Qué riesgos podrían complicar el liderazgo argentino como productor de litio
Un documento de la Cepal identifica problemas de naturaleza tecnológica y geopolítica que generan incertidumbre sobre el futuro de esta industria.
Como parte de sus políticas económicas de mediano y largo plazo y de redefinición del esquema productivo, el gobierno del Frente de Todos viene impulsando cada vez más el desarrollo del litio como factor clave a la hora de generar nuevas inversiones y convertir a la Argentina en uno de los principales players de esta industria.
El objetivo apunta a encarar el desarrollo de baterías para autos, dispositivos móviles como celulares, tablets y laptops, y transformar a este mineral en un factor clave en la fabricación de sistemas de almacenamiento de energía más eficientes, limpios y ligeros.
Hace unos meses, la automotriz alemana BMW se asoció con la minera norteamericana para asegurarse la provisión de baterías de litio desde el proyecto que la firma tiene en Catamarca. Proyecto que apuntala la decisión del Gobierno de intervenir en la llamada “guerra del litio” que disputan también Chile y Bolivia, en una especie de triángulo de competencia por las millonarias inversiones que han convertido al litio en el “oro blanco” de la nueva era.
Pero el negocio suma competidores como compañías de Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Corea del Sur, Italia y China por la explotación de este mineral valioso para la elaboración de baterías que servirán de herramienta para el desarrollo de los autos eléctricos en el país.
A través de un reciente informe difundido por el Ministerio de Desarrollo Productivo se asegura que el litio “representa una gran oportunidad para el desarrollo de energías renovables y la movilidad sustentable a nivel mundial”, y se asegura que la Argentina puede tener un rol estratégico en este escenario global.
En este sentido, se reitera que el país se ubica tercero entre los productores mundiales de litio y que es también la tercera reserva del mundo, “característica que lo transforma en un destino muy atractivo para concretar inversiones”.
Según la Secretaría de Minería del Ministerio de Desarrollo Productivo, en Argentina hay dos minas de litio en operación, una en construcción y 17 proyectos avanzados que en total poseen recursos por 93 millones de toneladas.
Si bien los 10 de mayor escala suman el 86% de los recursos que se identificaron, una vez avanzados los proyectos que actualmente se encuentran en investigación se estima que se pueden llegar a extraer 350.000 toneladas anuales.
El informe de Desarrollo Productivo también destaca que las inversiones acumuladas entre el 2017 y el 2020 totalizaron u$s1.118 millones y que el empleo se ha duplicado en los últimos tres años, registrándose en junio del año pasado 1.474 empleos directos y casi 3.000 indirectos.
Sin embargo, un reciente informe internacional revela que, aunque esta posición de fortaleza esté asegurada en el corto y mediano plazo, existen ciertas incertidumbres de naturaleza tecnológica y geopolítica, que ponen en riesgo el liderazgo tanto de la Argentina como de Chile y Bolivia.
Se trata de un documento elaborado por la Cepal sobre el futuro del triángulo del litio y las redes globales de producción de baterías de ion de litio con el propósito de contribuir a una mejor comprensión sobre las implicancias que el funcionamiento de dichas redes tiene sobre las economías argentina, la chilena y la boliviana.
En el caso argentino, la Cepal detalla que se caracteriza por su apertura y capacidad para atraer a empresas del exterior para la explotación del litio. Pero advierte que el marco normativo que regula la actividad en el país cuenta con herramientas limitadas para promover la creación de capacidades locales, más allá de las funciones operativas de producción.
“Por lo tanto, los procesos más intensivos en conocimiento son desarrollados comúnmente por las casas matrices que, en algunos casos, montan sus plantas piloto o realizan ensayos de laboratorio en el exterior”, agrega.
Sin embargo, resalta la cantidad de actores del sistema de ciencia, tecnología e innovación argentino que trabajan sobre el sector del litio, que son más numerosos que en los países de la región.
De acuerdo a un relevamiento llevado a cabo en el 2019, Argentina cuenta con 75 líneas de investigación distribuidas en alrededor de 40 centros o institutos que trabajan en torno al litio. La agenda de investigación, aun cuando sus recursos son limitados, es nutrida y abierta a una amplia variedad de temas.
A pesar de ello, la Cepal advierte que su interacción con el sector privado es marginal como consecuencia de una combinación de factores, entre los que se incluyen las preferencias de las empresas extranjeras que operan el sector, así como las limitaciones propias del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación para coordinar una agenda de investigación y vinculación, y los escasos incentivos que tienen los investigadores y el sector privado para vincularse entre sí.
