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Decisión polémica

Milei sigue desarmando la “mentira” del calentamiento global

Luego de que el Presidente destacara que las políticas para reducir la huella de carbón son “mentiras”, el Gobierno hizo una jugada clave. Los detalles.

Milei sigue desarmando la “mentira” del calentamiento global

En marzo del 2021, el entonces ministro de Economía del gobierno kirchnerista, Martín Guzmán, viajó a Washington, Estados Unidos, para reunirse con autoridades del Banco Mundial.

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El encuentro tenía como objetivo cerrar una serie de préstamos por hasta u$s2.000 millones vinculados al desarrollo de infraestructura, protección social, salud, empleo y cambio climático, entre otros.

El Gobierno de Milei empezó reorientar millonarios préstamos del Banco Mundial que habían sido recibidos para mejorar el perfil ambiental del país

Los desembolsos se enmarcaban en la política del organismo internacional de apoyar al país en la lucha contra el cambio climático a través de proyectos que promueven la transición energética, la gestión de los recursos naturales y la resiliencia económica, luego de que se publicaran varios informes sobre el clima y el desarrollo en Argentina, que identifican las principales vías para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

En ese momento, algunos de los objetivos del Banco Mundial en Argentina eran los de reducir la contaminación local; proteger la biodiversidad y los recursos naturales; promover una economía rural climáticamente inteligente y apoyar la transición hacia una matriz energética más limpia, además de mejorar la resiliencia de las ciudades.

Vínculo constructivo

El dinero negociado por las entonces autoridades kirchneristas se orientaba a poner en marcha diversos proyectos para mejorar la infraestructura hídrica; reducir la deforestación; impulsar la competitividad agrícola y desarrollar planes de gestión del riesgo de inundaciones urbanas.

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Las autoridades nacionales de entonces venían destacando la relación “constructiva y fluida” de la Argentina con el organismo financiero internacional en un contexto de inestabilidad que sufría la Argentina que recién salía de la pandemia del Covid 19 y, a la vez, soportaba una crisis económica importante, con altos niveles de inflación y escasa relación con los inversos extranjeros.

El dinero negociado por las entonces autoridades kirchneristas se orientaba a poner en marcha diversos proyectos como reducir la deforestación.

Se trataba de préstamos vinculados tanto a la emergencia sanitaria como a otros que apuntaban al mediano y largo plazo como los relacionados a lidiar con los efectos del cambio climático.

De hecho, los contratos de financiamiento se cerraban en momentos en los cuales el ex presidente Alberto Fernández sostenía la necesidad de que, a nivel global, se creara un sistema de canje de deuda por acciones contra el cambio climático que permitiría a los países deudores negociar sus pasivos con los países desarrollados a cambio de acciones para reducir la contaminación.

Deuda por compromisos ambientales

La idea del entonces mandatario argentino era la de impulsar un acuerdo con sus acreedores a través del cual se reduzca parte de la deuda externa, o por lo menos sus intereses, a cambio de mayores compromisos ambientales y climáticos.

La hipótesis de Fernández era que tanto Argentina como otras naciones con el mismo problema debían desviar el flujo de recursos para el pago de la deuda cuando la necesidad de fondos se centraba, por ejemplo, en adoptar medidas necesarias para evitar que continúe la desertificación, asegurar la provisión de alimentos a largo plazo y controlar la sobrepesca.

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La propuesta se enmarcaba en una crisis global de deuda soberana de gran parte de los países en vías de desarrollo, impulsada por la pandemia del Covid-19 y que puso en el tapete el debate sobre nuevos instrumentos financieros que permitan reducir la deuda y al mismo tiempo responder a la crisis climática y de biodiversidad.
Entre las alternativas, se destacaban la emisión de nuevos bonos con metas de biodiversidad y de cambio climático y reducir la deuda que los países mantienen con organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial.

País “degradado”

Es que el anterior gobierno kirchnerista consideraba a la Argentina como “el candidato perfecto” para acceder a las operaciones de reducción de deuda o emisión de bonos verdes que se encuentre alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 y el Acuerdo de París.

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Los funcionarios K advertían que, al igual que numerosos países de América Latina, la Argentina sufre una larga serie de problemas ambientales que se han profundizado en las últimas décadas a partir de la expansión de las actividades agrícolas y ganaderas que impulsaron la pérdida de biodiversidad, deforestación y desertificación de los suelos.

Argentina sufre una larga serie de problemas ambientales que se han profundizado en las últimas décadas como la sequía.

Es más, según informes del propio Banco Mundial, en los últimos 20 años el país vio degradarse “a pasos agigantados” sus capitales ambientales en casi todo su territorio, desde la pérdida de bosque nativo en el Gran Chaco hasta la degradación ecosistémica en la Patagonia y la paulatina destrucción de los humedales en el Litoral.

El documento asegura que la Argentina se encuentra entre los 10 países con mayor pérdida neta de bosques en el período 2000-2015, una reducción entre 1998 y 2018 de alrededor de 6,5 millones de hectáreas y con el Parque Chaqueño como la región más afectada, siendo el segundo foco de deforestación de la región después del Amazonas.

