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Impacto ecológico

Qué es desplastificar y por qué es la acción urgente que la Tierra necesita para frenar la contaminación ambiental

Por ejemplo, en 2022, se confirmó que en Argentina se generan más de 11 millones de toneladas de plástico y solo un 9,6% fue tratado de manera responsable.

En las últimas dos décadas, la producción de plástico global se duplicó, llegando en 2019 a más de 359 millones de toneladas en ese año. Actualmente, estos números se mantienen e incluso, según la Organización Mundial de la Salud Medio Ambiente, solo el 14% de esos residuos se reciclan. 

Resulta un hecho. Este material está inmerso en muchos de los elementos que consumimos y, por eso, hay que resaltar que su existencia y posterior desecho provoca algunos de los efectos contaminantes más graves del planeta. Por tal motivo, su impacto en el ambiente es cada vez más preocupante.

La desplastificación surge como un fenómeno capaz de eliminar los residuos que deja ese material y que tardan en degradarse cientos de años

Vale mencionar que, desde hace años, surgieron diversas acciones para frenar su uso de inmediato. De hecho, más recientemente comenzó a resonar en nuestro vocabulario la palabra desplastificación, un concepto curioso que quiere poner fin a la era del plástico en pos del bienestar ambiental. Pero, ¿es posible? En Economía Sustentable hablamos sobre esto y brindamos posibles soluciones con referentes en esta temática. 

El plástico descartable: el verdadero enemigo del planeta

En 2021, Eco House Global y Unsplastify se unieron para realizar un estudio sobre el impacto del plástico en el medio ambiente. El objetivo de este documento, según sostiene Clara Molteni, directora del área de consultoría para la sostenibilidad de la asociación civil Eco House Global, es “informar” sobre sus consecuencias, ya que sabiendo más sobre la problemática, resulta más fácil encontrar soluciones.

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En este sentido, a Molteni le parece importante comenzar refiriéndose a la función del plástico como material: “Fue una gran solución en su momento cuando el mundo dependía del uso de marfil, caparazón de tortuga y cuerno de rinoceronte para la producción de materiales e instrumentos. Se dieron revoluciones científicas que generaron muchísimo progreso gracias a este material”.

Sabiendo esto, entonces, es preciso destacar el concepto de plástico “descartable”, a quien Molteni nombra como “el verdadero enemigo del medio ambiente”. “Lo que está mal es que algo que lleva muchísimos recursos para ser producido y para que llegue a nuestras manos, dure unos simples segundos y después sea desechado. Detrás de ese producto hay muchísimos recursos implicados para su producción, en el caso del plástico es un material que proviene del petróleo y que requiere de muchísima agua para su producción”, sostiene. 

En 2019, se duplicó el consumo de plástico global a 359 millones de toneladas ese año

De esta manera, se llega a una de las consecuencias máximas del plástico: su permanencia en el ambiente al ser tratado como un mero desecho cuando en verdad puede reciclarse. Según informa The Nature Conservancy, hacia 2050 habría más de 12 millones de toneladas de plástico dispersados en el planeta, algo que atentaría de lleno con el hábitat de miles de especies, incluyendo la del propio ser humano. Nuestro día a día se vería afectado de manera irreversible. 

Las consecuencias del plástico en el medio ambiente

De acuerdo a informes de Greenpeace, una botella de plástico tarda en degradarse más de 500 años, por tanto, todo ese tiempo permanece en la Tierra perjudicando los ecosistemas tanto terrestres como acuáticos. 

“Este material no es como una banana o una manzana, que cuando caen al suelo, se descomponen por la acción de ciertos organismos y se transforman en elementos básicos naturales y nutrientes. En vez de eso, los plásticos se fotodegradan, es decir, que al entrar en contacto con la luz solar lentamente se degradan en pedacitos muy pequeños conocidos como “microplásticos”, indica Molteni.

Los microplásticos son partículas o piezas casi imperceptibles de aproximadamente 5 milímetros que, como menciona Molteni, permanecen en el planeta tras la degradación de los residuos de plásticos. Los daños al ambiente y a la salud humana son causa de preocupación. “Son un peligro muy grande para la vida terrestre y marina: contaminan el agua, impactan en la reproducción y el sistema inmunológico, puede provocar lesiones o incluso la muerte de las especies”, explica la directora de Eco House.

