Argentina, entre los países que menos cumplen con la reducción de las emisiones de carbono
La matriz energética mantiene una fuerte dependencia de los combustibles fósiles mientras que las energías renovables sólo ofrecen aportes marginales.
Si bien la Argentina se encuentra entre los 25 países con mejor desempeño en la carrera hacia lograr cero emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), su lugar en ese listado evidencia el retraso en el cumplimiento de ese objetivo.
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Es que el país ocupa el puesto 22 de un listado que encabezan Noruega; Reino Unido y Suecia y que solamente incluye a otras dos naciones latinoamericanas en importantes puestos como Chile (16) y Brasil (18).
Por lo menos así surge de un estudio global realizado por KPMG en 32 países en el cual se analizaron además las acciones que se están tomando en esas naciones para reducir las emisiones y las perspectivas de alcanzar el objetivo de cero emisiones para 2050.
Para ello, los expertos de KPMG abordaron los desafíos y problemas específicos que enfrentan los líderes y tomadores de decisión que son, en definitiva, los responsables en esta materia en sus respectivos países.
Si bien el estudio es global, la empresa elaboró un recorte regional utilizando los casos testigo de Argentina, Brasil y Chile cuyas conclusiones se consideran esenciales para comprender y superar los desafíos que tanto la región como el mundo enfrentan en su transición hacia el objetivo de alcanzar cero emisiones netas de GEI.
Matriz energética
Con relación a la Argentina, el informe sostiene que la matriz energética sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles y que, si bien el Gobierno se ha comprometido a realizar una transición energética para el 2030, las energías renovables (solar, eólica, geotérmica y biomasa) ofrecen, por ahora, solo aportes marginales, a pesar de que el país tiene un conocimiento considerable sobre estas áreas.
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“Para alcanzar las metas establecidas, el Gobierno tenderá a acelerar la transición para lo cual retomará iniciativas anteriores con el fin de promover la producción renovable o incentivará a las industrias a informar sobre sus emisiones e implementar planes de descarbonización”, afirmó Romina Bracco, socia Líder de Gobierno Corporativo, Riesgo y Cumplimiento (GRCS) y de ESG y Sustentabilidad de KPMG Argentina.
El documento advierte que tanto el país como el resto de los que figuran en el ranking están atrasados en la adopción tanto en materia de objetivos asociados a lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero, como en normativas que impulsen su cumplimiento.
Se trata de un dato preocupante si se toma en cuenta que los 32 países analizado son responsables de aproximadamente las tres cuartas partes de las emisiones mundiales. Solo nueve de ellos (Canadá, Dinamarca, Francia, Alemania, Hungría, Japón, Nueva Zelanda, Suecia y Reino Unido) han asumido compromisos jurídicamente vinculantes de cero emisiones netas. Es decir, han creado e implementado leyes con este fin.
“La falta de capacidad de ejecución representa una debilidad para la ambición mundial de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas”, detalla el análisis de KPMG que revela también que la capacidad de lograr efectivamente este objetivo no está presente en muchos países, incluidas algunas
economías maduras.
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El estudio también señala que, en la mayoría de los países, el nivel de preparación nacional para lograr cero emisiones netas está relacionado con el nivel de preparación de los cinco sectores clave analizados como son electricidad y energía; industria, transporte, construcción y agricultura; uso del suelo y silvicultura.
Asimismo, el estudio señala que la preparación de una economía para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas está vinculada a su prosperidad y a los ingresos de su sociedad.
“Resulta imperativo que los países más ricos, que han avanzado en la descarbonización, ayuden a los más pobres a mejorar su preparación y desempeño en este sentido”, reclama el documento de KPMG.
En el caso de la Argentina, se recuerda que en diciembre del 2020, se comprometió con el objetivo de cero emisiones netas de GEI para 2050. También estableció una meta intermedia de reducir sus emisiones de CO2 a 359 MtCO2e por año para el 2030 (que es un límite 25% inferior a la meta anterior, que se había definido en 2016).
Para lograr estos objetivos, el Gobierno creó el Gabinete Nacional de Cambio Climático y estableció un sistema de información para rastrear las emisiones de GEI. A la vez y teniendo en cuenta que es un importante exportador de carne vacuna y, por lo tanto, usuario de vastas extensiones de tierra para la ganadería, se comprometió a reducir a cero la deforestación neta para 2030.
