Crearon una plataforma web que busca revolucionar el reciclaje de plástico: cuánto invirtieron
Fue desarrollada por la pyme cordobesa Starplastic junto a investigadores del Conicet, con financiación de la Fundación Sadosky. Cómo funciona.
La pyme cordobesa Starplastic, junto a investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba y el Conicet, desarrollaron una plataforma web para mejorar la producción de envases de plástico reciclado.
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La firma, con 120 empleados, se dedica desde hace más de cuatro décadas a la producción de envases plásticos para todo tipo de industrias: desde limpieza, a alimentos y productos químicos. Y en los últimos años se enfocó en reemplazar el plástico virgen importado, por plástico reciclado.
En busca de optimizar este proceso, el año pasado participó de la convocatoria Soluciones Innovadoras para Desarrollos de Software de la Fundación Sadosky. Su proyecto, “planificación y control IoT de la producción de envases con plástico reciclado” resultó seleccionado por la Fundación, que financió con $5,3 millones la participación de tres investigadores y un project manager (administrador del proyecto) para llevarlo adelante.
La iniciativa consiste en utilizar tecnologías como IoT (internet de las cosas) para conectar las máquinas entre sí y monitorear su funcionamiento. Y también utiliza modelos matemáticos para programar la producción según las estimaciones de demanda.
Como contrapartida, la empresa invirtió una suma similar en la maquinaria y el capital de trabajo necesario para afrontar el proyecto.
De este modo, los investigadores, junto al personal de la empresa, desarrollaron una plataforma web que permite conocer el estado de todas las máquinas, la productividad, los tiempos de mantenimiento y limpieza. “Esto nos permite estimar mejor los costos reales de producción”, apunta Claudio Acosta, gerente de producción de la compañía en diálogo con Economía Sustentable.
A su vez, gracias a su módulo de programación de la producción, podemos identificar los recursos necesarios para cumplir con los pedidos, lo que se traduce en una mejora de los costos operativos del 25-30% ”, afirma.
Industria 4.0 para la economía circular
Starplastic fue fundada en 2006 en Córdoba por Hugo Moccagatta y su hijo, como nueva unidad de negocios de la pyme familiar Caro Micromecánica, que había surgido en los años 70 como fabricante de máquinas de tejer, y a partir de los años 80 se dedicó a la fabricación de envases plásticos por extrusión.
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En 2013, la firma comenzó a producir bidones para productos químicos utilizados en el agro, como pesticidas y fungicidas. En 2016, con la sanción de la ley nacional 27.279, que regula la gestión de envases usados de agroquímicos, Starplastic incursionó en la recuperación y reciclado de dichos envases.
Lo hizo participando del programa “Campo Limpio”, que impulsa la recolección, acopio y traslado de los bidones desde los campos hacia las plantas de reciclado. Según la normativa vigente, estos envases se deben entregar en los centros de acopio con un triple lavado y perforados, para evitar su rellenado o reutilización.
Una vez en la planta de reciclado, se utiliza una técnica de “coextrusión de tres capas” para la confección de los nuevos envases. Eso implica que el plástico reciclado proveniente de envases usados queda encapsulado entre dos capas de materia prima virgen, logrando así reemplazar el 90 % del peso del envase por material reciclado.
“Esta estrategia apunta a la sustentabilidad económica y ambiental, ya que se reducen las importaciones de materias primas plásticas provenientes de Estados Unidos por material reciclado localmente, y se obtiene un producto de calidad y seguro para quienes lo utilizan”, destaca Hugo Moccagatta, director de Starplastic.
La planta de reciclado tiene una capacidad de procesamiento de 300 toneladas de plástico mensuales, aunque está trabajando muy por debajo de esa capacidad. Actualmente, se reciclan unas 60 a 80 toneladas al mes, un número que irá subiendo a medida que aumente la recolección de bidones. Se trata de un mercado altamente informal, y se calcula que un 80% de los envases usados son desechados o enterrados en los campos, sin un tratamiento adecuado.