Tigre y San Fernando denuncian “olor a huevo podrido” por la faena de tres frigoríficos
Tres frigoríficos -El Rioplatense, Ecocarnes y la Planta Faenadora Bacalari- vierten los efluentes en el Río Reconquista y esto es lo que genera el olor nauseabundo.
Los vecinos de la zona de Tigre y San Fernando se quejan por el “olor a huevo podrido” que huelen casi a diario, y especialmente durante la noche y la madrugada.
Los encargados de generar el olor a podrido son tres frigoríficos que los vecinos de la zona pudieron identificar, ya que vierten sus afluentes derivados de la faena en el Río Reconquista y esto genera una contaminación ambiental a gran escala.
“Yo a la noche no puedo invitar gente por el olor, que es el típico olor a huevo podrido. Uno sale a la mañana al jardín y siente un olor nauseabundo, es muy penetrante”, describe Emilio Sojo, de 77 años, que vive en Tigre, en un barrio cerrado cercano a uno de los tres frigoríficos que allí habitan, en diálogo con La Nación.
Mariana Navajo, de 45 años, que vive en San Fernando, a pocas cuadras del frigorífico Ecocarnes, agrega: “Nosotros estamos acostumbrados: cada tanto te viene un olor que te querés morir, pero esto es así desde que nos mudamos acá hace ya 10 años”.
Las quejas de las y los vecinos apuntan a tres grandes frigoríficos que se instalaron allí: se trata de El Rioplatense, Ecocarnes y la Planta Faenadora Bacalari.
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Quién se hace cargo de los efluentes
Se trata de una mezcla de bosta, grasa y sangre que, antes de llegar al río, atraviesa distintos procesos, sin embargo, el tratamiento de los desechos no es suficiente como para eliminar el olor que esto genera y hace poco habitable la zona.
A pesar de la situación, y de haber sido multadas, y hasta clausuradas en algunos casos, estos frigoríficos aún están habilitados por el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible de la provincia de Buenos Aires (OPDS) y cumplen con los parámetros exigidos por la Autoridad del Agua de la Provincia (ADA).
Francisco do Pico, un vecino de la zona que se mudó hace poco menos de un año, remarca: “Yo, como ciudadano, pedí información a la OPDS y a la ADA para ver si hay estudios del impacto de estas industrias en el Río Reconquista, en las napas de agua o en el aire, y no los tienen. Creo que falta control por parte de las autoridades”, en diálogo con La Nación.
“Olor a huevo podrido” en la zona
“El olor a huevo podrido muy probablemente sea por el ácido sulfhídrico. Este ácido se libera por el funcionamiento metabólico de ciertas bacterias encargadas de la descomposición de la materia orgánica. Cuando estas bacterias crecen en un medio anaeróbico, es decir en ausencia o escasez de oxígeno, utilizan el azufre en reemplazo del oxígeno y es ahí cuando se libera el ácido sulfhídrico”, explica María Natalia Piol, doctora de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en el área de Química Biológica e Integrante del Laboratorio de Química de Sistemas Heterogéneos del departamento de Química de la Facultad de Ingeniería.
Por ejemplo, El Rioplatense es el segundo frigorífico más grande del país y se encuentra en Tigre, sobre la avenida Constituyentes 2499. Allí faenan entre 1.200 y 2.000 cabezas de ganado por día.
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El frigorífico tiene 760 empleados propios y, si se suman las personas tercerizadas, esa cifra escala a 1.200 trabajadores. Además, es uno de los que exporta carne argentina al mundo, por lo que no solo cuenta con la habilitación del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), sino también, por ejemplo, del órgano de control de Estados Unidos. Sin embargo, lo sanitario y lo ambiental se regula de manera distinta.
“Nuestro compromiso con el ambiente es absoluto. El cuidado del entorno para nosotros no es un tema más, sino una prioridad”, comentaron fuentes de la empresa, en diálogo con La Nación.
El Ríoplatense, según se pudo averiguar, cuenta con tres fuentes de desechos: rojos, blancos y verdes. Es decir, la sangre, la grasa y la bosta. “Hay un canal que colecta toda la sangre y desemboca en una planta de tratamiento primario. Esa planta ayuda a reducir muchísimo la carga de sólidos. Lo mismo sucede con los desechos blancos”, explican.
Y agregan: “El resultado de ese proceso se vierte a una laguna donde decantan los sólidos y luego sale al exterior. Mientras que con la bosta hacemos compostaje. Tenemos una playa de compost de cuatro hectáreas que no solo está habilitada por los organismos de control, sino que hemos recibido un reconocimiento por parte del municipio por transformar los desechos en un subproducto”.
“Mezclamos la bosta con unos chips de madera hasta que queda inerte. El líquido que genera esa playa de compostaje se vierte a las lagunas”, describen.
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Un dato a tener en cuenta es que El Rioplatense no cuenta con membranas impermeabilizares en los piletones donde vierten sus desechos ya que los mismos tienen varias décadas de antigüedad.
Desde el frigorífico explican que, “hace tantos años que existen que los sólidos que caen hacia el fondo han formado una capa que impide que filtre líquido hacia a la napa. Pero, si se volvieran a hacer, habría que ponerles membranas”.
Otro punto a destacar es la falta de cortinas forestales alrededor de las tres empresas, una medida que ayudaría a formar una barrera entre los gases que generan el olor a huevo podrido y los vecinos.
De hecho, es obligatorio instalar dichas cortinas según lo que indica la ley provincial 8912/77, sancionada hace más de cuatro décadas. En el caso de El Rioplatense, se han comprometido a colocar una cortina forestal en el sector del predio que linda con el arroyo Patagonia. Sin embargo, las otras dos empresas no dieron respuesta al respecto.
En cuanto a los proyectos para los próximos años, desde El Rioplatense señalan que el directorio tomó la decisión de instalar una planta de biogás que produciría energía a partir de los desechos y brindará una solución definitiva al olor. El plan prevé una inversión de 8 millones de dólares y estará en funcionamiento a partir de 2023.
La respuesta de autoridades provinciales
Desde ADA aclararon que el organismo ya tuvo encontronazos con las tres empresas involucradas en el artículo y, si bien realizaron inspecciones en el último tiempo, esos informes aún no están disponibles.
“Hemos exhortado en reiteradas ocasiones a los empresarios en cuestión para que realicen las inversiones correspondientes para mitigar los efectos contaminantes de esa actividad”, comentan desde ADA.
“La Autoridad del Agua busca la mejora continua de la situación ambiental trabajando junto a las empresas para que estas vayan adecuándose a través de nuestro programa de Gestión de Efluentes Líquidos que promueve la adecuación de los vuelcos industriales sin desatender la actividad productiva”, agregan.
Desde la OPDS, agregan que, “como resultado de las inspecciones y del monitoreo, estas empresas fueron eventualmente clausuradas o se labraron infracciones por temas relacionados a la presión, emisiones y gestión de residuos”.
Según fuentes de la Municipalidad de San Fernando, donde se encuentran Ecocarnes y la Planta Faenadora Bancalari, el municipio solo tiene la potestad para controlar los estudios vinculados con la prevención de siniestros y realizar censos de riesgo.
Agregan que, en caso de recibir algún tipo de denuncia, el municipio debería derivarla a los organismos mencionados anteriormente. Sin embargo, destacan que, si bien el olor es un problema histórico del lugar, no han recibido denuncias formales por parte de los vecinos.