Hidrógeno “verde”, la clave a la que apuestan las automotrices para generar rutas libres de CO2
Algunas importantes marcas de automóviles llevan años realizando fuertes inversiones en el desarrollo de motores que funcionen con hidrógeno
La lucha contra el cambio climático tiene a uno de sus grandes enemigos en la mira: el uso de petróleo y otros combustibles fósiles, muy contaminantes pero también muy utilizados.
La “descarbonización” es un viejo anhelo por parte de los ambientalistas en búsqueda de una economía más verde. Con la idea de “limpiar” de humo las calles, el uso de hidrógeno como combustible resuena con fuerza.
Este combustible es el elemento químico más abundante del universo pero no había surgido como una alternativa 100% sostenible para generar grandes cantidades de energía. La clave está en que el hidrógeno se quema solo y deja atrás un vapor de agua, en vez de los gases de efecto invernadero.
Pero el interés en el hidrógeno como combustible ha resurgido en los últimos años para el desarrollo de pilas y motores, o como energía “verde” de uso doméstico. Los críticos de esta tecnología temen que acabe siendo demasiado cara para el uso masivo, pero sus defensores tienen grandes esperanzas depositadas en ella.
Algunas importantes marcas de automóviles llevan años realizando fuertes inversiones en el desarrollo de motores que funcionen con hidrógeno. Honda, DaimlerChrysler, Ford, General Motors/Opel, Hyundai, Kia, Renault/Nissan o Toyota son algunas de ellas.
Y ya son varios los países que la plantean como una alternativa viable a los motores eléctricos. Japón dijo recientemente que quiere convertirse en una “economía del hidrógeno”, y países como Alemania, Estados Unidos, Francia, China o Rusia tienen trenes que funcionan con este elemento.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) alabó sus cualidades en la última cumbre del G20 en un informe que tituló The Future of Hydrogen. Seizing today’s opportunities (“El futuro del hidrógeno. Aprovechando las oportunidades de hoy”).
¿Cómo funciona? El mecanismo es el siguiente: el hidrógeno reacciona con el aire, generando electricidad y liberándose agua (H2O) al exterior en forma de vapor. Así, genera electricidad o calor de manera totalmente limpia.
No obstante, uno de los inconvenientes es que para obtener hidrógeno como elemento aislado —y poder generar así hidrógeno para hacer combustible— se requieren grandes cantidades de energía o usar fuentes no renovables.
Según un informe reciente de la entidad financiera estadounidense Morgan Stanley, la “revolución” del hidrógeno verde ayudará a reducir emisiones en procesos industriales existentes y también a proporcionar combustible para autobuses, camiones o barcos.
Pero los principales inconvenientes del hidrógeno son el costo y la disponibilidad.
Los costos son mucho más altos que los que requiere, por ejemplo, el gas natural, aunque la diferencia probablemente disminuya a medida que se eleven los impuestos al carbono para combatir el cambio climático en las próximas décadas, prevé Harrabin.
La organización independiente sobre desarrollo sostenible E3G dijo en un comunicado lo siguiente: “Obtener hidrógeno implica un gasto masivo en infraestructura. En muchos casos, los costos adicionales hacen que parezca poco atractivo en comparación con las alternativas (como las energías renovables)”.
La idea de usar el hidrógeno como combustible no es nueva, pero ha resurgido en los últimos años.
Por eso algunos expertos como Richard Black, de la Unidad de Inteligencia de Energía y Clima (ECIU), mantienen cierto grado de escepticismo.
“Deberemos tener y tendremos hidrógeno en la mezcla de opciones de energía, pero no es una solución milagrosa para todo, una impresión que a veces se desprende de lo que suele decirse. Hay esperanza, pero también mucha publicidad”, le dijo a la BBC.