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Informe de la CEPAL

Qué marca hoy el “semáforo” de la sustentabilidad en Argentina y la región

Al ingresar en la segunda mitad del período acordado para el cumplimiento de los ODS, el organismo advierte que existen condimentos preocupantes para alcanzar las metas.

El “segundo tiempo” en el partido que se juega para cumplir con las metas ambientales marcadas para el 2030 por las Naciones Unidas ya está en curso y sus perspectivas son, en gran parte, consideradas “negativas” para alcanzar los objetivos establecidos.

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Por lo menos así surge del séptimo informe de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe.

Qué marca hoy el “semáforo” de la sustentabilidad en Argentina y la región.

El trabajo, que también incluye los avances y retrocesos identificados en la Argentina, advierte que la región atraviesa por una crisis de desarrollo, que se manifiesta en la lenta evolución, el estancamiento e incluso el deterioro del progreso social y material, así como de la calidad de vida de la población.

Tanto en resto de los países de la región como en el gobernado por el presidente Javier Milei, se evidencia un ritmo de crecimiento económico “muy lento” y un desarrollo productivo “rezagado” con la productividad prácticamente estancada y la pobreza y la desigualdad en niveles demasiado altos.

En ese marco, desde el trabajo de la CEPAL se propone que para incrementar el ritmo de avance hacia la consecución de los ODS en 2030, “se requiere un esfuerzo considerable por parte de todos los actores, con políticas y acciones dirigidas específicamente a lograr este propósito”.

Además, alude a encarar una estrategia de desarrollo de largo alcance, centrada en el objetivo de aumentar la tasa de crecimiento del producto de manera sostenida durante largos períodos de tiempo.

La CEPAL entiende en la reactivación de un conjunto de políticas de desarrollo productivo que, mediante el impulso a ciertos sectores que se consideran estratégicos por su efecto de arrastre en el resto de la economía, y que pueden dar viabilidad a las seis transiciones que se presentan como necesarias: la alimentaria, la energética, la digital, la educativa, la del empleo y la protección social y la climática ya que todas tienen la capacidad de contribuir a acelerar el logro de los ODS.

Margen limitado

Para acelerar cada una de ellas se requiere de nuevas estrategias, políticas, planes, programas y proyectos de desarrollo de largo plazo, diseñados y ejecutados colectivamente por los actores sociales con la coordinación del Estado.

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Esto, a pesar de que los gobiernos, incluyendo al argentino, dirigen sus esfuerzos a solucionar urgencias derivadas de la coyuntura económica y geopolítica mundial y regional, lo que limita el margen de acción para reforzar las acciones necesarias para cumplir los compromisos de la Agenda 2030 y sus ODS.

“Por ello, a tan solo seis años del 2030, es necesario analizar los resultados y los retos pendientes para orientar las acciones que aceleren el ritmo de avance de los procesos de transición que permitan alcanzar las metas fijadas, mediante la implementación de políticas públicas a la altura de los desafíos”, argumenta el trabajo de la CEPAL.

A pesar de que los gobiernos dirigen sus esfuerzos a solucionar urgencias derivadas de la coyuntura económica y geopolítica mundial y regional, lo que limita el margen de acción para reforzar las acciones necesarias para cumplir los compromisos de la Agenda 2030 y sus ODS.

En este sentido, se recomienda identificar las brechas entre las proyecciones y los umbrales, y elaborar luego un “semáforo” para cada una de las metas, con el fin de poder identificar rápidamente los logros y los desafíos pendientes relativos a los compromisos derivados de la Agenda 2030.

Al igual que en ocasiones anteriores, se alienta a avanzar en la lectura del análisis detallado de cada uno de los Objetivos para lograr una percepción más comprehensiva de la situación regional.

Sin embargo, y dada la cantidad de datos mínimos necesarios para poder aplicar la metodología del semáforo, año tras año se amplía el análisis, gracias a la mayor disponibilidad de series estadísticas con la información requerida.

Tendencias diversas

Así, el paper detalla que solo el 34% de las series estadísticas (41% en 2023); el 28% de los indicadores (31% en 2023) y el 22% de las metas (25% en 2023) que se han podido proyectar muestran horizontes de cumplimento de las expectativas a 2030.

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Por eso, desde la CEPAL se resalta la persistencia, también en la Argentina, de “una marcada heterogeneidad entre indicadores y entre metas en cada uno de los Objetivos. Es decir, no hay un diagnóstico homogéneo para las partes que componen cada uno de los ODS, observándose diversas tendencias respecto del logro de las metas a 2030”.

En este sentido, se marca que alrededor del 30% de las series; el 39% de los indicadores y el 46% de las metas continúan en la dirección correcta, pero necesitarían acelerar el ritmo de avance para alcanzar los umbrales establecidos, mientras que el 36% de las series; el 33% de los indicadores y el 32% de las metas indican un retroceso respecto del punto de partida en 2015, por lo que es urgente revertir la tendencia observada.

