Esta Pyme mendocina recicla más de una tonelada de plástico por día y hace postes de madera para los viñedos
Madera Plástica Mendoza nació en 2018 y en la actualidad genera empleo inclusivo y contribuye a preservar el ambiente.
Una Pyme mendocina transforma residuos en postes de madera plástica para el cultivo vitivinícola y así recicla 1.5 toneladas de plástico por día. Madera Plástica Mendoza (MPM) nació en 2018 y en la actualidad genera empleo inclusivo y contribuye a preservar el ambiente.
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“Empezamos a ver con preocupación la cantidad de residuos plásticos que no se reutilizaban. A la par, sabíamos que en la provincia, por la importancia de la industria vitivinícola, se cambian unos 5 millones de postes de madera al año, porque se rompen o se pudren con las nuevas técnicas de cosechas mecánicas”, explicó Leonardo Cano, que co-fundó MPM junto a Pio de Amoriza y Carlos Arce.
Con su consolidación, la empresa logró un doble impacto a nivel ambiental: por un lado, consiguió reciclar residuos de difícil disposición y un solo uso, por el otro, comenzó a colaborar en la reducción de la deforestación. Además, logró reducir los costes de los productores regionales, con frecuencia afectados por coyunturas económicas y climáticas. Hoy, MPM recicla 1.5 toneladas de plástico por día, el equivalente a lo que producen unas 10 mil personas en el mismo plazo.
Economía verde
MPM se trata de un caso paradigmático basado en la economía verde. ¿Qué es? El Programa para el Medio Ambiente (ONU Ambiente) define a la Economía verde como un sistema de actividades económicas relacionadas con la producción, distribución y consumo de bienes y servicios que resulta en un mejor bienestar humano y equidad social, y que reduce de manera significativa los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas.
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Con la idea de impulsar el fortalecimiento de esta perspectiva, la Alianza para la Acción por una Economía verde (PAGE) se propone fomentar el crecimiento económico, crear ingresos y empleos, reducir la pobreza y la desigualdad y fortalecer los fundamentos ecológicos de sus sociedades.
Desde la perspectiva de la OIT, miembro de PAGE, se considera que esta transición debe apuntar necesariamente a encontrar un equilibrio entre los objetivos ambientales, productivos, sociales y laborales. “Una transición que no sea justa e inclusiva tampoco es sostenible, pero con una transición justa e inclusiva, la economía será más productiva, tendremos un medio ambiente más sano, una sociedad más justa”, consideró el Sr. Christoph Ernst, director ad interim de la OIT.
Menos madera, más reciclado
Frente al actual escenario climático, la transición hacia una economía más sustentable se volvió una de las grandes prioridades a nivel mundial. En Argentina, son muchas las empresas y emprendimientos que ya empezaron a recorrer este camino y que hoy generan empleo verde en marcos de producción que buscan reducir el impacto ambiental y producir fuentes de trabajo justas e inclusivas.
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La proyección en el sector es alentadora: según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la transición hacia lo que se conoce como Economía verde podría crear de 15 a 60 millones de puestos de trabajo decentes adicionales en los próximos 20 o 30 años, pudiendo ser considerada una nueva forma de revolución productiva. Acompañar la transición hacia estas formas de producir y consumir es hoy uno de los objetivos centrales de PAGE Argentina, una alianza interagencial de las Naciones Unidas que apoya los esfuerzos de organismos, empresas y organizaciones que promuevan políticas y prácticas en torno a la sostenibilidad.
Diálogo social, la clave
En el desarrollo de MPM, igual que en el de otros proyectos de la Economía verde, fue vital el diálogo social y la cooperación entre el Estado y los actores que componen el mundo productivo en su conjunto. Así, Cano destaca el rol de tres grandes aliados. En primer lugar, los municipios de Mendoza y Junín, que colaboraron con la incubación del proyecto y parte de la infraestructura en la primera etapa.
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Luego, de las cooperativas de recuperadores de residuos, que hicieron posible un mayor alcance de captación de plástico. Finalmente, de la sociedad civil, que colabora de forma activa con el regreso del plástico al sistema productivo a través de Botellas de amor, una asociación que promueve la separación de residuos en los hogares.
“El principio de cooperación mutua es muy importante en la Economía circular, por la responsabilidad que tienen todos los sectores en la producción y el tratamiento de los residuos. Al día de hoy no concebimos una forma de trabajar en nuestra empresa que no sea cooperativa e incluya a todos los sectores de la sociedad de alguna forma”, señaló Cano.
Desde el principio, además de los objetivos productivos y ambientales, MPM tuvo la premisa de trabajar con una perspectiva socialmente inclusiva. “La comunidad en la que estamos insertos fue en la que primero tuvimos impacto. Empezamos a emplear personas de la zona, donde la mayoría trabajaba por temporada en la industria agrícola, pudiendo ofrecerles un trabajo estable, continuo y regularizado”, explicó uno de los co-fundadores de la empresa mendocina.
“En cada rincón de nuestro país y de la región están dadas las condiciones para que emprendimientos como el nuestro se repliquen, en Mendoza el ecosistema es cada vez más grande y está lleno de ideas que apuntan a la sostenibilidad y a aplicar los ODS”, sostiene Cano, en relación a los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por Naciones Unidas.
Y finalizó: “Con el apoyo de todos los sectores se pueden generar proyectos que además de dar una solución a los problemas ambientales, generen empleo digno en sus comunidades”.