Polémica en el sector de biocombustibles: productores de aceite de soja amenazan a Milei
Las empresas advierten que dejarán de operar por la decisión del Gobierno de pisar los precios para el producto que se mezcla con las naftas y el gasoil.
La American Society for Testing and Materials (ASTM), define el Biodiesel como “el éster monoalquílico de cadena larga de ácidos grasos derivados de recursos renovables, como por ejemplo aceites vegetales o grasas animales, para utilizarlos en motores Diesel”.
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Se trata de un combustible que se presenta en estado líquido y se obtiene a partir de recursos renovables como aceites vegetales de soja, colza/canola, girasol, palma y otros, como así también de grasas animales, a través de un proceso denominado transesterificación.
Dicho procedimiento consiste en el mezclado del aceite vegetal o grasas con un alcohol (generalmente Metanol) y un álcali (soda cáustica) que, al cabo de un tiempo de reposo, se separa por decantación el biodiesel de su subproducto glicerol.
Los expertos en el tema aclaran que no contiene petróleo, pero puede ser mezclado en cualquier nivel con diesel del petróleo para crear las mezclas, generalmente llamadas B20 o B5.
Esta última es una mezcla de 5% biodiesel y 95% de diesel de petróleo, mientras que la primera es una mezcla de 20% de biodiesel con 80% de diesel. Sin embargo, el combustible se puede utilizar en cualquier mezcla, incluyendo 100%, aunque la mezcla B20 se considera la mejor para el uso normal en los motores diesel convencionales por los beneficios de la calidad del aire.
Beneficios para el medio ambiente de los biocombustibles
El producto ha demostrado mejorar el funcionamiento de un vehículo con más lubricidad y la reducción de emisiones; que es simple de utilizar; biodegradable; no tóxico, y esencialmente libre de sulfuro y de compuestos aromáticos.
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A partir de estos beneficios, como combustible el biodiesel reduce el monóxido de carbono neto en un 78% comparado al diesel del petróleo, teniendo en cuenta además que el monóxido de carbono lanzado a la atmósfera cuando se quema el biodiesel es reciclado por las plantas en crecimiento, que más tarde se procesan en combustible.
Es por eso que evita las emisiones de partículas finas que se han identificado como un riesgo importante a la salud y que los vehículos accionados por motores diesel son contribuidores perceptiblemente desproporcionados a la contaminación de ese tipo de partículas y de óxidos de nitrógeno en áreas urbanas.
Es así como se considera al biodiesel como el único combustible alternativo que ha pasado en su totalidad los test sobre efectos a la salud del Acta de Aire Limpio, un compromiso global que tiene varios objetivos como proteger y mejorar los recursos aéreos de la nación, fomentando así la salud y el bienestar públicos; establecer programas nacionales de investigación y desarrollo para prevenir y controlar la contaminación del aire.
También busca proporcionar asistencia técnica y financiera a los gobiernos estatales y locales, permitiéndoles establecer e implementar programas de control y contaminación del aire; y promover y ayudar en el desarrollo de programas regionales de control de la contaminación del aire.
Emisiones nulas por este tipo de combustible
En el caso del uso del biodiesel en un motor diesel convencional contribuye a estas premisas ya que resulta en la reducción substancial de hidrocarburos no quemados, monóxido de carbono y partículas de materia en comparación con las emisiones del combustible diesel.
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Además, las emisiones de óxidos y sulfatos (mayores componentes de la lluvia ácida) del biodiesel son esencialmente nulas comparadas con el diesel.
En ese marco, el uso de biodiesel en un motor diesel convencional da lugar a la reducción substancial de hidrocarburos no quemados, monóxido de carbono, y partículas de materia.
Por eso, las emisiones de óxidos de nitrógeno se reducen levemente o aumentan levemente dependiendo del ciclo de servicio de un motor o de los métodos de prueba empleados.
De hecho, una investigación del instituto Southwest sobre un motor de Cummins N14 indica que el escape del biodiesel tiene un impacto menos dañino en la salud humana y asegura que sus emisiones han disminuido los niveles de todos los hidrocarburos aromáticos policíclicos más grandes (PAH) y los compuestos nitratados del PAH fueron reducidos en 75-85 por ciento, según el National Biodiesel Board (NBB).
La investigación científica confirma también que la emisión del biodiesel es menos dañina en la salud que la del diesel del petróleo.
