Es economista, recorrió el mundo en bici y hoy asesora a productores para hacer agricultura regenerativa

Nacido y criado en la Patagonia, Pablo Borrelli dejó por primera vez su Río Gallegos natal a los 17 años para estudiar Economía en la Universidad de Buenos Aires. Antes de terminar la carrera se fue un año a cultivar frutas en Nueva Zelanda. Al volver trabajó dos años en una compañía aérea y armó la mochila otra vez, dispuesto a dar la vuelta al mundo en bicicleta.

//Mirá también: Qatar 2022: el motivo “ecofriendly” por el cuál no deberías coleccionar el álbum de figuritas del Mundial

De 2012 hasta 2015 recorrió pedaleando casi todo África, llegó hasta la India, y luego voló hasta California. Allí se encontró con su hermano y regresaron juntos “recorriendo América Latina, vendiendo artesanías y mandando mails desde los cibercafés”, recuerda Borrelli. Esa experiencia, que reflejó en su blog “ViajaréLiviano”, cambió su mirada sobre el mundo y el trabajo. “Tuve una crisis de propósito. No quería volver a trabajar en relación de dependencia ni hacerlo solo por plata”, cuenta.

Regresó a la Patagonia, a trabajar con su padre, quien es agrónomo y fundador de la empresa Ovis21, dedicada al manejo holístico del campo y la regeneración de pastizales. “Allí me puse en contacto con el mundo de las empresas B, al que quise ingresar con un proyecto propio”, cuenta. Este fue el origen de Ruuts, una compañía que asesora y acompaña a productores agropecuarios en el cambio desde un sistema de producción de alimentos extractivo y lineal, hacia un modelo regenerativo y holístico, capturando emisiones y participando en el mercado de créditos de carbono.

“Los suelos son reservorios de carbono, que hoy está siendo liberado a la atmósfera por su mal manejo, y por la erosión hídrica. Esto significa más carbono en la atmósfera, suelos menos fértiles e incapaces de retener agua, menos biodiversidad y menos producción de alimentos. Pero lo que es un problema en el aire es una solución en la tierra. Si cambiamos las prácticas podemos capturar carbono y devolverlo al suelo”, afirma Borrelli.

Y destaca: “Esto permitiría ayudar a estabilizar el clima al mismo tiempo que mejoraría la seguridad alimentaria y las condiciones de vida para millones de especies”.

Producir regenerando

La compañía desarrolló una plataforma para conectar a compañías que necesitan compensar su huella ambiental, con productores que generan créditos de carbono a partir de la regeneración de suelos. Una de las formas de hacerlo es a través de la ganadería regenerativa, en la que los animales son alimentados con pasturas naturales, en lugar de hacerlo en establos o feedlots.

//Mirá también: Este referente del café mundial obtuvo la certificación como Empresa B

“Nos apalancamos en el conocimiento de Ovis 21 para asesorarlos en este cambio. De este modo pueden generar bonos de carbono y negociarlos en el mercado local o internacional. Ese es nuestro modelo de negocios, que nos permite generar ingresos, no ganancias, porque somos una empresa B y buscamos un triple impacto que más allá de lo económico, busca efectos positivos en lo social y ambiental”, destaca el fundador de Ruuts.

Actualmente trabajan en la compañía ocho personas. Más de 300 productores de Argentina y Uruguay están participando en el proyecto, y numerosas empresas, como Naranja X, del grupo Galicia, que necesitan reducir y compensar sus emisiones de carbono, financian esa reconversión a partir de la compra anticipada de “unidades de regeneración” que luego son verificadas por Ruuts y convertidas en créditos de carbono.

La verificación y certificación se realizan a partir de la evaluación inicial de los productores, según una serie de indicadores ambientales, y su comparación con los resultados una vez aplicadas las técnicas de manejo regenerativo de suelos.

“Para evitar el greenwashing, es importante primero reducir lo más posible la huella de carbono, y luego compensar”, apunta Borrelli. “Queremos poner en regeneración 10 millones de hectáreas en los próximos 5 años en Latinoamérica, removiendo de la atmósfera al menos 20 millones de toneladas de CO2 equivalentes, con la participación de dos mil productores”, añade.

Y concluye: “Tenemos un propósito y es el de acelerar un cambio de paradigma en la producción de alimentos a través de un incentivo para que los productores empiecen a regenerar la tierra”.