Además, el ente internacional ubica al país como el sexto del mundo en términos de tierra cultivada, con 39 millones de hectáreas.

Redireccionar fondos

Sin embargo, esa visión cambió cuando Javier Milei asumió la presidencia y comenzó a desmantelar la estrategia medio ambiental kirchnerista a partir de nuevos preceptos sobre la visión del cambio climático y los aportes que la Argentina debería llevar a cabo para reducir sus emisiones de carbono.

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A tal punto llegó la mirada diferente del gobierno libertario que sus autoridades pidieron y lograron el aval del Banco Mundial para redireccionar fondos orientados a mejorar la sustentabilidad del país para usarlos con otros fines.

El gobierno libertario lograron el aval del Banco Mundial para redireccionar fondos orientados a mejorar la sustentabilidad del país para usarlos con otros fines.

Uno de esos planes que cambiará de rumbo es el financiamiento de u$s600 millones para mejorar la infraestructura y el servicio de la línea del ferrocarril Belgrano Sur que iba a beneficiar a dos millones de personas que tendrían acceso a un mejor servicio de transporte público.

El proyecto, conocido como Modernización del Transporte Ferroviario de Pasajeros en Buenos Aires – Línea Belgrano Sur buscaba mejorar la movilidad de los usuarios de una manera inclusiva, segura y ambientalmente sostenible en los municipios más poblados del Área Metropolitana de Buenos Aires (La Matanza, Morón y Merlo).
La idea era financiar la electrificación de la línea Belgrano Sur, la renovación de vías, la mejora de estaciones y de sus entornos, la construcción de pasos bajo nivel y puentes peatonales, entre otras actividades.

Del mismo modo, promovía el transporte bajo en emisiones de carbono a partir de un servicio de tren eléctrico, desalentando el uso de vehículos particulares y favoreciendo el uso de bicicletas con la construcción de guarderías específicas.

También, se adoptarían estándares de diseño de infraestructura resiliente al cambio climático para la prevención de inundaciones y resistencia a altas temperaturas y vientos fuertes.

Fomentar el empleo

Pero las actuales autoridades nacionales ya le solicitaron al Banco Mundial cancelar ese préstamo, junto con otros nueve proyectos de financiamiento por un total de u$s1.700 millones para poder redirigir estos recursos hacia áreas consideradas más prioritarias por los libertarios como empleo, educación y protección social.
Ahora, los posibles programas que recibirán los fondos inicialmente orientados a mejorar el perfil medio ambiental de la Argentina se usarán en otros planes como los de Fomentar Empleo, orientado a apoyar la inserción laboral.

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Además del proyecto ferroviario, se cancelaron iniciativas vinculadas con la promoción de energías limpias, que esperaba beneficiar a 1.250.000 personas para 2029; el financiamiento sostenible para pymes; un programa de agua y saneamiento enfocado en poblaciones vulnerables; la reducción de la brecha digital, la gestión de riesgos rurales y la creación de infraestructura climáticamente resiliente.

No es casual que dicho redireccionamiento de fondos destinados a cumplir con los objetivos del Acuerdo de París lleguen unos días después que el propio Milei volviera a cargar contra el cambio climático.

¿Adiós al Acuerdo de París?

Fue en la ciudad suiza de Davos, donde el Jefe de Estado libertario pronunció un discurso ante empresarios y ejecutivos de finanzas que asistieron al Foro Económico Mundial en donde criticó, entre otras cosas, las políticas contra el calentamiento global.

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Javier Milei, en Davos: "Pasamos de un ambientalismo fanático donde los seres humanos somos un cáncer que debe ser eliminado"
Javier Milei, en Davos: «Pasamos de un ambientalismo fanático donde los seres humanos somos un cáncer que debe ser eliminado»

En su discurso, Milei usó el término “wokismo” para identificar a sectores que, según su mirada, buscan “pervertir esa idea elemental de preservar el medio ambiente para el disfrute de los seres humanos, pasando a un ambientalismo fanático donde los seres humanos somos un cáncer que debe ser eliminado, y el desarrollo económico poco menos que un crimen contra la naturaleza».

No es la primera vez que el presidente libertario da señales de querer excluir a la Argentina precisamente del Pacto de París firmado para que todo el mundo se comprometa a reducir las emisiones de dióxido de carbono.

De hecho, el Gobierno retiró su misión de la cumbre de cambio climático celebrada en noviembre del año pasado en Azerbaiyán.

Y en el mismo Foro de Davos, Mieli hizo mención a una nota que argumenta en favor de la inexistencia del cambio climático sosteniendo que se trata de “otra mentira que se cae”.

Para el Presidente, es “una estafa climática deshonesta”, tal como lo sostiene la publicación a la que hizo mención y en la cual se asegura que la Organización para las Naciones Unidas (ONU) “viene utilizado el dióxido de carbono como arma falsa y han mentido al mundo durante 40 años».

Fecha de publicación: 28/01, 4:59 pm