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La industria forestal presentó un programa para mitigar el cambio climático, ¿de qué se trata?

Desde el sector apuestan por crear 160.000 nuevos empleos y atraer inversiones por u$s 7.000 millones. Cuál es la estrategia que pondrán en marcha y cómo se pueden sumar las empresas.

Consejo Foresto Industrial Argentino

Entre las “soluciones basadas en la naturaleza” para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, la plantación de árboles es una de las más costo-efectivas.

Es por esto que la industria forestal presentó recientemente al gabinete climático nacional una propuesta para mitigar el cambio climático que además permitirá generar 160.000 nuevos empleos y atraer inversiones por u$s 7.000 millones.

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La propuesta fue presentada por el Consejo Foresto Industrial Argentino (Confiar), que conforman diversas asociaciones y cámaras del sector, e impulsa un aumento de la superficie forestada de las actuales 1,3 millones de hectáreas a 2 millones de hectáreas para 2030.

“Plantar árboles es la forma más eficiente y rentable de absorber CO2 de la atmósfera, y la madera es un gran reservorio de este gas de efecto invernadero”, sostuvo Claudia Peirano, directora ejecutiva de la Asociación Forestal Argentina (AFOA), una de las entidades agrupadas en Confiar.

La industria estima generar 160.000 nuevos empleos y atraer inversiones por u$s 7.000 millones.

La madera puede utilizarse en construcción de viviendas, muebles y pisos. Y los subproductos del manejo forestal (raleo) y de la industria de la madera (chips, aserrín),se usan para fabricar celulosa, papel, textiles, paneles, bioproductos y bioenergía. “Todos esto s productos colaboran en la descarbonización de la economía al reemplazar a otros no renovables o fósiles, el cemento, los plásticos o el gas-oil”, explica Peirano.

El plan presentado por Confiar impulsa el uso de papeles y cartones kraft para reemplazar plásticos en los envoltorios; la construcción con madera para reemplazar cemento, ladrillos y otros productos no renovables e intensivos en energía; y el uso de pellets y chips para calderas y estufas en reemplazo de combustibles fósiles.

Biosoluciones

En Argentina existen grandes volúmenes de biomasa de origen forestal sin aprovechar. Se trata de unas dos millones de toneladas anuales de subproductos provenientes de aserraderos, más unas 5 millones de toneladas de residuos de podas, raleos y tala.

A esto se suma el potencial de manejo sustentable del bosque nativo que permitiría obtener más de 9 millones de toneladas anuales, según estimaciones de Probiomasa, proyecto para la promoción de la energía derivada de biomasa.

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Argentina tiene grandes volúmenes de biomasa de origen forestal sin aprovechar

El volumen potencial total de biomasa, estimado en 16 millones de toneladas anuales, concentrado en las provincias del NEA y NOA, permitiría instalar unos 4.200 MW de generación térmica con una eficiencia promedio del 80% y 8.000 horas al año de uso en reemplazo de combustibles fósiles, lo que permitiría reducir emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) cercanas a los 4 millones de tnCO2 (toneladas de CO2 equivalentes).

Por otro lado, el desarrollo de biorefinerías para producir nuevos biomateriales incorporando nanotecnología, permite generar nuevos sectores industriales y empleos con mayor valor agregado.

Cadena de valor

Argentina tiene alrededor de 50 millones de hectáreas de bosques nativos y 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales. De ellas se extraen unos 15 millones de toneladas anuales (el 50% de la producción anual de la masa forestal).

El agregado de valor incluye la producción de celulosa y papel; madera y tableros para viviendas y muebles; energía eléctrica y térmica y diversos productos químicos. Con 13.000 productores forestales y más de 6.000 empresas el sector emplea en forma directa y formalmente, a unas 100.000 personas y exporta alrededor de 700 millones de dólares anuales. Sin embargo, tiene una balanza comercial negativa, principalmente, por la importación de papel.

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La plantación de unas 700 mil hectáreas de bosques adicionales en el territorio argentino, a razón de unas 100 mil hectáreas por año hasta 2030, implicaría duplicar la actual tasa de forestación y permitiría absorber unas 18,06 millones de tn de CO2eq de aquí a 2030, lo que implica una importante contribución a los compromisos nacionalmente determinados (NDCs), asumidos en el marco del acuerdo climático de París.

El agregado de valor incluye la producción de celulosa y papel; madera y tableros para viviendas y muebles.

En el país “existen unas 15 millones de hectáreas potencialmente aptas para plantaciones forestales, sin contar suelos utilizados en agricultura ni superficies consideradas en el ordenamiento de bosques nativos”, destacó Peirano.

Ordenamiento territorial y financiación

“Para que la expansión sea realmente sostenible, se debe plantar el árbol correcto, en el lugar correcto, de la manera correcta y con el propósito correcto”, comentó la directora de AFOA. Para esto, la Ley 25080 (de promoción de inversiones forestales) incluye avanzar en un ordenamiento territorial.

Otro punto importante a la hora de ampliar la superficie de bosques implantados es la financiación. Los plazos entre la plantación de un árbol y la “cosecha” son de unos 15 o 16 años en promedio, lo que lleva a que en muchos países se apliquen subsidios e incentivos, al menos en una etapa inicial.

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Una de las propuestas para financiar la implantación de bosques es el Programa de Sustentabilidad Ambiental y Seguros (Prosas), que proponía un aporte de entre 0,5 y 1% sobre la prima de los seguros automotores para inversiones en forestación y el cuidado de bosques nativos. El proyecto vincula directamente a una importante fuente de emisión de GEI -vehículos- con las fuentes de absorción de GEI -árboles-. El proyecto se lanzó en 2018, y aún espera ser convertido en Ley.

En cuanto a la financiación internacional, existe una gran oportunidad a partir del redireccionamiento del sistema financiero internacional hacia la acción climática. Mecanismos como el REDD Plus (reducción de emisiones por deforestación y degradación), permitieron al país ingresar u$s 82 millones de fondos de Naciones Unidas este año por el cuidado de bosques.

Cómo pueden participar las empresas

Los proyectos forestales son una forma de compensar emisiones de GEI al alcance de las empresas. “Los bosques enfrían el aire y el planeta, además de crear la lluvia esencial para el cultivo de alimentos.

Pero además de “plantar árboles”, hay que medir y compensar la propia huella, por lo que los bonos o créditos de compensación permiten garantizar que esa captura de carbono se realizó efectivamente”, comentó Fátima Corbi, CEO de GMF, empresa especializada en medición y compensación de la huella de carbono corporativa.

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El camino a la neutralidad de carbono tiene tres pasos: primero hay que medir, luego reducir y finalmente compensar la huella de carbono. En este camino, “los créditos de carbono son certificados de reducciones de emisiones, que se generan a partir de la contribución en proyectos que ayudan a mitigar el cambio climático”, explicó Corbi.

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Los proyectos forestales son una forma de compensar emisiones de GEI al alcance de las empresas.

Estas acciones pueden ser certificadas bajo diferentes estándares, generalmente de reconocimiento internacional, por ejemplo el MDL (mecanismo de desarrollo limpio) de las Naciones Unidas o los estándares del mercado voluntario como VCS (Verified carbon standard) y Gold Standard.

Los créditos obtenidos, pueden utilizarse para compensar las emisiones de GEI producidos por la organización o pueden ser comercializados en el mercado.

En un escenario de crisis climática, la alternativa de plantar árboles y recuperar bosques ofrece un triple beneficio: económico, social y ambiental.

Fecha de publicación: 25/10, 12:12 pm