La argentina que brilla en Nueva York: se mudó a EE.UU. y fue becada por su aporte científico
Es doctora en Química Biológica y dejó el país buscando nuevas oportunidades laborales. "En Argentina las opciones para científicos son limitadas", dice.
Mara De Martino estudió Licenciatura en Biotecnología y Biología Molecular en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata. Luego, trabajó durante 6 años en investigación básica en cáncer de mama en un instituto del CONICET (IBYME) donde realizó su tesis doctoral.
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En 2019 defendió la tesis doctoral y se recibió de Doctora en Química Biológica en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y mientras terminaba su tesis empezó la búsqueda para hacer un posdoctorado en Estados Unidos. “Contactaba gente en congresos, mandaba mails y aplicaba a posiciones abiertas”, cuenta a iProfesional.
Tras esa búsqueda, se fue de Argentina en julio de 2019 a vivir a Nueva York. “El motivo principal fue por mi carrera”, dice. “Buscaba crecimiento profesional, aprender cosas nuevas, perfeccionarme y expandir mis oportunidades laborales, ya que en Argentina las opciones para científicos son limitadas. También quería viajar, probar la experiencia de vivir en otro país, conocer gente y culturas nuevas y mejorar mi calidad de vida”, agrega.
Lo que hizo fue contactar directamente a los investigadores que le interesaban y luego de varias entrevistas, tuvo dos ofertas concretas en Nueva York y eligió el trabajo que sentía que mejor se alineaba con sus intereses profesionales y personales: la investigación en inmunoterapia para tumores de cerebro.
“Estados Unidos es uno de los mejores lugares del mundo para hacer ciencia”, asegura la joven. Y dentro del país, ella priorizó ciudades donde le gustaría vivir y trabajar.
En su caso, la historia empezó antes de mudarse al exterior, porque se fue de Argentina con contrato, visa de trabajo y casa. Tuvo entrevistas virtuales para el trabajo en el que está ahora, le hicieron una oferta, aceptó, le enviaron todos los papeles y firmó el contrato.
“Con estos papeles, tramité la visa y planifiqué el viaje. La universidad donde trabajo tiene un edificio de viviendas para sus empleados (donde pagamos alquiler, pero con un descuento) así que apenas llegué ya tenía un departamento”, narra. Y añade: “Empecé a trabajar inmediatamente y mientras me acomodaba a la nueva ciudad y su cultura”.
Hacer patria en la Gran Manzana
Mara trabaja en un laboratorio de investigación en una universidad (Weill Cornell Medicine) con una posición postdoctoral. “Específicamente hago investigación básica en un tumor de cerebro llamado glioblastoma, que lamentablemente es super agresivo y resistente a muchas de las terapias actuales”, explica. “Estudiamos por qué este tumor es resistente para encontrar nuevas terapias que estimulen el sistema inmune del paciente para que reconozca y ataque al tumor”.
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Gracias a los resultados de su investigación obtuvo un premio de la Fundación del Reino Unido “The Brain Tumour Charity” que va a financiar su proyecto en el laboratorio en los próximos tres años.
“Este financiamiento me va a permitir estudiar en modelos animales y experimentales una nueva terapia para atacar a estos tumores de cerebro, que respondan a las terapias convencionales como la radioterapia y que se active el sistema inmune para que el tumor no vuelva a aparecer”, detalla.
“Estos resultados de investigación básica son fundamentales para diseñar futuros ensayos clínicos que puedan prolongar y mejorar la vida de pacientes con glioblastoma”, afirma.
Según la investigadora, investigar en Estados Unidos es una experiencia muy enriquecedora y gratificante. “Lo mejor es el financiamiento, la infraestructura, el acceso a los últimos avances de la tecnología”, enumera.
“También la diversidad, la colaboración, la multidisciplinariedad y la posibilidad de trabajar con expertos internacionales en el tema y aprender de ellos todos los días”, sigue. “Y una gran ventaja es la velocidad con la que se consiguen los reactivos, y con la que se procesan los experimentos, lo que hace que el ritmo de trabajo sea más acelerado”.
