Sustentabilidad pese a la crisis: cómo las Pymes refuerzan su compromiso ambiental en tiempos adversos
En un contexto de caída económica y recortes, las empresas con modelos sustentables suelen ser más eficientes en el uso de recursos. Tres casos de éxito muestran qué cambios y reconversiones están realizando.
La caída del consumo, que se desplomó un 17% entre 2023 y 2024 según la consultora Nielsen, sumada al derrumbe de la actividad industrial -con caídas del 10 al 21% según el rubro, de acuerdo a cifras de Industriales Pymes Argentinos, IPA-, el aumento de costos por la inflación y la creciente presión impositiva, son un combo desolador para las empresas en Argentina.
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A pesar de este contexto, muchas Pymes continúan y hasta refuerzan sus planes de sustentabilidad y cuidado ambiental. ¿Cómo y por qué lo hacen? En esta nota, emprendedores y expertos brindan algunas pistas.
Revisar procesos para ser sustentables
Boti-K Puro es un emprendimiento creado hace 15 años por Florencia Villamil Delfabro e Ignacio Conde a partir de una necesidad familiar: su hijo Santino, diagnosticado dentro del espectro autista, tiene intolerancia a los productos de origen sintético. Ante la falta de opciones en el mercado local, decidieron fabricarlos ellos mismos, desarrollando fórmulas con activos naturales, extractos botánicos, y aceites vegetales y esenciales.
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Así lanzaron unos 200 productos con fórmulas exclusivas, y desde su centro de logística en el barrio porteño de Mataderos realizan envíos a más de 400 comercios en el país.
“La crisis nos acompañó desde que fundamos la empresa: exportar y recibir pesos, e importar y pagar en dólares, sin acceso a la compra de los mismos, con una inflación y devaluación constantes”, ejemplifica Conde, y señala: “Pero somos como gladiadores y le ponemos garra y corazón”.
En los últimos meses, la empresa debió revisar procesos, contratos y condiciones. “Muchas fábricas e importadoras de materias primas cerraron o debieron recortar producción y personal por falta de recursos y de acceso al crédito. Eso nos trajo problemas, como la falta de insumos, el incumplimiento en las entregas o la rotación de personal, ya que la mano de obra calificada está emigrando a otros países o a otras empresas y rubros que pueden pagar sueldos más altos que una Pyme en medio de una economía recesiva”, confiesa.
“Ante la falta de determinados insumos, tuvimos que volver a hacer análisis e investigaciones para cambiar las fórmulas. “Eso requiere tiempo y mayor inversión, pero seguimos adelante ya que, a pesar de la caída del consumo, el sector de la cosmética natural sigue teniendo demanda. Hablamos de un nicho pequeño y con poder adquisitivo” explica Conde. “Sería ideal que todos tuvieran acceso a estos productos, ya que mejoran la calidad de vida y reducen la contaminación ambiental”, agrega.
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Todos los productos de la marca cuentan con el aval de ANMAT. Son libres de petrolatos, testeo animal, derivados de origen animal y TACC. Por eso son aptos para pieles sensibles, veganos, vegetarianos, celíacos, y aquellos consumidores que, por necesidad o elección, buscan un consumo más saludable y respetuoso con el ambiente.
La compañía llegó a exportar a mercados como Taiwán, Estonia, Rusia y Dubai. Pero actualmente las ventas externas están frenadas (entre otros motivos por la suba de costos internos y el atraso cambiario que encarece los productos frente a la competencia internacional). Por eso la compañía decidió enfocarse en los países limítrofes, tejiendo alianzas y buscando mejorar la eficiencia en la producción.
Optimizar procesos y reducir desperdicios
Fundado en 2019 por Florencia Gallina en una terraza de Villa Crespo, Sitopia es un emprendimiento que promueve la regeneración de especies nativas y la alimentación saludable a partir de huertas urbanas.
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La firma acaba de lanzar una compostera de triple impacto, con la que busca reducir los residuos orgánicos urbanos -que hoy representan casi el 50% de los residuos generados en los hogares-, reutilizando lonas de descarte de la industria publicitaria y generando empleos, ya que su confección está a cargo de una cooperativa de mujeres en Gualeguaychú.
“Teniendo en cuenta que la mayoría de las composteras disponibles en el mercado tienden a ser costosas, voluminosas y difíciles de transportar, buscamos la forma de ofrecer una solución práctica y económica para la gestión de residuos orgánicos en los hogares”, comenta Gallina.
“La sustentabilidad siempre fue el eje de nuestras actividades, por lo que ante la crisis económica no tuvimos que reconvertirnos, sino optimizar los recursos”, dice la emprendedora. Al hacer más eficientes los procesos y reducir el uso de energía y los desperdicios, también logramos una estructura de costos más eficiente”, destaca.
Además, “ser sustentables no solo nos diferencia en términos de propuesta de valor, sino que nos abre puertas a certificaciones y mercados más exigentes”.
Hacer de la crisis una oportunidad
“A pesar del difícil contexto, cada vez más empresas están adoptando estrategias de economía circular, descarbonización y eficiencia energética no solo por compromiso ambiental sino también para ganar competitividad en mercados internacionales”, sostiene Cecilia Peluso, Copresidenta de Sistema B Internacional, un movimiento que promueve la sustentabilidad en las empresas.
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Bolsa Red es una marca de carteras y accesorios sustentables creada por Cintia Rebour y Luciana Varela en Puerto Madryn. Las diseñadoras patagónicas utilizan materiales de desecho como silobolsas y plásticos rescatados del mar para producir sus creaciones y generan alianzas con cooperativas y emprendedores que recuperan estos materiales que de otro modo quedan en el mar, las playas o en basurales a cielo abierto.
Pese a la recesión económica y la falta de acceso al crédito, las emprendedoras buscaron opciones para seguir produciendo. “En 2023 obtuvimos un Aporte No Reembolsable de la (ex) Secretaría de Industria, pero lo cobramos devaluado al año siguiente, con lo que nos alcanzó para financiar un 30% del proyecto”, comenta Cintia.
A falta de apoyo estatal, obtuvieron fondos de algunos concursos que ganaron y enfocaron su producción a hacer regalos empresarios. “Reconvertimos más de 4100 metros de marquesinas recicladas en fundas para notebooks, materias y mochilas para un banco. También hicimos uniformes para una empresa, y reinvertimos lo que ganamos en acondicionar el taller que funciona detrás de nuestro local. Es un espacio abierto donde las personas pueden ver quiénes y cómo se fabrican los productos que vendemos”, aporta Luciana.
El plan para este año es certificarse como Empresa B, para lo cual hicieron un diagnóstico y están enfocadas en mejorar nuestros procesos. “Creemos que esto nos abrirá oportunidades en el mercado internacional”, afirman.
“La transición hacia modelos de negocio más sostenibles permite reducir costos, minimizar riesgos y mejorar el posicionamiento de marca”, afirma Peluso. Aunque parezca una verdad de perogrullo, la crisis puede ser una oportunidad para fortalecer alianzas, innovar y encontrar nuevas formas de hacer negocios con impacto positivo.