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Agricultura sostenible

¿Orina humana como fertilizante del futuro? Una start-up apuesta por transformar desechos en recursos agrícolas

La empresa Ehotil desarrolla un proceso para reconvertir la orina humana en fertilizante estable y sin olor, con el objetivo de reducir la contaminación.

En Marsella, al sur de Francia, una joven empresa busca revivir una práctica ancestral con mirada ecológica: transformar la orina humana en fertilizante utilizable a gran escala.

Una start-up apuesta por transformar desechos en recursos agrícolas

Desde hace tres años, dos ingenieros de la compañía Ehotil desarrollan un proceso capaz de “estabilizar” la orina, eliminando los malos olores y adaptándola a las normas del mercado de fertilizantes. “Queremos que sea adecuada para todo tipo de cultivos”, explica su presidente, Stéphane de Lacroix de Lavalette.

La start-up, una de varias que exploran este campo en Francia, acaba de dejar su pequeño laboratorio para instalarse en una nave industrial al norte de Marsella. Allí planea poner en marcha su primera unidad de producción. “Nuestro objetivo es demostrar la viabilidad del proceso a escala industrial”, señala el director general, Emmanuel Morin, durante la presentación de las nuevas instalaciones.

Para muchos expertos, apostar por la orina como fuente de fertilizantes resulta una idea tan innovadora como lógica. “Las plantas se alimentan de nitrógeno, fósforo y potasio, los mismos elementos que nuestro cuerpo asimila y luego elimina”, explica Fabien Esculier, ingeniero de Puentes y Caminos y coordinador de un programa de investigación sobre la gestión de excreciones humanas en la Universidad de Créteil, aunque no vinculado a Ehotil.

De desecho a recurso

El proceso desarrollado por la empresa comienza con el almacenamiento de la orina durante varias semanas, lo que permite su higienización natural. Luego se inicia la etapa clave: la nitrificación, en la que el líquido se oxida lentamente dentro de un tanque de vidrio para estabilizar las moléculas de nitrógeno.

El objetivo es reducir la contaminación

“El olor de la orina es nitrógeno que se evapora, y justamente ese nitrógeno es lo que queremos conservar”, explica De Lacroix de Lavalette. Tras el filtrado y la concentración, el resultado es un líquido marrón y denso, de aspecto similar al de un fertilizante convencional.

Actualmente, la mayoría de los fertilizantes se producen con nitrógeno derivado del gas natural, un proceso altamente contaminante, mientras que el fósforo y el potasio provienen de minas. “Aprovechar la orina permitiría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación generada por el tratamiento de aguas residuales”, destaca Esculier.

Según el investigador, hasta el 40% del nitrógeno presente en las aguas residuales termina vertiéndose a los ríos, contribuyendo a la contaminación del agua. La valorización agrícola de la orina podría ayudar a cerrar ese ciclo.

Obstáculos y desafíos

Pese al potencial ambiental, los desafíos son importantes. El principal es la recolección: el proceso solo puede realizarse con inodoros secos, todavía poco comunes en entornos urbanos.

Por ahora, la orina que Ehotil utiliza en sus pruebas proviene de un festival de música local. La empresa espera que, en el futuro, edificios públicos y centros comerciales de la región puedan equiparse con este tipo de baños para garantizar el suministro necesario.

Aunque el proyecto aún no tiene fecha de comercialización, sus impulsores confían en que esta tecnología pueda transformar una práctica tabú en una solución concreta para una agricultura más sostenible.

Fecha de publicación: 28/10, 7:53 am