Sin embargo, aunque Estados Unidos es un excelente lugar para investigar, también existen barreras que dificultan hacer una carrera de investigador. “En primer lugar, la competencia, hay muchos científicos talentosos de todo el mundo compitiendo por el financiamiento y por números limitados de puestos en institutos de investigación”, dice Mara.
Segundo, “el costo de vida, al menos en las grandes ciudades como Nueva York, donde se complica vivir bien con un sueldo de investigador científico. Y, por último, las barreras culturales y del idioma, especialmente si no hablas inglés como primera lengua”.
Para Mara, el hecho de ser argentina fue una ventaja que le permitió desarrollarse. “Hemos enfrentado tantos desafíos económicos y políticos, que generamos una gran capacidad de resiliencia y adaptación”, sostiene. “Además, los argentinos somos muy apasionados y comprometidos con el trabajo y esto se valora mucho a la hora de buscar posiciones”.
En el campo de la investigación, reflexiona que “el hecho de enfrentar varias barreras como las limitaciones en financiamiento, brecha de género, acceso limitado a tecnología y publicaciones (muchas veces son pagas), y poder competir o estar a la altura de gente en la misma posición que yo, pero que viene Estados Unidos o países de Europa, demuestra nuestra resiliencia y creatividad para sortear estas dificultades”.
Emigrar, una experiencia emocionante pero un también un desafío
Para ella, emigrar fue la experiencia más emocionante y gratificante de su vida, pero también un desafío enorme que demandó mucho sacrificio y adaptación. “Me gusta pensar que emigrar se siente como si tuviera dos vidas: una en Argentina, donde cada vez que vuelvo siento que está todo intacto: los vínculos, los lugares, las costumbres y se siente como si nunca me hubiera ido”.
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“Y otra, por ahora nueva, en Estados Unidos, con otras personas, otros escenarios y otras rutinas. A veces, por ejemplo, cuando tengo visitas de familiares o amigos de Argentina, esas dos vidas se cruzan y es una sensación muy extraña y linda”.
En cuanto a la profesión, Mara tuvo “un crecimiento invaluable, nuevos enfoques y oportunidades laborales, y la posibilidad de expandir su red de colaboradores y contactos”. Por el lado personal, “lo más importante fue la sensación de libertad, gracias a la diversidad de cuerpos, nacionalidades, culturas e ideologías que se encuentran en Nueva York”, describe. “Aprender cosas nuevas de gente de todo el mundo, todos los días, en el trabajo y en la calle”.
Mara dice extrañar de Argentina la sensación de hogar, de pertenencia, la familia y los amigos, la comida y la cultura. “Lo que no extraño es la inseguridad, no poder caminar tranquila por la calle, el acoso callejero y los mandatos sociales”, remarca.
Pero ella volvería a Argentina. “Me encantaría que Argentina sea el mejor lugar del mundo para vivir y tener mi laboratorio de investigación. Para que eso suceda, tendría que haber un cambio estructural muy grande, haber estabilidad económica y aumentar significativamente la inversión y las oportunidades en ciencia y tecnología”, aclara.
Por último, la joven comparte su visión sobre el desarrollo de la ciencia y la medicina en Argentina. “Los profesionales tienen una educación excelente, están super capacitados, son apasionados y dedicados, pero no son valorados”.
“Lamentablemente, los científicos encontramos muchas barreras a la hora de trabajar en Argentina: sueldos muy bajos, falta de financiamiento, dificultades para importar reactivos y un cuello de botella a la hora de entrar en ‘carrera de investigador’ del CONICET. Esto nos lleva a dos opciones, trabajar en el ámbito privado, lo que implica cambiar totalmente el enfoque, o ir a investigar a otro país”, concluye.
Fuente: iProfesional