El Gobierno alista una nueva estrategia para reducir la contaminación del sistema aerocomercial: de qué se trata
Es un plan para el sistema de transporte aéreo elaborado por la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) con el objetivo en 2030. Cómo funcionará.
La Argentina es el octavo país más extenso del mundo con una superficie continental de 2,8 millones de kilómetros cuadrados en el que las combinaciones de grandes distancias con bajos niveles de población convierten al transporte aéreo en un actor de gran relevancia para el desarrollo del país.
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De hecho, sirve de apoyo a múltiples actividades dentro de las economías regionales y las principales áreas económicas como el turismo, el comercio y la comunicación, además de cumplir un rol social fundamental para asegurar la integración de todos los territorios y habitantes del país.
En la actualidad, existen cerca de 800 aeródromos (públicos y privados) de los cuales 55 pertenecen al Sistema Nacional de Aeropuertos (SNA), la mayoría de los cuales están concesionados a empresas privadas como Aeropuertos Argentina 2000. Otros son administrados por el Estado Nacional, por los gobiernos provinciales o municipales de la jurisdicción donde se localizan o por entes mixtos.
Como parte de las iniciativas para mejorar la calidad de vida de toda la sociedad y cumplir con los objetivos ambientales establecidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el gobierno nacional puso en marcha acciones para mitigar la contaminación que genera el sistema aerocomercial en el medioambiente local.
En este contexto, la Argentina es miembro permanente del Comité de Protección del Medio Ambiente y la Aviación (CAEP) que ayuda a formular nuevas políticas y recomendaciones vinculadas a reducir y mitigar el impacto ambiental de la aviación.
Desde el 2006, ya se vienen adoptando diferentes medidas tendientes a reducir las emisiones de CO2 de los operadores aéreos, aeroportuarios, los prestadores de servicios de apoyo y otros organismos nacionales con objetivos como los de mejorar la eficiencia energética en un 2% anual hasta 2050 y alcanzar un crecimiento carbono neutral a partir del 2020.
En este contexto, en el 2014, el país la presentó su primer Plan de Acción para la Reducción de las emisiones de CO2 (APER, por sus siglas en inglés) donde se propusieron medidas de mitigación en diferentes sectores del sistema de transporte aéreo teniendo como actor fundamental a la línea aérea de bandera Aerolíneas Argentinas y Austral.
Las medidas más importantes apuntaban a mejorar la eficiencia energética de Aerolíneas; establecer mejoras en la navegación aérea y en el desarrollo de biocombustibles.
En el primer caso, se destacaban como medidas sustanciales la renovación de flota, la reducción del peso de las aeronaves y la mejora de los sistemas operativos. Para ello, Aerolíneas Argentinas definió un Plan de Eficiencia de Combustible planteado en diferentes etapas que continúa vigente en la actualidad.
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Por su parte, en materia de navegación aérea se propuso rediseñar el Área Terminal Buenos Aires (TMA-Baires) y la instalación de radares secundarios de vigilancia para la optimización del espacio aéreo en ruta. Finalmente, en materia de biocombustibles se organizó un grupo de trabajo y se firmaron convenios con diferentes organismos públicos como el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
A la fecha, la mayor parte de las medidas propuestas ya se implementaron logrando que en el 2019, tal como describe un informe de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), en el que se plantean proyecciones del sector para el 2030.
Sin embargo, teniendo en cuenta el impacto del Covid-19 en el sector aéreo, se eligió el 2023 como año base, ya que se espera que la industria aérea recién durante ese período retorne los niveles del 2019.
El ejercicio de proyección realizado por el organismo estatal de control del sistema aeroportuario local se realizó para los vuelos internacionales y solo consideró los consumos de combustible y emisiones de CO2.
Los resultados indican que dado un crecimiento anual de la actividad del 3% y un nivel de eficiencia en el consumo de combustible del 2% por año, se alcanzará un ahorro significativo en el consumo de combustible total que llegará a una reducción aproximada de 100.000 tCO2 para el 2030.
El proceso profundiza los lineamientos trazados en el 2014 en materia de cambio climático, como una mayor reducción de emisiones de CO2 en aviación que se implementará a través del llamado Plan de Vigilancia, Notificación y Verificación creado por ANAC en el 2019.
Por los efectos de la pandemia del Covid-19 el plan de acción toma el 2019 como el año de base para el cálculo de las emisiones de CO2, teniendo en cuenta que en ese período el sistema de transporte aéreo emitió un total de 3.220.452 tCO2 de las cuales el 97% correspondió a emisiones generadas por las líneas aéreas con matricula argentina y el 3% restante a los ámbitos aeroportuarios.