Del crecimiento a la crisis del sector del biocombustible
En el caso de Argentina es un país con una importante difusión de biocombustibles líquidos y un alto porcentaje de biodiesel en gasoil.
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El biodiesel local se produce a partir de aceite de soja, mediante un proceso químico que combina el aceite con alcohol para obtener ésteres metílicos y se ha desarrollado rápidamente durante la última década, convirtiéndose en una actividad muy dinámica de la economía nacional, y en un caso interesante de desarrollo productivo.
Su crecimiento ha sido impulsado por varios motivos como el competitivo complejo oleaginoso, que atrajo importantes inversiones tendientes a incorporar un nuevo eslabón en la cadena productiva.
Su desarrollo inicial fue motivado por una demanda internacional creciente desde mediados de la primera década de los años 2000 cuando varios países, tanto desarrollados como en desarrollo, establecieron políticas que comenzaron a exigir la mezcla de biocombustibles con combustibles fósiles, en un contexto de altos precios del petróleo hasta 2008, de reemplazo de aditivos y de mayor peso por las preocupaciones por las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Otro escenario que contribuyó al desarrollo del biodiesel local fueron los beneficios impositivos que favorecieron la creación de este nuevo eslabón en la cadena oleaginosa durante su etapa de despegue, complementando los derivados de la Ley de promoción, orientada fundamentalmente a construir las bases de un mercado interno de biocombustibles.
El abastecimiento al mercado interno, para cumplir con la tasa de corte obligatoria, y el mercado externo son los dos principales destinos del biodiesel argentino, con diversas proporciones dependiendo del año.
El primero depende del nivel de tasa de corte obligatorio vigente en cada momento y la demanda de diésel sobre el cual se efectúa la mezcla aunque habitualmente se comercializaron en concepto de ventas al corte alrededor de 850.000 tn cada año.
Por su parte el mercado externo se vio atravesado por sanciones aduaneras y fallos internacionales que causaron la veda y reapertura de algunos mercados claves como el norteamericano y europeo, promediando durante la última década un volumen exportado de un millón de toneladas anualmente.
El kirchnerismo también impactado
Sin embargo, en la actualidad y desde hace ya varios años, el sector viene atravesando una profunda crisis que pone en jaque la continuidad de varias empresas productoras.
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Durante el gobierno de Alberto Fernández, las empresas reclamaron ante el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, quien implementó el denominado dólar soja como incentivo para que las cerealeras y los productores vendan sus productos.
En ese momento, y con la liquidación del dólar a $ 230 para los exportadores, el aceite de soja que las multinacionales le proveen a las plantas locales de biocombustible se fue por las nubes y elevó su precio de 850 a 1.100 dólares la tonelada.
También la sequía impactó fuertemente la dinámica del sector durante el año pasado, llevándola a operar con niveles de capacidad ociosa incluso mayores a los observados durante la pandemia.
La industria ingresó en un sedero de estancamiento y retroceso, con recortes constantes en los niveles de producción y capacidad instalada, con una producción que se desaceleró en un promedio del 10% durante los últimos siete años.
Es más, el 2023 cerró con niveles mínimos de producción, utilizando poco menos del 33% de la capacidad instalada en el país.
De igual modo, cayeron las exportaciones a valores mínimos y muy lejanos al millón de toneladas exportadas en el 2012 y el 2018 y un 83% menos que el acumulado hasta julio del 2022.
Industria del biocombustible, en alerta
Esos motivos llevaron a que las plantas de biodiesel que operan en el país insistan en que se encuentran al borde de la quiebra, en especial las que están radicadas en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, entre otras provincias.
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Un escenario diferente al que atraviesan los gigantes multinacionales que monopolizan el complejo agroexportador de granos, oleaginosas y derivados.
Esto, a pesar de que la producción de biocombustible está promocionada hasta 2030 y de que las pymes tengan prioridad en el abastecimiento del mercado local y están beneficiadas con exenciones en el IVA y Ganancias para sus inversiones en bienes de capital y obras de infraestructura.
El preocupante escenario se acaba de profundizar casi de manera simultánea a la decisión del gobierno que encabeza el presidente Javier Milei de aumentar el valor de los biocombustibles con un incremento del 2% en los valores del bioetanol de caña y maíz que se mezclan con las naftas, y del biodiesel, que se utilizan para el corte obligatorio del 12% en la nafta y el gasoil.
