El juicio por la masacre de pingüinos en Punta Tombo, una oportunidad para condenar el ecocidio
Por Matias Arrigazzi, integrante de campañas de Greenpeace Andino. Biólogo y experto en conservación de biodiversidad.
En un verdadero acto de violencia contra la naturaleza, durante agosto y noviembre de 2021, sin autorización previa ni medición de impacto ambiental, se utilizó una retroexcavadora, se efectuaron desmontes de vegetación nativa, se realizaron movimientos de suelo, se abrieron caminos y se instaló un alambrado electrificado a lo largo de 900 metros en el Área de la Colonia de Pingüinos de Magallanes y la ribera marina Punta Clara, que limita con la Reserva Natural Punta Tombo, lo que impactó en la fauna, flora y los ecosistemas asociados.
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En un hito para la acción de protección ambiental en el país, llega a juicio oral una causa impulsada por Greenpeace Argentina, Fundación Patagonia Natural y la Asociación Argentina de Abogadas/os Ambientalistas, quienes presentaron en 2022 una querella penal por el ecocidio que se llevó la vida de cientos de pingüinos en la provincia de Chubut. La matanza se registró en la Reserva Natural Punta Tombo, donde se encuentra la mayor colonia de pingüinos de Magallanes del mundo.
El daño para los pingüinos de Magallanes fue inmediato y masivo, porque tienen colonias reproductivas en puntos específicos de la costa que eligen estratégicamente por estar protegidas de depredadores terrestres y encontrarse cerca de las fuentes de alimento. Además, la primavera es el periodo en el que forman parejas y se reproducen, para lo cual colocan sus huevos en nidos hechos en el suelo, en cavidades, roqueríos, debajo de arbustos o incluso bajo sus cuerpos, por lo que las crías de esa camada fueron víctimas fatales de las acciones dañinas desarrolladas en la zona: se estima que al menos 175 nidos fueron destruidos en todas las áreas afectadas.
Por otra parte, el alambrado afectó el libre desplazamiento de los pingüinos, lo que dificultó su búsqueda de alimento –principalmente peces pequeños, calamares y krill– en un momento en el que los pichones requieren de comida con alta frecuencia, la cual es provista únicamente por los ejemplares maduros.
Por qué es importante preservar al pingüino de Magallanes
El pingüino de Magallanes es una de las especies emblemáticas que habitan las aguas del Atlántico Sur. Conocido científicamente como Spheniscus Magellanicus, pertenece a la familia Spheniscidae, que se encuentra en las regiones costeras de América del Sur y tiene categoría de conservación casi amenazada (NT) según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
La población mundial se estima entre 1,1 y 1,6 millones de parejas reproductivas, lo que equivale a entre 2,2 y 3,2 millones de individuos maduros con capacidad de dejar descendencia. De ese total, alrededor de 900.000 parejas se reproducen a lo largo de la costa argentina.
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Los esfuerzos de conservación han permitido que Punta Tombo, una reserva con una extensión de 210 hectáreas en la estepa patagónica, fuera establecida como Área Natural Protegida en 1972. Según los últimos datos censales, allí habitan más de 200.000 parejas reproductivas, lo que la convierte en una de las colonias más importantes para esta especie a nivel mundial.
Ante el ecocidio ocurrido, la intervención de la Justicia es clave para garantizar la protección de la biodiversidad. La presentación de las organizaciones ambientalistas reclama la configuración del delito de crueldad contra los animales, establecido en la Ley 14.346 de maltrato animal, y el daño agravado sobre los ecosistemas.
Más allá del fallo, que se espera resulte en una condena ejemplar, este ecocidio demuestra la urgencia de que se incorpore un capítulo ambiental en el Código Penal Argentino, para desalentar estas acciones criminales contra el planeta y sus especies, incluidos los humanos.
*El autor es integrante de campañas de Greenpeace Andino. Biólogo y experto en conservación de biodiversidad.