En el caso de los operadores aéreos, transportaron un total de 30.262.000 pasajeros comerciales en 245.894 vuelos, lo que implicó un aumento del 4% respecto al 2018. Del total de pasajeros, el 53% usó la red de vuelos domésticos y el 47% la red de vuelos internacionales, generando un total de 3.126.317 tCO2 (97%).
A esas emisiones se le deben agregar las generadas en los ámbitos aeroportuarios, que alcanzaron las 93.443 tCO2 (3%), de las cuales más de la mitad (54%) correspondieron a los consumos de electricidad y gas natural en las terminales.
En este contexto, para la ANAC el desafío de los próximos años a nivel mundial y local es lograr una recuperación rápida de la actividad aerocomercial en sintonía con el desarrollo sostenible a partir de un plan que contiene 44 medidas de mitigación que fueron agrupadas en categorías según su ámbito de acción: servicios de navegación aérea (21%); aeropuertos (38%) y líneas aéreas (33%).
Las medidas por parte de las compañías aéreas corresponden en su totalidad a las acciones propuestas por Aerolíneas Argentinas, mientras que se incorporaron, medidas regulatorias, económicas y de capacitación en forma complementaria (8%).
En lo que refiere a la navegación aérea, se plantea concluir con el rediseño de la terminal BAIRES, proyecto de gran impacto para el área con mayores problemas de congestión dentro del espacio aéreo argentino.
Adicionalmente, se instalarán nuevos radares primarios y secundarios, radares meteorológicos, herramientas centrales para la prestación de los ATS en los sectores de ruta y principales terminales del país.
También se destaca la optimización del espacio aéreo y el uso flexible del espacio aéreo, lo que permitirá reducir las distancias a recorrer, así como una mayor coordinación con las operaciones de la Fuerza Aérea Argentina.
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Por su parte, dentro del ámbito aeroportuario se formularon medidas tanto para el lado aire como para el lado tierra. El primer grupo de medidas plantea la renovación paulatina de vehículos y maquinaria de apoyo en tierra, así como la instalación de GPU en Aeroparque.
También se propone construir y ampliar pistas, calles de rodaje y salidas rápidas en 15 aeropuertos, incorporando balizamiento con tecnología led.
Para el lado tierra, se construirán nuevas plantas de tratamiento de efluentes líquidos cloacales a fin de mejorar la gestión y eficiencia de remoción en el tratamiento. Asimismo, se realizarán en varios aeropuertos conexiones con las redes cloacales externas, y se construirán puntos de descarga para efluentes sanitarios -asimilables a cloacales- provenientes de aeronaves en los aeropuertos.
El plan también dispone que Aerolíneas Argentinas continúe con la modernización de las flotas para obtener aeronaves más eficientes y que se profundicen las medidas de reducción del peso de su flota con intervenciones en el catering de bebidas y la digitalización de la documentación de vuelo.
Además, el uso de herramientas de big data como Sky Breathe o My Fuel Coach que ya fueron adoptadas por Aerolíneas Argentinas, permiten consolidar y analizar la evolución de las prácticas implementadas en materia de eficiencia de combustible.
A su vez, el informe de la ANAC asegura que la maximización en la utilización de GPU, el control de carga de combustible en vehículos de rampa y la relocalización de los talleres de auxilio en los aeropuertos de Buenos Aires incorporan una mirada integral en las acciones de mitigación de la empresa enfocada en los servicios de apoyo en tierra.
El plan menciona la regionalización de las operaciones en el Aeroparque Jorge Newbery que permitirá reducir los traslados de los pasajeros en conexión entre las terminales aéreas de Buenos Aires (AEP-EZE) y promover el uso del aeropuerto más cercano a la ciudad reduciendo la distancia recorrida pre y post aérea de los pasajeros y empleados de la compañía.
“La aviación civil argentina ha mantenido una senda de crecimiento en los últimos 20 años y existe un gran potencial para continuar creciendo y mejorando en el futuro”, argumenta la ANAC en el documento, donde también sostiene que su plan de acción “refleja el compromiso del Estado argentino para lograr un verdadero desarrollo sostenible del sector aéreo, considerando los objetivos estratégicos y mejorando la calidad de vida de la población, proveyendo más y mejor conectividad”.
Para el organismo, el plan para la reducción de emisiones de CO2 en el sistema de transporte aéreo argentino “es el resultado del renovado compromiso de la Argentina con los objetivos planteados por la OACI en materia de reducción de emisiones de CO2 y los acuerdos internacionales asumidos por el país en materia de cambio climático”.
