El cambio climático, entre las 5 “megatendencias” que afectan al crecimiento económico de los países
La crisis climática es una tendencia que está transformando al mundo de manera acelerada. Qué identificó la empresa de auditoría PwC.
El cambio climático es una de las cinco “megatendencias” globales que identifica un estudio de la firma PwC como de alcance global y a largo plazo, que afectarían a todos y que han transformado al mundo a una velocidad más rápida de la prevista.
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Según el documento de esta multinacional de auditoría y consultoría, mientras la humanidad busca reducir las emisiones de carbono, los niveles en la atmósfera están empeorando, las temperaturas y los fenómenos meteorológicos se vuelven extremos y más frecuentes.
“Las consecuencias que trae a las personas son variadas, pero pueden resumirse en pérdida de hogares, aumento del costo de la vida y también riesgos sanitarios”, agrega el informe recientemente publicado.
Por otro lado, anticipa que las empresas deberán enfrentar efectos negativos, inseguridad de los recursos y aumento de los costos e interrupción de la cadena de suministro por lo que deberán esforzarse en crear empleo mediante inversiones en tecnología climática.
En tanto, los Estados afrontarán riesgos de crisis financieras, amenazas para la seguridad alimentaria mundial y las exportaciones agrícolas, migración masiva y nuevas dependencias económicas.
De hecho, en febrero pasado varios gobiernos aprobaron un importante informe de la ONU sobre cambio climático, luego de acordar algunos puntos en una disputa entre países ricos y pobres sobre las emisiones máximas permitidas y la ayuda financiera a las naciones vulnerables.
El reporte realizado por cientos de eminencias científicas de todo el mundo bajo el nombre de Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) tiene como objetivo destilar una vasta cantidad de investigaciones hechas desde el acuerdo climático de París forjado en 2015.
Una de las conclusiones del reporte es que los gobiernos entiendan que queda poco tiempo para que el mundo logre su meta de reducir el calentamiento atmosférico en 1,5 grados centígrados (2,7 Fahrenheit), con respecto a la era preindustrial.
Si bien las temperaturas globales ya han aumentado en 1,1 grados centígrados desde el siglo XIX, la meta de 1,5 grados es posible si se efectúan recortes de las emisiones rápidas y profundas en todos los sectores de la economía mundial.
En el caso de la Argentina una encuesta de Greenpeace advierte que el 90% de las personas considera que el país está muy afectado por la crisis climática, evidenciando una de las preocupaciones de la comunidad en relación al cambio climático y a la industria de los combustibles fósiles.
Quizá en base a los resultados de este tipo de encuestas el Gobierno viene encarando una serie de acciones para mitigar los efectos del cambio climático en la economía.
Un ejemplo es la reciente creación de una nueva forma de empleo para mitigar el cambio climático llamada “empleo verde” que ayuda a generar una producción más sustentable; reducir el impacto ambiental de las empresas y de los sectores económicos; aumentar la eficiencia del consumo de energía, materias primas y agua; descarbonizar la economía, minimizar los residuos y la contaminación, y restaurar los ecosistemas.
De acuerdo a la definición de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el concepto resume la transformación lugares de trabajo, empresas y mercados laborales en una economía sostenible y de bajo carbono, que ofrezca oportunidades de empleo decente para todos.
Carrera contrarreloj
Volviendo al estudio de PwC, las otras cuatro tendencias globales que están afectando el comportamiento mundial las identifica como la disrupción tecnológica; cambios demográficos o mundo fracturado; conflictos geopolíticos e inestabilidad social.
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El estudio examina esos hallazgos para comprender cómo han cambiado el mundo, qué futuro pueden crear estas tendencias en el 2030, cómo pueden desenvolverse y qué desafíos plantearán a la humanidad.
“La mayor parte del mundo reconoce ahora la gravedad de la crisis climática y aumentan su cuota de producción de energía renovable, en paralelo cada vez más organizaciones buscan compromisos de emisión neta cero. Pero la transición hacia una economía neutra en carbono no será fácil, por lo tanto, el mundo está en una carrera contrarreloj”, advierte el documento de PwC.
En el caso de la disrupción tecnológica, la firma entiende que la tecnología transforma la manera de relacionarse con el mundo y cambia la manera en la que se entiende la humanidad.
Por un lado permite una gran creación de valor, pero también trae consecuencias que son y serán cada vez más difíciles de mitigar. “Frente a este panorama, los individuos deberán aumentar sus capacidades de forma significativa a la vez que se esperan interrupciones masivas de trabajo, pérdida de privacidad, aumento de la desinformación y crecientes problemas de salud mental”, asegura el paper.
Por su parte, estima que en las organizaciones habrá diferenciación competitiva, concentración de poder, desajuste entre las competencias necesarias y las disponibles y aumento del riesgo cibernético.
