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Cómo es el fideicomiso sustentable de Richmond para financiar la Sputnik V en Argentina

La compañía farmacéutica local está estructurando un fideicomiso SVS para levantar u$s 70 millones y construir la planta donde se fabrica localmente la vacuna contra el Covid-19.

El laboratorio argentino Richmond, fundado en 1935 por un farmacéutico inmigrante alemán, arrancó a comienzos de junio la producción de la vacuna Sputnik V en su planta de Pilar.

Este logro fue precedido por el anuncio de la conformación de un fideicomiso financiero SVS (Social, Verde y Sustentable) para financiar con u$s 70 millones el nuevo emprendimiento.

En esta primera etapa, y tras recibir la aprobación de calidad por parte del Instituto Gamaleya, la compañía local comenzó a realizar la formulación, filtrado y envasado de las vacunas. La siguiente instancia consistirá en la producción completa de la Sputnik V en la nueva planta que el laboratorio está construyendo también en Pilar, según detalló Marcelo Figueiras, actual presidente de la compañía, durante la presentación ante inversores desde el Banco de Valores.

Pero ¿qué son los instrumentos de financiación SVS? “Se trata de alternativas de inversión que incluyen criterios ambientales y sociales, y han crecido sostenidamente en los últimos años”, explica el economista y consultor Pablo Cortinez, director del Programa Ejecutivo en Bonos verdes y Finanzas Sostenibles de la UCEMA.

“En el ámbito local, así como ya existían los Bonos Sociales, Verdes y Sostenibles (SVS), recientemente la CNV (Comisión Nacional de Valores) también incluyó instrumentos como los fideicomisos y otros ‘Productos de Inversión Colectiva Sostenibles’”, detalla el experto.

“Es importante resaltar que no se trata de filantropía, sino de financiar proyectos que cumplen con las características de triple impacto (económico, ambiental y social)”, destaca Cortinez.

Los instrumentos SVS otorgan a los inversores la posibilidad de obtener una rentabilidad financiando actividades, proyectos, empresas o sectores que benefician el Ambiente, como las energías renovables (Verdes); otros que apunten a la vivienda accesible, infraestructura básica, salud, trabajo, género (Sociales); y también en los llamados Sostenibles, que son un mix entre proyectos Verdes y Sociales.

De este modo, el mercado de capitales puede contribuir a acelerar la transición hacia una economía baja en carbono y que cumpla con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por Naciones Unidas para 2030.

Con el fideicomiso Sustentable que conformó Laboratorios Richmond va financiar la producción de la Sputnik V en Argentina

Financiación transparente

Para estructurar un fideicomiso SVS, “es clave la transparencia en el destino de los fondos; así como en los criterios de elegibilidad de los proyectos”, comenta Cortinez. Realizar reportes y someterse a revisiones externas es una demanda de los inversionistas para evitar el greenwashing y el socialwashing (prácticas de marketing que simulan beneficios ambientales y sociales).

A nivel global, “los instrumentos SVS vienen creciendo notablemente. Sólo en 2020 se emitieron bonos verdes por u$s 270.000 millones (se triplicaron respecto de 2016). En tanto, los Bonos Sociales y sostenibles fueron un boom a partir de la pandemia y tendrán un rol fundamental en la post-pandemia, acelerando la recuperación de los tejidos sociales y productivos”, vaticina el consultor.

En cuanto a los Bonos Verdes, América Latina concentra un 2% del total (liderado por Brasil y Chile), un porcentaje muy bajo respecto del potencial de la región.

“En Argentina hubo dos emisiones de bonos verdes por parte de provincias en 2017; luego lo hicieron algunos bancos, destinados a energías renovables, y existe una gran posibilidad de hacer nuevas emisiones. Las consultas se están multiplicando, y existen numerosos proyectos a la espera de una mejora en la situación macroeconómica”, apunta el experto.

Fecha de publicación: 25/06, 10:00 am