Guillermo Andino y el “mandato familiar” sustentable: “Mi viejo fue pionero en inculcarnos el consumo racional de los recursos”
El periodista revela las medidas que toma en el hogar para cuidar el medioambiente y asegura: “Debemos involucrarnos para conseguir políticas públicas que puedan torcer el camino hacia otro modelo”.
El periodismo no fue un mandato familiar que Ramón Andino le transmitió a su hijo, Guillermo. La vocación por buscar la noticia y comunicarla de manera profesional la asimiló casi por instinto, se respiraba en todo momento en el ambiente familiar. Fueron otras las enseñanzas que heredó: el cuidado del medioambiente y los recursos naturales tal vez sea una de las más importantes.
“El consumo de manera racional, en todas las actividades de mi vida, lo tengo siempre presente porque lo traigo como mandato familiar. Mi viejo fue pionero en inculcarnos esos temas que traía de sus viajes”, recuerda Guillermo, en diálogo con Economía Sustentable, sobre las enseñanzas de su padre, cuya profesión lo llevó a mezclarse con otras culturas y asimilar algunas de sus costumbres.
Palabra autorizada
Si hay un referente del mundo de los medios con conocimiento de causa para hablar sobre desarrollo sustentable, sin dudas ese es Guillermo. No solo es el flamante conductor de “Los Andino en Casa” (KZO) y de “América Noticias mediodía” (América), sino que también está al frente de la cuarta temporada de “Energía Argentina” (A24), un ciclo con opinión y debate sobre la actualidad energética que cuenta con el apoyo de un equipo de profesionales calificados en la materia.
Fanático de los deportes y la vida sana, el periodista siempre se ha mostrado comprometido con el cuidado del planeta y ha difundido acciones para propiciar un desarrollo sustentable. Sin ir más lejos, fue presidente de “Ambiente y Medio”, una fundación que tiene como objetivo la divulgación de problemáticas en materia de medioambiente y la necesidad de poner en acción una ayuda concreta para resolverlas. Al día de hoy sigue trabajando allí, de la mano del biólogo y viceministro de Ambiente de la Nación, Sergio Federovisky, a quien considera un “consejero” de experiencia incuestionable.
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Al no tener redes sociales, su esposa, Carolina Prat, es quien se encarga de mostrar diariamente el amor que tiene la familia Andino (incluyendo a los integrantes más chicos, Sofía, Victoria y Ramón) por la naturaleza, los animales y el cuidado del medioambiente.
Guillermo prefiere que su profesión sea el medio para transmitir su mensaje: “Es la esencia en mi rol de comunicador, no solo en el noticiero, sino en todos los programas que hago. Estar frente a una cámara para mí es una oportunidad de multiplicar el cambio hacia una relación mucho más armoniosa con el ambiente”, explica con la precisión que lo ha caracterizado a lo largo de sus más de 35 años de carrera.
Más allá de la comunicación
– ¿Qué acciones hacés en el día a día para cuidar el medioambiente?
– Lo más importante es educar a los chicos, aunque la mayoría de las veces son ellos los que nos enseñan a nosotros, pero en definitiva el tema está siempre presente en casa. Concentramos el esfuerzo en las famosas “tres R”. Reducir, en particular los plásticos de único uso. Reutilizar todo lo posible, aprovechando el talento de Caro para encontrarles mil utilidades a las cosas. Y reparar, soy de reparar, me gusta lo retro y siempre busco la forma de estirar la vida útil. Mi (radio) Spica es irremplazable.
– ¿Has cambiado hábitos?
– Apunto siempre a cambiar hacia hábitos de consumo más responsables. A través del noticiero conocí muy tempranamente a referentes del comercio justo y buscamos comprar productos agroecológicos. Con los años también aprendimos a disminuir la cantidad de basura que generamos y te vas dando cuenta de que es posible. Hay que ser más consciente de adónde va a parar y del daño que genera lo que tiramos.
– ¿Cómo cuidás el agua?
– Aprendí a estar atento a las instalaciones defectuosas, que a veces generan pérdidas silenciosas. Nos ha pasado en casa y desde ese momento solemos revisarlas. Mantenemos limpia el agua de la pileta durante todo el año para evitar llenarla en verano. Esperamos a completar la carga antes de poner el lavarropas y, entre otras cosas, aprovechamos el agua de lluvia para el riego.
– ¿Qué pueden hacer quienes nos están leyendo para empezar a cambiar pequeños hábitos?
– Como con la dieta que comenzamos todos los lunes, cambiar lo que veníamos haciendo es muy difícil y no debe ser radical porque vas a fracasar. Como decía el gran “Mostaza” Merlo: “Paso a paso”. Proponete una acción a la vez. Consumí productos locales y de temporada, reutilizá todo lo que puedas, elegí caminar y la bici, separá tus residuos, repará los aparatos… Cada decisión te incita a la siguiente.
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– ¿Qué tiene que cambiar para que el compromiso sea más colectivo en la Argentina?
– La educación es la respuesta. Tiene que ser el pilar para construir una nueva manera de ver el mundo. Y el Estado tiene un rol fundamental: debemos exigir e involucrarnos para conseguir políticas públicas que puedan torcer el camino hacia otro modelo.
– Desde este año hay una polémica fuerte respecto a la exploración offshore en el Mar Argentino. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
– Tuve la oportunidad de escuchar a muchos expertos sobre el tema de la exploración offshore en la Argentina porque conduzco un programa de energía. Creo que la tecnología y los estudios que requiere toda actividad de exploración permitirán mitigar el impacto para que las prácticas que se realicen sean amigables con el medioambiente y económicamente rentables, sin dejar de profundizar el camino hacia la transición energética porque indudablemente las metas son energías más limpias.
– La Argentina necesita divisas para pagarles al FMI y a distintos acreedores privados. ¿Cómo se podrían generar dólares sin descuidar el medio ambiente?
– Como en el fútbol, todos los argentinos somos directores técnicos y economistas. Todos tenemos desde afuera las soluciones y sabemos qué es lo que se tendría que hacer. De lo que yo estoy seguro es que es muy complejo y multidisciplinario. Necesitamos reglas claras y ponernos de acuerdo para lograr ese balance.