La administración libertaria dispuso este retoque el pasado martes 29 de octubre a través de dos resoluciones publicadas en el Boletín Oficial, motivo por el cual se espera que aumenten también los precios de la nafta y gasoil en las estaciones de servicio, tal como ya lo puso en marcha YPF.
Una de las publicaciones de la Secretaría de Energía, dependiente del Ministerio de Economía, elevó a $1.004.562 el precio mínimo de adquisición por tonelada del biodiesel, destinado a la combinación con gasoil, desde los $984.865 previos, representando una suba del 2%.
La segunda norma informó que el valor del bioetanol a base de caña de azúcar se fijó en $670,564 por litro en el caso del adquirido para su mezcla obligatoria con nafta, desde los $657.416, del mes pasado.
De acuerdo a las resoluciones, estos incrementos responden a subsanar los «desfasajes resultantes de su implementación y los costos reales de elaboración de los productos», así como «evitar distorsiones en los valores de los combustibles fósiles en el surtidor». Según el gobierno, las actualizaciones buscan dar estabilidad a la cadena de biocombustibles a la vez que mitigar los impactos en los costos logísticos y de transporte de mercancías, un factor clave tanto para el consumo interno como para la competitividad del país en los mercados internacionales.
Según la Ley 27.640, el biodiesel producido a base de aceite de soja se corta en un 7,5% por cada litro de gasoil y el bioetanol la mezcla obligatoria que tienen que hacer las refinerías es de 12%, que se divide en mitades iguales para el elaborado a base de caña y el producido a base de maíz.
Nada de esto sirvió para frenar la crisis que denuncia un sector de esta industria que hace unos días anunció una paralización de la producción del biodiesel y el peligro de perderse miles de puestos de trabajo.
Inminente parálisis del sector
La voz cantante de estas advertencias las lleva la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustibles (CEPREB), en el marco de un proceso que no es nuevo y que esta organización empresaria viene haciendo público desde hace ya cinco años, por lo menos.
Representantes de estas compañías se muestran preocupados ante lo que consideran una “inminente parálisis del sector” debido a la fijación de precios por debajo de los costos de producción por parte de la Secretaría de Energía.
Es decir, siguen acusando a las autoridades nacionales de turno de no ajustar los incrementos a los costos que, impactados por la inflación creciente, se fueron disparando y no se han podido recuperar, según los empresarios pymes elaboradoras de biodiesel.
Se trata de un sector que produce anualmente alrededor de 900.000 toneladas que son mezcladas de acuerdo a la Ley de Biocombustibles con el diésel de origen de hidrocarburos.
Estas empresas dicen emplear a 2.000 trabajadores y agregar valor en la cadena de industrialización de la soja, además de promover el desarrollo regional, contribuir al cuidado del medioambiente y reemplazar diésel importado por biocombustible de fabricación nacional.
Sin embargo, desde el sector se acusa al gobierno libertario de fijar un precio de comercialización por debajo de los costos de producción impidiendo a las empresas a seguir trabajando y empujándolas a paralizar las operaciones con la consecuente pérdida de puestos de trabajo.
“Ante esta situación advertimos a la secretaría de Energía que hacer caso a las leyes y las resoluciones no es opcional y que todos los funcionarios están obligados a cumplir con sus obligaciones”, señala un documento de la cámara que agrupa a estas pymes.
El informe también sostiene que la resolución 963/2023 fija “de manera clara y precisa el mecanismo por el cual debe fijarse el precio del biodiesel, que registra un atraso que imposibilita seguir trabajando”.
Por eso y si bien dicen entender y compartir la preocupación del gobierno nacional para bajar los índices de inflación, dejan en claro que esta industria no es formadora de precios sino que toman el aceite de soja, que ha subido de manera sostenida en los últimos meses, y lo transforman en biodiesel.
“Esto resulta imposible de hacer si la materia prima tiene un costo mayor que el producto final”, advierten las empresas en su documento, en el cual también señalan que pese a la incesante búsqueda de soluciones “no hemos recibido respuesta alguna por parte de la Secretaría de Energía, por lo cual advertimos que las empresas elaboradoras de biodiesel paralizarán sus operaciones a partir de esta semana”.