Activistas climáticos se pegaron al piso de las calles en Alemania para reclamar medidas ambientales
Integrantes del grupo ‘Letzte Generation’ (Última generación) protestaron en las calles de Berlín y Múnich, en el marco de una acción de resistencia pacífica.
Después de distintas protestas por parte de activistas climáticos en Europa, esta semana ocurrió otro hecho: ecologistas del grupo Letzte Generation (Última generación, en español) se pegaron al asfalto en las calles de Berlín y Munich, en Alemania, como parte de la resistencia pacífica frente al cambio climático.
En el marco de una serie de actividades para protestar contra la falta de medidas para realizar contra el cambio climático, un grupo de activistas se pegaron a las calles de las ciudades de Berlín y Munich.
En este sentido, la Policía de Berlín ha indicado que cinco personas se han pegado al pavimento frente a la estación central de tren de la capital alemana, mientras que otras dos protestas similares tuvieron lugar en el centro de la ciudad, según remarcó la agencia alemana de noticias DPA.
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“La catástrofe climática nos afecta a todos si no se hace frente de inmediato de forma dramática. ¿Cómo se logrará si el Gobierno ni siquiera consigue aplicar las medidas de protección más sencillas y gratuitas?”, remarcaron quienes estuvieron en la protesta.
“¡Sin resistencia pacífica, esto se nos va de las manos! La catástrofe climática nos afecta a todos si no se hace frente de inmediato de forma dramática”, agregaron.
Por su parte, un portavoz de la Policía de Múnich ha detallado que la protesta ha tenido lugar en la plaza Karlplatz, provocando un desvío del tráfico, y ha agregado que nueve personas han participado en la misma.
Estas acciones no son nuevas, de hecho el grupo ya lo había anticipado que haría nuevas e intensas acciones disruptivas que tendrían como objetivo los centros de transporte urbanos.
Recientemente, los activistas bloquearon carreteras y calles, museos e incluso paralizaron el tráfico aéreo en el aeropuerto de Berlín. Además, el grupo exige un límite de velocidad de 100 kilómetros por hora en las autopistas y un billete de tren de nueve euros al mes que pueda ser usado en toda Alemania.