Una botella de plástico tarda en degradarse más de 500 años

Pero sus efectos también repercuten a nivel social y económico, sobre todo en actividades que tienen que ver con el turismo. Muchas playas de la Argentina y del mundo se han visto afectadas por la presencia de basura marina en sus costas, algo que aleja a los turistas de esos lugares indefectiblemente, solo por nombrar un ejemplo.  

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Es aquí entonces, donde cobra relevancia el término desplastificar y la necesidad de pensar un mundo libre de plástico.

Qué es la desplastificación

Para entender qué es la desplastificación, en primera instancia, habría que dividirla en dos. Primero, en “Des”, prefijo latino que significa “dejar de…” y, por el otro, “plastificación”, que se refiere al proceso de plastificar. No resulta casual la presencia de Unsplastify en este artículo, ya que el término apareció gracias a esta organización fundada por Tati Besada y Rocío González en 2018, que se propone acompañar a jóvenes, gobiernos y empresas a acelerar procesos de desplastificación.

“Desplastificar es la acción progresiva de minimizar el uso de plásticos descartables de manera sistémica a través del re-diseño de operaciones, hábitos y normas. De hecho, Unplastify surge con la misión de minimizar el uso de plásticos descartables en el mundo para combatir la contaminación plástica y regenerar los océanos”, explica Juana Villamil coordinadora del área de activaciones de la organización. 

Ahora es simple comprender lo que propone la desplatificación: “Dejar de plastificar, dejar de consumir paulatinamente plásticos”

Ahora bien, el plástico descartable está presente en casi todo lo que comemos, ya sea un alimento congelado o incluso una bebida; es parte de nuestra vida.  De acuerdo a National Geographic, cada minuto se venden más de un millón de botellas de plástico en el mundo. Entonces si está tan incorporado en nuestra vida ¿es realmente factible dejar de consumirlo?

La respuesta es positiva, pero requiere de un proceso de cambio gradual, comprometido y responsable. “Desplastificar implica re-pensar la manera en que consumimos, explorar nuestra relación con este material, educarnos sobre la temática y elegir mejor. Desplastificar no significa que hay que tirar todas las cosas de plástico que tenemos en casa, implica un cambio en nuestras acciones en pos de ser un consumidor más responsable”, sostiene Molteni.

Los restos de plásticos en playas no solo atentan contra la vida de las especies acuáticas, sino también que desfavorecen la actividad turística

Pero el proceso de desplastificación tiene un antecedente crucial, que ya se ha puesto en marcha y, por fortuna, son cada vez más las personas que comprenden lo importante que son las 3R. Es necesario acompañar ambas acciones para contrarrestar los efectos del plástico.

Las 3R y desplastificar: la importancia de unir ambos procesos

Reducir, reciclar, reutilizar. Tres palabras que ya hemos escuchado a menudo y que son indispensables para cuidar nuestro medio ambiente. Este circuito se empezó a poner en práctica hace algunos años y tuvo como objetivo que el mundo comprendiera lo importante que es diferenciar entre lo que puede considerarse basura y aquello que no. 

Pensemos en Argentina. Hace unas pocas décadas, los tachos y las bolsas reutilizables no existían o, al menos, no tenían la “masividad” de la que hoy gozan. La gran mayoría de las personas se deshacía de sus residuos por igual y no había ningún tipo de separación entre restos orgánicos, papel y plásticos. 

La lucha de diversos organismos ambientales posibilitó que hoy eso sea diferente. De hecho, para Molteni la regla de las 3R, sigue siendo vital para el cambio y es la que permitirá pasar a la desplastificación definitiva en un futuro cercano.

“Hay que repensar en lo que se necesita y lo que no. Empecemos por rechazar los vasitos de plásticos y llevar nuestra propia botella, sigamos con rechazar las bolsas y llevar la nuestra reutilizable, y vamos de a poco convirtiéndonos en expertos. Pensemos siempre en las 3r: reducir, reutilizar y reciclar”, manifiesta. 

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El impacto del plástico en la Argentina

En Argentina se generan más de 11 millones de plásticos cada año

En 2022, el Observatorio de Residuos Peligrosos de las Universidades de Rosario y Buenos Aires, confirmó que en Argentina se generan más de 11 millones de toneladas de plástico y solo un 9,6% fue tratado de manera responsable y teniendo en cuenta sus efectos.