Desde la CEPAL se resalta la persistencia, también en la Argentina, de “una marcada heterogeneidad entre indicadores y entre metas en cada uno de los Objetivos.

En todos los casos se insiste en la relevancia de la implementación de acciones de política pública que redoblen los esfuerzos realizados a la fecha para consolidar los escenarios, aumentar la velocidad de avance en algunas metas y torcer el rumbo en las situaciones de regresión.

Se destaca también que la mayoría de los indicadores del ODS 7 (energía asequible y no contaminante) y el ODS 15 (vida de ecosistemas terrestres) presentan buenos pronósticos para 2030, escenario que se complementa con la identificación de Objetivos con menor prevalencia de rezagos, que son el ODS 4 (educación de calidad), ODS 5 (igualdad de género), ODS 7 (energía asequible y no contaminante), ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles), ODS 14 (vida submarina) y el ODS 15 (vida de ecosistemas terrestres).

En todos, menos del 25% de sus indicadores (entre aquellos que fueron factibles de proyectar) muestran retrocesos.

Por otro lado, ninguno de los indicadores del ODS 6 (agua limpia y saneamiento), ODS 10 (reducción de las desigualdades), ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles) y ODS 13 (acción por el clima) presenta situaciones auspiciosas. Se suman a este grupo el ODS 2 (hambre cero), el ODS 12 (producción y consumo responsables) y nuevamente el ODS 13 (acción por el clima), que acusan retrocesos en más del 50% de los indicadores analizados.

El trabajo agrega que la mayoría de los indicadores de los ODS 5 (igualdad de género), ODS 6 (agua limpia y saneamiento), ODS 10 (reducción de las desigualdades), ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles) y ODS 16 (paz, justicia e instituciones sólidas) están en el camino correcto, pero sin la aceleración suficiente como para lograr el cumplimiento de las metas a 2030.

Por último, en el ODS 1 (fin de la pobreza), el ODS 3 (salud y bienestar), el ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico), el ODS 9 (industria, innovación e infraestructuras) y el ODS 17 (alianzas para lograr los Objetivos) están presentes las tres situaciones proyectivas previstas (cumplimiento, dirección correcta con avances insuficientes y retroceso) con participaciones relativas homogéneas entre cada una de ellas.

Los resultados presentados en el reporte de la CEPAL ponen de manifiesto un panorama regional heterogéneo y complejo ya que, si bien se observa un buen desempeño en algunas de las áreas del desarrollo que se promueven en la Agenda 2030, aún persisten desafíos importantes para alcanzar los Objetivos definidos en 2015.

“Es urgente actuar de forma rápida y específica si se pretende cambiar el rumbo, realinear las metas que sufrieron el impacto de la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) y del conjunto de fenómenos y crisis mundiales”, recomienda el informe del organismo internacional.

Incrementar el financiamiento

Otro de los problemas que surgen de analizar el documento tiene que ver con las necesidades adicionales de inversión que tiene la Argentina y los otros países latinos para avanzar hacia el desarrollo sostenible son de entre el 3% y el 8% del PIB regional por año.

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Ocurre que el espacio fiscal es limitado y la arquitectura financiera internacional está caracterizada por profundas desigualdades e ineficiencias, por lo que no ha podido respaldar la movilización de financiamiento estable y de largo plazo para las inversiones necesarias a fin de combatir la crisis climática y alcanzar los ODS.

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Otro de los problemas que surgen de analizar el documento tiene que ver con las necesidades adicionales de inversión que tiene la Argentina y los otros países latinos para avanzar hacia el desarrollo sostenible son de entre el 3% y el 8% del PIB regional por año.

En este sentido, existe un informe llamado “De políticas del Secretario General Reformas de la arquitectura financiera internacional”, se describe un camino para reformar la arquitectura financiera y tributaria internacional en seis.

  • 1) gobernanza económica mundial,
  • 2) alivio de la deuda y costo de la deuda soberana
  • 3) financiación pública internacional
  • 4) red de seguridad financiera mundial
  • 5) marcos regulatorios y de políticas que combatan el cortoplacismo en los mercados de capitales, vinculen mejor la rentabilidad del sector privado con el desarrollo sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y aborden la integridad financiera
  • 6) arquitectura tributaria mundial para un desarrollo sostenible equitativo e inclusivo.

En el caso de la CEPAL, recomienda

la movilización de recursos públicos y privados, con un enfoque multidimensional “que alinee la política fiscal con los ODS y, al mismo tiempo, genere las condiciones para desbloquear el capital privado y atraer inversiones”. Se propone establecer un nuevo pacto fiscal que oriente los incentivos fiscales en el sentido de los objetivos de desarrollo y siente las bases de la sostenibilidad de las finanzas públicas.

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“Dicho pacto debe centrarse en el aumento de los ingresos permanentes para atender las necesidades de bienestar, inversión y sostenibilidad ambiental a través de un gasto público más eficiente y eficaz”, reclama el paper.

