Confirman que los agrotóxicos inciden en la salud: por qué las poblaciones rurales tienen más riesgo de padecer cáncer

Un grupo de investigadores argentinos confirmó que la presencia de agrotóxicos en zonas rurales impacta de lleno en la salud. Así ratificó que existe relación entre los agrotóxicos y la posibilidad de tener cáncer.

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El estudio se llevó a cabo en ocho pueblos fumigados de la provincia de Santa Fe e involucró a 27.644 personas. Según explican, los objetivos de los científicos fueron estimar las tasas de incidencia y mortalidad por cáncer en pequeñas localidades rurales argentinas afectadas por los pestisidas agrícolas y comparar estas estimaciones con índices de la población general argentina.

“Nuestros hallazgos sugieren que vivir en pequeños pueblos rurales afectados por aplicaciones AP (plaguicidas agrícolas) cercanas tiene un impacto negativo en la salud, concretamente en los resultados del cáncer. Estos resultados contribuyen a la necesidad de políticas de reducción de pesticidas, especialmente en el entorno de pequeñas poblaciones urbanas”, remarcaron.

El trabajo, “Incidencia de cáncer y tasas de mortalidad en localidades rurales argentinas rodeadas de tierras agrícolas tratadas con plaguicidas”, fue realizado por investigadores del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario (Inssa-UNR) y se publicó Clinical Epidemiology and Global Health.

Lo llevaron a cabo los investigadores Damián Verzeñassi, Alejandro Vallini, Facundo Fernández, Lisandro Ferrazini, Marianela Lasagna, Anahí Sosa y Guillermo Hough.

Así, confirmaron que el porcentaje de muertes por cáncer supera ampliamente a la media nacional. En el caso de la población joven, la mortalidad es 2,5 veces mayor que en el resto del país.

A su vez, detallaron que no todos los AP alcanzan su objetivo, ya sea que el objetivo sea maleza, hongos o insectos: “La presencia de plaguicidas fuera del objetivo se ha detectado en una serie de estudios”. Así detallan que se encontraron en el suelo, en escuelas rurales, en el entorno de un pueblo rural y en lagos profundos”.

A partir de estos estudios, queda claro que los plaguicidas pueden desplazarse a través de diferentes mecanismos más allá de su objetivo y, por lo tanto, llegar a las poblaciones urbanas de los pequeños pueblos rurales. La legislación sobre el uso de plaguicidas en Argentina es generalmente laxa, e incluso donde existe, el control es débil. Este es otro factor que aumenta las derivas hacia las ciudades rurales”, argumentan.

La población más afectada

Los investigadores consideraron tres índices a comparar entre los ocho pueblos elegidos y las cifras generales de Argentina en relación al cáncer: la tasa de incidencia (cantidad de casos), muertes por esta enfermedad cada 100 mil habitantes para el grupo de edad joven (entre 15 y 44 años) y porcentaje de muertes por cáncer en relación a otras causas de fallecimiento para el segmento joven y los grupos de edad avanzada (más de 45 años).

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En este sentido, los índices mostraron valores significativamente más altos para los pueblos expuestos a pesticidas. Sobre los casos, los más detectados se dieron entre las mujeres de esos pueblos fue de 63 y en varones, los diagnósticos fueron 43. En total se contabilizaron 106 casos en las ocho localidades, con una incidencia de 291 sobre cien mil habitantes frente a una incidencia nacional de 212 casos cada 100 mil habitantes.

Sobre los tipos de cáncer, se encontró una prevalencia mayor en los pueblos encuestados en comparación con los indicadores nacionales: mama (140/100), colon (50/40), pulmón (40/30), útero (50/20), laringe (20/5), riñón (20/15), hígado (15/7), melanoma (15/5), cerebro (15/10) y tiroides (15/10). La excepción fue solo el cáncer de próstata (40/60).

En este sentido, aclararon que, como las encuestas no se realizaron de forma simultánea, para el análisis de los datos relativos a los decesos se estableció un período de nueve años, entre 2005 y 2013. Sobre la cantidad de muertes cada 100 mil habitantes, en las localidades analizadas el porcentaje de fallecimientos por cáncer fue del 30%, mientras que a nivel nacional la cifra es mucho menor: 19,8 por ciento. En tanto, la probabilidad de morir de cáncer por cada 100 mil mujeres jóvenes (15 a 44 años) es 2,48 mayor que la media en todo el país; la cifra asciende a 2,77 en el caso de los varones jóvenes.

Más que en Europa y Estados Unidos

Según explicaron, en Argentina las provincias centrales de Buenos Aires, Entre Ríos, Este de La Pampa y Sur de Santa Fe y Córdoba son especialmente aptas para la agricultura, región se conoce como pampeana y produce el 85% de los principales cultivos argentinos: maíz, trigo y soja. “Para la campaña 2020-2021 se sembraron 6,1, 14,3 y 6,1 millones de hectáreas de la pampa con maíz, soja y trigo respectivamente. En Argentina el uso de plaguicidas agrícolas (AP) se estimó en 7,1, 5,4 y 2,8 kg. Esto significa que aproximadamente 138 millones de kg de AP se rocían sobre esta región anualmente”, detallaron.

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Así, precisaron que “el uso total promedio de AP en Europa en 2017 fue de 0,62 kg ha−1,3 para la soja; en tanto, en EE.UU., este número fue de 2,3 kg-ha−1,4. En Argentina las cantidades por hectárea son muy superiores a las utilizadas en Europa o EE.UU., y en mayor proporción son altamente peligrosas”.

“En general, y a pesar de las limitaciones, pudimos confirmar la hipótesis de que vivir en pequeños pueblos rurales cercanos a las aplicaciones de AP tiene un impacto negativo en la salud, concretamente en los resultados de cáncer”, concluyeron.