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Ejemplo de vida

“Ayer no tenía nada y hoy todos la admiran”: mujer de 80 años construye su casa con botellas de plastico

Un terremoto derrumbó la casa de María, que no recibió ayuda institucional pese a ser una jubilada con una pensión muy baja

En junio de 2024, un terremoto destruyó la humilde vivienda de barro de María Ponce, una jubilada de 80 años que vive en El Borbollón, un pequeño pueblo del oriente de El Salvador. Con una pensión mínima, sin ahorros ni apoyo estatal, María se enfrentó a una realidad dura: no tenía dónde vivir. Ante la imposibilidad de reconstruir su casa por los medios tradicionales, decidió buscar una solución con lo poco que tenía a mano: botellas de plástico y materiales reciclados.

“Ayer no tenía nada y hoy todos la admiran”, comenta una anciana de 80 años que hizo su propia casa de plástico

Una casa hecha a mano, botella por botella

Durante semanas, recorrió las calles de su comunidad, comercios y basureros, recolectando cientos de botellas que luego lavó, pintó y reutilizó. “El techo lo hice también con botellas, usando bambú para sostenerlo. Cada una está pintada por mí, porque quise que mi casa tuviera alegría”, contó María al medio Bzi.ro.

La estructura principal se sostiene con varas de bambú enterradas en el suelo y un techo resistente a la lluvia. El piso, cubierto con tapones de colores, forma un mosaico artesanal que refleja su creatividad. Las puertas azules, hechas a partir de mesas recicladas, se abren cada día para recibir a los vecinos y curiosos que se acercan a conocer esta obra única.

Construir su nuevo hogar le llevó tres meses de trabajo diario, en soledad, bajo el sol. “Trabajé sola, todos los días, de sol a sol”, recuerda con orgullo.

Más que una casa: un símbolo de resiliencia y dignidad

El pequeño refugio, de unos 10 metros cuadrados, se alza sobre la calle principal de El Borbollón, cerca de la frontera con Guatemala. Su colorido aspecto no pasa desapercibido: la casa se convirtió en un símbolo de creatividad, esperanza y resistencia frente a la adversidad.

Pintó la casa porque quería que tuviese alegría. «Hoy la gente se detiene a admirarla», dice

“Hasta ayer no tenía nada, y hoy la gente se detiene a admirarla”, dice María. Lo que comenzó como una necesidad urgente terminó transformándose en un acto de dignidad y una expresión personal ante un sistema que muchas veces deja atrás a las personas mayores y vulnerables.

Un ejemplo de reciclaje y esperanza

El proyecto de María no solo resolvió su situación habitacional, sino que también visibilizó el problema de la vivienda en contextos de pobreza, especialmente entre los adultos mayores. Al mismo tiempo, demostró cómo el reciclaje puede ser una herramienta de empoderamiento y una vía para construir un futuro más sustentable.

Hoy, su historia inspira a vecinos, visitantes y medios de comunicación que ven en ella una lección de creatividad, esfuerzo y esperanza. Su pequeña casa de botellas se convirtió en un punto de referencia local, pero sobre todo, en un recordatorio de que la resiliencia humana puede convertir los desechos en refugio, y la necesidad en oportunidad.

Fecha de publicación: 22/10, 12:12 pm