Por esos motivos, el primer objetivo específico planteado por el documento es analizar el impacto de la estructura y las dinámicas que se desenvuelven sobre estas redes sobre la producción de compuestos, que es la principal actividad que desarrollan estos países en la actualidad.
Cadena de valor sustentable
El informe advierte que los países promotores de la electromovilidad se están orientando al desarrollo de una cadena de valor cada vez más sustentable que supone, entre otras cosas, la intención de obtener una porción cada vez mayor de los insumos de baterías a partir de su reciclaje.
Esto se ha presentado de manera explícita en el proyecto de directiva europea sobre baterías, en diciembre del 2020, así como también en el Plan de Desarrollo Industrial para Vehículos de Nuevas Energías (2021-2035) presentado por China.
El avance del reciclaje de baterías permitiría reducir la dependencia de los países productores del abastecimiento externo de ciertos materiales críticos, entre los que se encuentra el litio.
De manera adicional, la Cepal entiende que las tres regiones productoras de vehículos eléctricos y celdas de baterías aspiran a desarrollar operaciones en depósitos de litio en sus propios territorios a pesar de que los costos de extracción sean mayores a los de los salares, porque entienden que esa decisión contribuye al objetivo de reducir la dependencia de fuentes externas.
“Esto se ha convertido en un tema estratégico para los gobiernos de estos países, que apoyan con subsidios distintos proyectos de desarrollo de las tecnologías necesarias para lograr este objetivo”, detalla el informe de la Cepal en el cual se estima que si bien Argentina y el resto de los países del triángulo del litio podrían mantener una renta extraordinaria gracias a sus menores costos de explotación, la diversificación de fuentes disminuiría la importancia estratégica de la región.
Un tercer factor que amenaza el poder de esta región es la posibilidad de que la fabricación de celdas de baterías no utilice litio como insumo, teniendo en cuenta que actualmente existen tecnologías de este tipo en distintos estados de desarrollo como las pilas de combustible de hidrógeno o las baterías de sodio-azufre que en los últimos años han logrado desarrollos significativos que las posicionan como potenciales reemplazos.
“Por lo tanto, la actual situación de fortaleza de los países productores de litio puede derivar en cierta vulnerabilidad en un plazo más largo”, anticipa la Cepal.
Ante dicho escenario, el organismo propone a los gobiernos de Argentina, Chile y Bolivia abordar dos objetivos:
- Examinar las oportunidades y obstáculos que enfrentan para lograr una mayor localización de funciones y operaciones productivas en distintos segmentos de las redes globales de producción.
- Analizar las políticas públicas para el desarrollo de capacidades tecnológicas y su potencial para mejorar la posición de esta región al interior de las redes globales de producción.
- Si bien para la Cepal, ambas cuestiones son independientes, se encuentran profundamente interrelacionadas si se tiene en cuenta que los países del triángulo buscan, a través de distintos modos, lograr un mejor posicionamiento y le han asignado gran importancia a las actividades, aspirando a localizar la producción de celdas y baterías. La fundamentación de esta visión es que, contando con una dotación abundante de un recurso que es considerado crítico para gran parte del mundo por su importancia en la electromovilidad, el papel de la región no puede limitarse a su exportación sin avanzar en un mayor nivel de procesamiento local.
- “Lo que se ha mostrado en el informe es que el avance hacia segmentos aguas abajo enfrenta grandes obstáculos, que ninguna estrategia debería desconocer”, señala el trabajo.
- En primer lugar, identifica un obstáculo de naturaleza tecno-productiva debido a la brecha que existe entre el costo de los compuestos de litio y el de la celda lo que se explica, entre otras cosas, por el costo de otros insumos, por el conocimiento necesario para montar una planta y por la capacidad de comercializar en el mercado. Los obstáculos tecno-productivos se profundizan, además, cuando se trata de celdas destinadas al segmento automotriz, donde los estándares de eficiencia y calidad son más elevados que en otros usos posibles de las baterías.
- Además, el presupuesto —público y privado— disponible para apoyar emprendimientos vinculados al desarrollo de una cadena local es mucho menor que en otras naciones más desarrolladas.
Mercado reducido
Otro obstáculo que enfrenta la Argentina y sus socios es la falta de un mercado local de electromovilidad y de energías renovables a gran escala.
El reducido tamaño de los mercados nacionales de vehículos eléctricos, así como la falta de perspectivas para la producción a gran escala en el futuro cercano, no parecen indicar que esta restricción fuera a levantase en el corto plazo.