Por otro lado, las empresas también están involucradas en las consecuencias dañinas de este material, ya que solo el 8% de ellas pone en práctica acciones de reciclado y reutilización.

Y siguiendo con números alarmantes, en este caso, brindados por el Gobierno Nacional, en 2019 se constató que en el país cada persona consume entre 40 y 42 kg de plástico por año.

Los residuos de plásticos normalmente terminan en basurales a cielo abierto (en Argentina existen cerca de 5.000) convirtiéndose en un núcleo central de la contaminación por:

  • La producción de gases del efecto invernadero.
  • Degradación del suelo y proliferación de plagas.

Entonces, ¿es suficiente con la reducción y la reutilización del plástico? Lo cierto es que, si bien, hoy los argentinos tenemos mayor responsabilidad ciudadana respecto de cómo consumimos,  de la generación de residuos y de su separación, aún queda mucho camino por andar. Es muy importante apostar, en este sentido, por la economía circular y comprender que no todo es “descartable” tal como dice Molteni. 

Si no se puede dejar de consumir, que es lo que propone la desplastificación, entonces, que se le de un nuevo uso a ese objeto, tal como sucede con muchos emprendimientos sustentables jóvenes como puede ser el caso de Proyecto Mutan, que produce lentes con elementos reciclados. 

Si no se puede desplastificar, hay que reutilizar aquellos elementos a los que pueda dársele otro uso

Ahora bien, la contaminación ha avanzado a pasos agigantados por sobre estas iniciativas y, por tal motivo, darle más valor a la desplastificación hoy resulta indispensable para frenar los efectos perjudiciales en el medio ambiente. 

Efectos del plástico en los océanos

En este punto, resulta importante recordar cómo surgió Unsplastify y qué notó una de sus fundadoras. 

“Tati, una de las fundadoras, cruzó el océano atlántico en un velero durante 6 meses y encontró y analizó muestras de microplásticos en los lugares más remotos del planeta. Se dio cuenta que con reciclar no alcanza, no es suficiente y que la clave está en la PREVENCIÓN. Desde Unplastify trabajamos con evitar los plásticos descartables, NO con el reciclaje”, manifiesta.

Los océanos, de hecho, son los más afectados por la presencia de desechos plásticos. Si bien no pudo determinar cuál es el número concreto, en 2014, se llegó a especular con más de 5.25 billones de piezas.

De acuerdo a Unplastify, los océanos son importantes porque “proporcionan alimento, desarrollo económico, regulan el clima y proveen más del 50% del oxígeno que se respira” y debido a la incesante presencia de plástico en este ecosistema estos acciones cada vez se van a ir reduciendo. 

La desplastificación aparece como una iniciativa necesaria que busca llamar la atención de los habitantes de todo el planeta respecto al daño que produce el plástico descartable.  Está claro que eliminar por completo su uso no se producirá de la noche a la mañana, pero sí es importante ponerse a disposición de nuestro ambiente y cambiar el modo de consumo. 

“Si seguimos eligiendo los productos que están llenos de plástico, si seguimos comprando el zapallo cortado en la bandeja de telgopor envuelto en plástico, se va a seguir haciendo. Si dejamos de consumir esas cosas y empezamos a consumir responsablemente, el mercado no va a tener otra alternativa que evolucionar junto a nuestra conciencia”, dice Molteni.

Tips útiles para desplastificar

Como se decía anteriormente, reducir el consumo de plástico y luego desplastificar no es un proceso sencillo, pero es menester dar un paso hacia adelante y empezar ahora mismo. Estas son algunas de las recomendaciones principales para llevar a cabo: 

  • No tomar bebidas frías o calientes en plástico, tratar de usar una botella o taza reutilizable. 
  • Comprar alimentos a granel para evitar los empaquetados y bolsas de plástico. 
  • Llevar siempre una bolsa reutilizable de tela para hacer cualquier tipo de compra.
  • Utilizar cepillos de bambú para mitigar el impacto ecológico.
  • Dejar de usar tuppers de plástico e ir por envases o recipientes de cristal.

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Fecha de publicación: 01/02, 3:36 pm