El “desastre climático” frena inversiones en el sector agropecuario
Además de afectar a todos los eslabones de la cadena agroindustrial, impacta de manera directa en los numerosos sectores que requieren divisas para gestionar importaciones de bienes y servicios indispensables para desarrollar su actividad.
El impacto del desastre climático que está sufriendo el sector agrícola local obliga a las empresas a frenar de manera casi total los planes de inversión para los próximos años, generando un drama productivo de gran magnitud.
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Así lo evidencia una encuesta elaborada por SEA-CREA durante marzo pasado y que refleja un panorama complejo ocasionado por las importantes pérdidas productivas y económicas a las que deberán hacer frente las empresas agropecuarias.
Se trata de un movimiento empresario conformado por 2.126 empresas distribuidas en todo el país que impulsa el desarrollo de las comunidades en las que está presente a través de la experimentación, capacitación, transferencia e integración a la comunidad, con foco en innovación y sostenibilidad.
La encuesta SEA, respondida por más de 1200 empresarios CREA de las diferentes regiones productivas, tiene una periodicidad cuatrimestral y, según las conclusiones del actual informe, un 62% de los encuestados por CREA consideró que la situación económica del país podría desmejorar dentro de un año, mientras que otro 40% estimó que en ese mismo lapso los indicadores económicos y financieros de las empresas que gestionan experimentarían un deterioro.
En ese marco, un 53% de los empresarios que participan de CREA manifestó que no está considerando realizar inversiones en el presente año, mientras que otro 28% planificó obras de mantenimiento y/o reposición de infraestructura que resultan críticas para el desarrollo de la actividad. Apenas un 19% dijo que proyecta para 2023 la concreción de inversiones destinadas a mejorar la producción o la eficiencia de procesos.
Del mismo modo, un 95% de los empresarios agrícolas de CREA manifestó haber experimentado en los últimos cuatro meses daños por sequía, mientras que otro 45% y 7% señaló que registró pérdidas productivas por heladas y granizo respectivamente.
Soja y maíz
“Cabe destacar que en la región CREA Centro (que comprende el sur de Córdoba y este de San Luis) más del 80% de las empresas sufrieron daños por esa helada”, advierte el documento.
En lo que respecta a soja de primera, en el promedio nacional se prevé lograr un rendimiento 41% menor al planificado al inicio de la campaña, mientras que esa proporción crece hasta el 49% en el caso de la soja segunda, cultivo que resultó muy afectado por una inédita helada temprana registrada en el mes de febrero.
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En el caso del maíz temprano, la pérdida de rendimiento respecto del esperado al inicio de la campaña es hasta el momento del 34% –aunque en la zona Santa Fe Centro y Norte de Santa Fe llega al 70% y 64% respectivamente–, mientras que en maíz tardío la merma proyectada es del 35% a nivel general con un máximo del 59% también en la región Santa Fe Centro, donde el cultivo resulta esencial para abastecer a empresas ganaderas y lecheras.
La encuesta detectó además que el 91% de las empresas ganaderas que integran la red CREA resultó afectada por restricciones hídricas en los últimos cuatro meses, mientras que otro 18% reportó daños por heladas. Además, un 46% de los consultados dijo que el rodeo había experimentado estrés calórico.
En ese escenario tan complicado, algunas empresas de cría de la red CREA esperan poder este año mantener o incluso incrementar la proporción de terneros destetados respecto de 2022, mientras que otras pronostican un descenso.
Las situaciones más favorables se informaron en las regiones Patagonia, Litoral Norte, Chaco Santiagueño y Sur de Santa Fe, al tiempo que las más desfavorables fueron reportadas en Semiárida, Centro, Córdoba Norte, Litoral Sur y Sudoeste (gráfico 4).
Entre las acciones implementadas para gestionar el daño causado por el desastre climático se incluyeron –por orden de relevancia– el destete anticipado, manejo de la carga animal y reducción de stock, suplementación y engorde a corral, entre otros.
Si bien a nivel general la tendencia muestra que las empresas de cría ganaderas planean retener menos vientres este año respecto de 2022, existen situaciones contrastantes entre las diferentes regiones, donde Sur de Santa Fe y Norte de Buenos Aires muestran los mayores niveles de reducción previstos, mientras que Semiárida, Córdoba Norte, Centro de Santa Fe y Litoral Norte proyectan incrementos cercanos o superiores al 5% (gráfico 5).
Impacto en la lechería
En el sector lechero, un 59% de los tamberos consultados dijo que debió incrementar el uso de concentrados en las dietas de las vacas a causa de la pérdida de recursos forrajeros ocasionada por el desastre climático.
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En el promedio de situaciones se espera un estancamiento o leve caída en la producción de leche para los próximos cuatro meses, no así para los próximos 12 meses, cuando se registra una expectativa de crecimiento.
El impacto en la producción esperada de leche en el corto plazo se explica mayormente por cambios en la composición de la dieta que promoverían menores producciones individuales y una menor cantidad de vacas en ordeñe, dado que muchas empresas tamberas debieron ajustar la carga animal en función de la menor disponibilidad de recursos forrajeros.
En tal contexto, el nivel de endeudamiento promedio de las empresas lecheras creció para ubicarse en un nivel equivalente a 40 días de facturación, el registro más elevado desde marzo de 2019.
“El desafío generado por el desastre climático no deberá ser afrontado únicamente por las empresas agropecuarias, sino también por las comunidades de las diferentes regiones productivas, que están siendo profundamente afectadas por el derrumbe de la demanda de servicios de cosecha, fletes y combustibles, entre otros rubros clave, además de afectar la capacidad de compra de los insumos necesarios para encarar la nueva campaña agrícola”, anticipa el documento de CREA.
Añade que el desastre productivo, además de afectar a todos los eslabones de la cadena agroindustrial relacionados con los productos generados en el campo, “impacta también de manera directa en los numerosos sectores que requieren divisas para gestionar importaciones de bienes y servicios indispensables para desarrollar su actividad”.