“Las estrategias tecno-productivas en Chile y Bolivia están orientadas a generar esa ventaja competitiva, ya sea a través del control directo del recurso o del establecimiento de una cuota a precio preferencial para quienes localicen actividades en el país. En Argentina, en cambio, el marco normativo que regula el litio no permite generar este tipo de ventajas. Por lo tanto, cualquier empresa que aspire a procesar compuestos de litio localmente deberá comprarlo en el mercado o lograr el apoyo de alguna provincia productora que pueda negociar una cuota”, destaca la Cepal en su informe.
Agrega que un aspecto menos explorado por las políticas públicas ha sido la posibilidad de fortalecer las capacidades tecnológicas y productivas en segmentos aguas arriba. Con la excepción de Bolivia, donde el control estatal se extiende a lo largo de toda la cadena de producción, Argentina y Chile han mantenido sobre este tipo de actividades una postura principalmente de naturaleza regulatoria.
Para el organismo internacional, esta posición pierde de vista no solo algunas de las oportunidades que presenta este segmento sino también un conjunto de necesidades que no son atendidas.
En primer lugar, una característica de las actividades de explotación de litio es que se encuentran directamente bajo la órbita regulatoria de los países donde se encuentran los depósitos, lo que brinda a los gobiernos competencias para ajustar el sistema normativo en virtud del tipo de estrategia que se adopte en relación con el recurso.
En segundo lugar, hay un conjunto de actividades, vinculadas a la explotación del litio, que necesariamente se deben desarrollar en localidades cercanas a los yacimientos para el desarrollo de una estrategia de eslabonamientos productivos que debería partir de actividades que ya se desarrollan.
“La producción de celdas de baterías o vehículos eléctricos como negocios independientes de la dotación de reservas de litio, tal como es el caso de la mayor parte de los casos relevados en el informe, no es un eslabonamiento que emerja de las condiciones que presenta la explotación del recurso”, asegura la Cepal.
Un tercer factor que justificaría dedicar más esfuerzos al desarrollo del segmento aguas arriba es que la capacidad de los países de la región para mejorar las condiciones de generación de renta está ligada a la mejora en los productos y los procesos de explotación de los salares. Es decir, a la innovación tecnológica.
En este sentido, el informe asegura que Argentina y Chile exportan el carbonato de litio a un precio promedio que se encuentra por debajo del que prevalece en el mercado mundial. En el caso argentino, el organismo sostiene que se debe en parte a que entre sus exportaciones hay productos que no alcanzan la calidad de grado batería. Más aún, en el 2020, el país llegó a exportar salmuera sin procesar y la tecnología utilizada actualmente no ha experimentado avances significativos desde hace décadas.
Para la Cepal por lo tanto, son varios los desafíos pendientes en este terreno como el desarrollo de métodos de explotación que permitan recuperar de manera eficiente otros elementos presentes en los salares o producir hidróxido de litio sin necesidad de pasar por carbonato de litio.
Otro avance importante sería el desarrollo de técnicas no evaporíticas para la concentración de litio, punto que se vincula estrechamente a los problemas de carácter territorial por la contribución que innovaciones de este tipo podrían hacer para morigerar los conflictos en relación con el problema del agua.
El documento señala que “este tipo de innovaciones en el segmento aguas arriba no solo mejoraría las condiciones de producción en el triángulo del litio, sino que potencialmente podría traducirse en desarrollo de proveedores o en exportaciones de servicios hacia nuevos países productores”.
El informe se ha planteado un cuarto objetivo orientado a identificar oportunidades y desafíos para la colaboración entre los países del triángulo del litio, con el propósito de mejorar las condiciones para la creación de valor, la captura de renta y la diversificación productiva a nivel subregional o regional.
La cooperación transfronteriza potenciaría la posición relativa de los países del triángulo, creando condiciones para un mayor protagonismo.
El intercambio de conocimientos y experiencias podría redundar en beneficios para los tres países si logran, por ejemplo, identificar temas específicos para los cuales una plataforma de alcance regional ofrezca una escala de intervención más adecuada.
Por eso la Cepal propone cuatro áreas: cooperación científica; precio de los compuestos de litio; desarrollo de un mercado regional de electromovilidad, y gobernanza del recurso.
En todos los casos, estima deseable que las propuestas no las decidan los gobiernos sino que sean el resultado de procesos que involucren a todos los actores involucrados.
Del mismo modo, el financiamiento de los instrumentos debería incluir fuentes públicas, privadas, así como también de organismos internacional