También hace mención a la necesidad de incrementar tanto el nivel de la recaudación tributaria como su progresividad y su capacidad de reducir las desigualdades de ingreso y riqueza.

Para elevar la recaudación tributaria se precisa reducir la evasión fiscal y los costosos gastos tributarios, así como modernizar los regímenes fiscales aplicados a la explotación de recursos naturales no renovables.

Según el reporte “se debe mejorar la eficiencia de la política de gasto público para reducir brechas sociales e impulsar el potencial de crecimiento de la economía, priorizando medidas con alto rendimiento económico, social y ambiental, fomentar un desarrollo productivo, inclusivo y sostenible a mediano y largo plazo”.

Multiplicar la descarbonización

En otro segmento del trabajo, se asegura que la transición energética y la transición climática repercuten en diversos ODS y tienen el potencial de brindar impulso al crecimiento, a la creación de empleo y a la inclusión.

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Esto se debe a que la transformación que implica alcanzar la neutralidad en carbono requiere inversiones tanto en nuevas tecnologías como en capital físico y humano.

Multiplicar la descarbonización, clave para lograrlos los ODS.

“América Latina y el Caribe ha mostrado ambición en la lucha contra el cambio climático, comprometiéndose a reducir sus emisiones hasta 2030 entre un 24% y un 29% respecto del escenario inercial”, recuerda el informe en el cual se asegura que lograr recortes de esta magnitud “representa un desafío enorme, pues supone multiplicar entre cuatro y cinco veces la velocidad de descarbonización histórica de la región”.

Esto implica aplicar una estrategia que abarque no solamente al sector energético, sino también al transporte, el sector agroalimentario, la lucha contra la deforestación y la gestión de residuos, entre otras cosas, fortaleciendo las sinergias entre las actividades económicas impulsoras y las transiciones propuestas.

Este nuevo estilo de crecimiento, para el cual es preciso lograr mayor productividad, inclusividad y sostenibilidad, implica diseñar una agenda con tres transformaciones interconectadas, que conforman un nuevo paradigma:

  • Un desarrollo más productivo, lo cual determina el nivel de vida a largo plazo que, para promoverla y salir de la trampa del bajo crecimiento económico, hay que ampliar el alcance de las políticas de desarrollo productivo de nueva generación.
  • Un desarrollo más inclusivo basado en un mercado laboral dinámico que genere más y mejores empleos.
  • Un desarrollo más sostenible, lo que significa lograr un crecimiento que asegure la supervivencia y la calidad de vida en el planeta.

Bajo dinamismo

Para la CEPAL, los fundamentos establecidos se deben combinar con la necesidad de transitar hacia un modelo orientado a alcanzar un desarrollo productivo, inclusivo y sostenible para facilitar la aplicación de políticas públicas prospectivas, la revalorización del Estado y la asignación democrática de nuevos roles a los actores del desarrollo.

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Por eso, el reporte señala que “la crisis del desarrollo y el atraso relativo del avance hacia los ODS en América Latina y el Caribe hacen necesario dar un golpe de timón para abandonar aquellas prácticas y políticas que no han funcionado, desarrollar nuevas áreas estratégicas que impulsen y lideren el proceso, implementar iniciativas transformadoras y un nuevo estilo de gobernanza a la hora de hacer política pública; utilizar herramientas como la planificación estratégica y la prospectiva, y asignar nuevos roles a los actores del desarrollo”.

Se refiere además al bajo dinamismo de las economías latinoamericanas como la argentina y lo caracteriza como uno de los aspectos que obstaculizan el progreso hacia un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible en la región.

“Para acelerar el paso hacia el cumplimiento de los ODS se requiere también avanzar en las transiciones clave en las áreas de los sistemas alimentarios, el acceso a la energía y su asequibilidad, la conectividad digital, la educación, el empleo y la protección social, y el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación”, detalla el organismo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.

Para ello, se requieren también mayor inversión y la búsqueda de modalidades de financiamiento novedosas, así como horizontes temporales de planificación más largos.

En este sentido, se asegura que la Cumbre del Futuro, que se celebrará en septiembre próximo, ofrece la oportunidad de dar forma al multilateralismo de los próximos años, además de advertir que el mundo está entrando en una era de caos por lo que se necesita reforzar y renovar los marcos mundiales de paz y seguridad para hacer frente a las complejidades del mundo multipolar actual.

“El riesgo de alejarse del camino que conduce hacia el desarrollo sostenible es evidente y ya no hay tiempo para pausas y menos aún para retrocesos”, entiende la CEPAL que reitera su compromiso de contribuir al cumplimiento de los ODS en 2030, mediante la organización de las reuniones anuales del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible; el apoyo en la realización de exámenes sobre el avance y los desafíos de los ODS; la cooperación técnica en diversos campos y otras intervenciones sobre el avance en el cumplimiento de la Agenda en la región.

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Fecha de publicación: 10/06, 4:30 pm