Se trata de promesas que hasta ahora se encuentran retrasadas en sus procesos debido a que el país enfrenta desafíos económicos y sociales graves derivados de la pandemia del Covid -19, de la falta de acuerdo para reestructurar su deuda soberana con acreedores externos para poder salir de su crisis y brindar asistencia a una población vulnerable que enfrenta la falta de empleo, vivienda y alimentación.
Aportes marginales
Según Bracco,“enfrentar el escenario socioeconómico derivado de la crisis sanitaria ha obligado al Gobierno a repensar sus estrategias y a redefinir las prioridades del Estado”.
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La especialista de KPMG recuerda además la dependencia que tiene la matriz energética local de los combustibles fósiles, a pesar del compromiso de las autoridades de realizar una transición para el 2030.
Ocurre que las energías renovables (solar, eólica, geotérmica y biomasa) ofrecen, por ahora, solo aportes marginales, a pesar de que el país tiene un conocimiento considerable sobre estas áreas.
“Para alcanzar las metas establecidas, el Gobierno tenderá a acelerar la transición, para lo que retomará iniciativas anteriores con el fin de promover la producción renovable o incentivará a las industrias a informar los riesgos e implementar planes de descarbonización”, advierte Bracco.
Como casos testigos, el documento de KMPG hace referencia al sector del transporte en el cual se ha invertido en redes ferroviarias eléctricas urbanas, y en la expansión de la flota de autobuses eléctricos.
Sin embargo, asegura que faltan medidas más incisivas para desalentar el uso del automóvil, para el que actualmente se subvenciona el precio de los combustibles fósiles como la nafta.
En este sentido, el análisis recuerda que la adopción de vehículos eléctricos y la provisión de infraestructura de carga sigue siendo muy baja.
Otro problema que KPMG detalla para el caso argentino es la deforestación o la tala de los bosques nativos, que sigue siendo intensa en todo el país, con pocas medidas en ejecución para gestionar, proteger y verificar la extensión de los bosques. Por eso reclama la incorporación de prácticas de producción más sostenibles en el sector agrícola.
Con respecto a la información existente sobre las emisiones de GEI para KPMG no se comunican adecuadamente. “Pocas empresas publican datos estandarizados y los que adoptan esta práctica, en general, son multinacionales orientadas por las políticas de sus matrices en el exterior”, agrega el documento.
A modo de conclusión, el documento recuerda que la Argentina, junto con Brasil y Chile, cuentan con abundantes recursos naturales para producir energía a partir de fuentes renovables y sostenibles. Tampoco carecen de los conocimientos y el acceso a tecnologías que les permitan implementar planes ambiciosos de transición energética.
Sin embargo, enfrentan la falta de mecanismos de control eficientes y para estos países combatir la deforestación es un asunto de suma importancia.
“Establecer un objetivo de cero emisiones netas es solo el primer paso. También es fundamental que los gobiernos definan claramente las estrategias y acciones por medio de las cuales pretenden cumplir sus ambiciones, incluidos los hitos y metas intermedias de reducción y los mecanismos aplicables a toda la economía, como los impuestos sobre las emisiones de GEI y el comercio de créditos de carbono”, reclama KPMG desde su trabajo.
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También pide a la Argentina y al resto de los gobiernos aprovechar el poder de los mercados financieros para cumplir el objetivo de cero emisiones netas. “En sus decisiones de inversión y crédito, se considera cada vez más el riesgo climático y la transición a cero emisiones netas, con un mayor énfasis en los productos financieros relacionados con el clima” señala.
En este sentido, pide a los gobiernos apoyar estas iniciativas con medidas prácticas, como el precio del carbono; la introducción de informes obligatorios para las empresas para ayudar a acelerar la transición a cero emisiones netas.
Según KPMG, “hacer de estas divulgaciones un requisito legal, como lo hicieron el Reino Unido y Nueva Zelanda, acelera la disponibilidad de datos que los inversionistas y acreedores utilizan para la toma de decisiones de inversión y préstamos que consideren los aspectos ESG”.
Otro de los reclamos que surge del estudio se refiere a la necesidad de obtener el apoyo público para la acción climática “que debe ser el factor clave de los gobiernos porque si bien el apoyo a la acción climática está creciendo, la oposición se mantiene”.
El rechazo se basa en el supuesto que las medidas sostenibles podrían obstaculizar el crecimiento económico y la mejora de la vida de la población, que sigue estando presente en el debate público sobre el tema. “Redimensionar este diálogo y aclarar lo que realmente significa mitigar las emisiones de GEI son medidas urgentes y necesarias”, agrega la empresa.