El año pasado, luego de que representantes técnicos y profesionales del sistema realizaron una capacitación sobre transporte aéreo y cambio climático, se conformó un equipo de trabajo para la actualización del plan que ahora presenta un abordaje sistémico e integral de la aviación civil argentina.
Habrá mejoras sostenidas en la eficiencia energética del sector; se promoverá el desarrollo y la incorporación de energías renovables, así como de combustibles sostenibles para la aviación.
Antecedentes pre pandemia
El plan elaborado por la ANAC tiene como base de sustento lo que ocurrió en el sistema aerocomercial del país durante el 2019, ya que en el 2020 la pandemia del Covid-19 hizo colapsar todo el sector, no sólo en la Argentina sino en el resto del mundo.
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La caída global de pasajeros transportados fue del 60%, hubo una reducción del 70% en los ingresos por pasajero-kilómetro de las compañías aéreas y pérdidas de más de u$s125.000 millones para los operadores aeroportuarios.
Para dimensionar su impacto en el mercado argentino basta mencionar que durante el 2020 la demanda aérea alcanzó los 6.998.919 pasajeros transportados lo que significó en términos absolutos 23 millones de pasajeros menos que en el 2019 (-77%), mientras que los vuelos se redujeron un 62% en promedio.
En tanto, en el 2019 el sistema de transporte aéreo argentino mantuvo sus niveles operativos, los cuales generaron un total de 3.220.452 tCO2, de las cuales, el 97% correspondió a emisiones generadas por las líneas aéreas con matricula argentina y el 3% restante a los ámbitos aeroportuarios.
Además, los operadores aéreos registrados generaron 1.705.571tCO2 en el mercado doméstico (53%), mientras que en los vuelos internacionales alcanzaron un total de 1.420.746 tCO2 (44%).
Aerolíneas Argentinas como principal operador produjo el 70% de las emisiones del mercado doméstico y el 88% del internacional.
Dentro del ámbito aeroportuario, las emisiones vinculadas con las terminales aéreas fueron de 50.473 tCO2 (1,6% de las emisiones totales), de las cuales 88% se generaron a partir del consumo de electricidad y 12% al consumo de gas natural.
Las emisiones generadas por los vehículos de apoyo en tierra alcanzaron las 9.885 tCO2 (0,3%) producto mayormente de la combustión de diésel. Finalmente, las emisiones de los vehículos de acceso al aeropuerto (transporte pre-post aéreo) sumaron un total de 33.084 tCO2 (1,0%).
En el caso de las emisiones de CO2 generadas en vuelos comerciales domésticos e internacionales, alcanzaron un total de 3.126.317 tCO2, siendo la principal fuente de emisiones totales del sistema de transporte aéreo argentino (97%). De ese total, el 55% correspondió a los vuelos domésticos y el 45% a los vuelos internacionales.
En cuanto a los vuelos domésticos, el documento de la ANAC estima que consumieron un total de 678.969.347 litros de combustible, lo que generó 1.705.571 tCO2.
Aerolíneas Argentinas fue el operador que más emisiones generó (70%), seguido de LATAM (15%), Flybondi (7%), ANDES (3%) y Jet Smart (3%) (Figura 17).
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Por su parte, los vuelos internacionales, consumieron 565.583.599 litros de combustible, lo que generó un total de 1.420.746 tCO2 siendo también Aerolíneas Argentinas el mayor emisor del mercado con el 88% de las emisiones totales, seguida por Latam Argentina (11%).
En el caso de las emisiones generadas en el ámbito de los aeropuertos, el documento oficial asegura que constituyen la segunda mayor fuente de emisiones de CO2 del sector aéreo detrás de las generadas por las aeronaves. Constituyen el 3% del total del sistema, lo que equivale a 94.135 tCO2 anuales en el 2019.
De ese total, el 54% correspondió a las emisiones derivadas del consumo de electricidad y gas natural; el 35% a los vehículos de acceso al aeropuerto y el 11% a los equipos de apoyo en tierra.
Con relación a las emisiones derivadas del consumo de electricidad, los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque contribuyen en conjunto con el 64% de las emisiones totales de CO2. En lo que se refiere a emisiones derivadas del consumo de gas natural, la situación es diferente. En este caso, los aeropuertos de Río Gallegos (19%), Ushuaia (18%), y Bariloche (17%) se destacan como los que generan mayores emisiones, representando en conjunto más del 50% del total.
“En definitiva, esta actualización del plan busca dar cuenta de las acciones llevadas a cabo por la República Argentina en materia de reducción de emisiones de CO2 y plantear nuevos objetivos para el mediano y largo plazo a fin de que el sector siga contribuyendo a dinamizar la economía y mejorar la conectividad aérea de todo el país”, detalla el documento de la ANAC a modo de conclusión.