Los Estados, en cambio, enfrentarán presión para mitigar las consecuencias imprevistas de la tecnología y cambio de las dependencias económicas, entre otras.
Al respecto, Martín Barbafina, socio de PwC Argentina a cargo de Marketing y Comunicaciones, sostiene que “si bien la tecnología está produciendo un impacto positivo en todos los niveles de la sociedad y desempeñará un papel fundamental en la solución de algunos de los desafíos a los que se enfrenta el mundo, si no se presta la debida atención a estas consecuencias antes de que aparezcan, hay altas probabilidades que las implicancias negativas de la tecnología superen a las positivas”.
En cuanto a los cambios demográficos, el informe asegura que la edad promedio está aumentando en todo el mundo, pero en cada país a un ritmo diferente, lo cual provoca la ruptura de los sistemas de seguridad social y la falta de fuerza de trabajo en áreas críticas. “Algunos países enfrentan altos niveles de desempleo y debilitamiento de las economías debido a la emigración de los ciudadanos y a la presión sobre las redes de contención social”, agrega PwC.
En este contexto, destaca que las empresas deben lidiar con cambios en los patrones de consumo, conflictos en el trabajo y muchas veces con falta de personal calificado.
Los Estados, por su parte, enfrentan migraciones masivas, polarización social, falla de los sistemas de bienestar y la erosión de la base impositiva. Para abordar estos desafíos el trabajo de PwC asegura que se necesita una migración justa y destaca que los países con un promedio de edad baja deberán centrarse en crear economías locales prósperas, para lo cual necesitan la ayuda de las economías sólidas.
Mundo fracturado
Otro de los aspectos que analiza el trabajo se vincula con la competencia de los Estados por tener cada vez mayor influencia global, lo cual, advierte, termina por fracturar el mundo y volverlo multimodal.
“El resto de los países se alinea en torno a ellos, mientras que algunas naciones actúan como factores desestabilizadores. Como respuesta, cada vez más los países miran hacia adentro, dando prioridad a su resiliencia nacional y a su futura localización”, advierte.
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En este sentido, destaca que la disminución de la seguridad personal debido a los conflictos, la agudización de las preocupaciones locales, pérdida de libertades y el aumento de las violaciones a los derechos humanos serán las consecuencias que los ciudadanos deberán enfrentar.
Las empresas, por su parte, tendrán dificultad para hacer negocios en un mundo de normas y reglamentos contradictorios, mientras que al interior de los países aumentarán los conflictos internacionales, la inseguridad y la migración y habrá regiones desestabilizadas por el auge de agentes subnacionales.
Para hacer frente a ello, PwC propone que las naciones trabajen juntas para desarrollar una nueva base de colaboración internacional y para rediseñar o crear nuevos mecanismos multilaterales que correspondan a las necesidades de un mundo en evolución.
De igual modo, advierte que la presión masiva resultante de la polarización social y económica, los trastornos demográficos y la erosión de la confianza traen como consecuencia un mayor malestar social.
En este contexto, las posibilidades de movilidad ascendente disminuyen, aumentando así el descontento. Para PwC, las empresas deben conciliar necesidades divergentes dentro de su staff y tienen mayor responsabilidad para atender las necesidades de los empleados, mientras que, en los países, se erosiona la clase media, aumentado así la pobreza mundial y el riesgo real de inestabilidad política como consecuencia del deterioro de las instituciones y el aumento del escepticismo.
“Es así como la interacción entre estas megatendencias se hace especialmente difícil de abordar. Cada una de ellas está agudizando los desafíos sociales a los que se enfrenta el mundo y la magnitud de estos desafíos trae consigo la dificultad de que la sociedad pueda combatir los efectos del cambio climático, la disrupción tecnológica, los cambios demográficos, la fracturación mundial y la inestabilidad social”, resume el trabajo.
De hecho, para Barbafina, “en los últimos años, las cuestiones sociales han pasado a ser prioritarias fruto del incremento de la disparidad económica, de la polarización social y política y de la creciente falta de confianza de los ciudadanos en las instituciones. Si nos adelantamos a estos problemas y se toma la delantera sobre cómo hacer negocios de forma positiva, las empresas no sólo ejercitarán su conciencia moral, sino que también obtendrán niveles récord de beneficios”.
Por esos motivos, el informe aconseja a los líderes corporativos a comenzar por reimaginar el lugar de su empresa en el mundo, mirando más allá de la cartera actual de negocios y productos para determinar qué valor creará su organización y para quién. “Tal reinvención a menudo implica decisiones difíciles sobre lo que no se debe hacer”, agrega PwC, que está presente en 152 países con más de 328.000 empleados.