboles. Se aseguró que dicho servicio puede ahorrar una tonelada de carbono en comparación con una cremación o un entierro tradicional.
Los entierros tradicionales con ataúd también consumen madera, tierra y otros recursos naturales. Además, aquellos que defienden el compostaje humano dicen que no solo es una opción más amigable con el ambiente, sino también más práctica en ciudades donde el espacio para cementerios es limitado e incluso afirman que el precio es similar a lo que sería un entierro convencional.
En este sentido, según el sitio DailyMail, el proceso de cremación cuesta entre u$s 2.000 a u$s 4.000 en promedio en Estados Unidos. En tanto, los entierros tradicionales cuestan entre u$s 7.000 y u$s 12.000.
En este sentido, remarcaron que el servicio de compostaje humano comienza en u$s7.000, es decir, unos $1.250.568 pesos (si tomamos la cotización oficial del dólar de este miércoles, u$s1=$178,65)
¿Y la acuamación?
El término viene de “aquamación” en inglés y permite deshacer un cadáver de forma ecológica en tres horas. Si bien desde FundéuRAE sostienen que es mejor hablar de “cremación con agua”, no “aquamación”, lo cierto es que todo alude a un tipo de cremación que puede reemplazarse por cremación con agua o hidrólisis alcalina.
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¿Cómo funciona? En Interesting Engineering explican cómo es este procedimiento: “El cadáver se pone en el interior de un recipiente presurizado lleno de una mezcla de agua e hidróxido de potasio y posteriormente se calienta a temperaturas entre 90 y hasta 150 °C, para evitar que hierva. A medida que se incrementa la presión, la solución alcalina rompe suavemente la materia orgánica durante varias horas”.
Y continúan: “El proceso licua todos los tejidos del organismo a excepción de los huesos, que se secan en un horno, se reducen a polvo y son entregados a los seres queridos en una urna. El volumen de cenizas duplica al del horno crematorio convencional”.
Si bien deja un 32% más de restos orgánicos en comparación con la cremación, la huella ecológica de la acuamación es mucho menor: según Bio-Response Solutions, empresa estadounidense especializada en este procedimiento, “no se emiten gases de efecto invernadero nocivos y se emplea un 90% de energía que con la cremación”.