Empleo verde: qué es y cómo se puede potenciar en Argentina
Este tipo de trabajo tiene como objetivo crear oportunidades que fomenten la economía circular y formas de producción amigables con el medioambiente. Hablamos con tres emprendedores que hoy son exponentes del empleo verde en Argentina.
En los últimos años, la manera de concebir el trabajo ha cambiado notablemente. La llegada de la pandemia, de alguna manera, hizo repensar ciertos parámetros tradicionales que tenían que ver con la presencialidad, pero también generó una nueva conciencia acerca del medioambiente en el que habitamos y la importancia de protegerlo. En este sentido, el desarrollo de nuevas formas de empleo verde es fundamental. Pero, ¿qué es exactamente y cómo se puede potenciar en la Argentina?
Qué es el empleo verde
El empleo verde contribuye al desarrollo laboral aportando una mirada necesariamente sustentable y que coopere con la preservación del medioambiente. Su objetivo es el de crear oportunidades que inviten a empresarios y emprendedores, en principio, a crear maneras de trabajo decente y de producción.
Hay que tener en cuenta que existen, en la actualidad, dos maneras de contribuir a su desarrollo. Una tiene que ver con incentivar procesos de producción novedosos, como así también la prestación de servicios que tengan en cuenta el cuidado del ecosistema. Y la otra a contribuir con productos y servicios que protejan al medioambiente sin necesidad de utilizar tecnologías verdes sí o sí.
Cualquiera sean los casos, una de las claves del empleo verde se encuentra en la economía circular, pues aquí se le pide a trabajadores y emprendedores lograr oportunidades en todos aquellos elementos que se puedan reutilizar.
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Mosquita Feed Co
Resulta interesante, en este sentido, conocer el caso de Mosquita Feed Co, una startup formada por jóvenes emprendedores de la ciudad de Rosario, que lidera Juan Ubieta y Gianfranco Speciale, y que ya ha recibido numerosos reconocimientos, como haber ganado la quinta edición de la competencia de emprendedores de la Universidad de San Andrés. En este emprendimiento, la industria circular cobra un papel preponderante, ya que se proponen reutilizar desechos de la industria de la cerveza para luego convertirlos en nutrientes como harinas y aceites.
“Mosquita se diseñó en función de la necesidad de la industria cervecera para poder ser más competitiva y sustentable. Para ello a partir de la aplicación de metodologías de innovación recombinantes desarrollamos una solución de alto valor y sustentable para revalorizar a escalas masivas y replicables su principal desecho, el bagazo cervecero. Llevando a esta industria al futuro circular”, destaca Ubieta.
Y agrega: “Ofrecemos una solución real para que los residuos de la industria cervecera se reinserten en el circuito productivo generando productos de alto valor agregado para mercados agroalimentarios. De esta manera contribuimos directamente en la reducción de Huella de carbono, gestión fundamental para empresas que deseen ser sostenibles”.
Sin dudas, el objetivo de este proyecto es singular por donde se lo mire y se suma un elemento que lo hace aún más llamativo: la mosca soldado negra es una de las especies más populares en el mundo y es la que permite que este proceso biotecnológico también se pueda llevar a cabo. ¿Pero cómo?
“Con el crecimiento de la población global se necesita intensificar el compromiso de diversos actores con el desarrollo sostenible y en especial de quienes inciden en todo el proceso de alimentación desde la producción hasta el consumo y eliminación de desechos”, explica.
“La neutralidad de carbono es un desafío imperante donde las industrias alimenticias cumplen un rol crucial siendo necesarias estrategias efectivas y a largo plazo que fortalezcan procesos productivos de dinámica circular. Biodeconvertimos los desechos de industrias cerveceras en productos de alto valor para el sector agroalimentario usando herramientas biológicas basada en insectos como la Mosca Soldado Negra para generar proteínas sostenibles como harinas, aceites y complementos para alimentación bovina y equina”, remarca el cofundador de Mosquita Feed.
Fracking Design
Algo similar sucede con Fracking Design, que también apuesta a la recirculación y a la eliminación de la huella de carbono, pero en este caso de la industria petrolera. La marca de accesorios pertenece a Ornella Basilotta, una prestigiosa diseñadora que hace unos años y luego de un replanteamiento personal como profesional decidió dejar de lado la moda convencional para dedicarse al diseño sustentable con elementos reciclados.
“Trabajé casi toda mi vida en la moda convencional. Después en 2009 fundé junto a mis hermanas Basilotta, una marca de indumentaria femenina tradicional. Nosotras veníamos de la movida del diseño de autor, el diseño independiente. Basilotta creció un montón, pasamos de un showroom a un local y después a más locales y cinco franquicias. Fueron 10 años y ahí me encontré casi a los treinta y pico de años envuelta en una rutina de perseguir temporadas y colecciones. Me di cuenta que la marca que había creado, de alguna manera, había perdido su ADN. Nuestro entusiasmo se había perdido y nos empezaba a pesar, más allá que habíamos crecido un montón”, recuerda.
Luego de reconsiderar su carrera, la marca de Ornella comenzó una lenta transformación con la colección “Pachamama Detox” que tuvo como objetivo “involucrarse más con las fibras naturales”. Pero fue definitivamente en un viaje a Neuquén y en el que visitó una planta tratadora de residuos, en donde se dio cuenta de que con la ayuda de las big bags podría contribuir a la sociedad mediante la reutilización de estos elementos.
“Las big bags son bolsones de arena que vemos en cualquier obra en construcción. En la industria del fracking, en Vaca Muerta, es uno de los componentes principales: arena y agua es lo que se utiliza para perforar el suelo y sacar el gas y el petróleo. Entonces, estos bolsones se descartan en toneladas enormes, porque un solo pozo utiliza 40.000 toneladas de arena aproximadamente, lo que es un equivalente a 25.600 bolsones, que una vez que llegan al pozo de petróleo se usan y se descartan. Lo más grave es que eso se descartaba y muchas veces se quemaba, provocando quemas a cielo abierto clandestinas. Cuando lo vi, me enamoré, dije ‘esto es tela y debe tener otra oportunidad’”, indica.
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El proceso de producción de los accesorios que se hacen para la marca de Fracking Design empieza en la provincia de Neuquén donde estos bolsones son aislados y llevados a una unidad productiva para ser desinfectados y desarmados. Recién ahí llegan a Buenos Aires, y a través de un proceso industrial se convierten en rollos de telas para trabajarlos teniendo en cuenta sus estampas y colores. Finalmente, se distribuyen a un conjunto de cooperativas marroquineras para terminar de diseñar las carteras, mochilas y riñoneras.
Según detalla Ornella Basilotta, el propósito principal de Fracking Design es “mitigar la huella de carbono de la industria petrolera evitando que este material se queme y reinsertando en una economía circular. Y así fomentar el trabajo justo y la inclusión”.
Qué es Potenciar Empleo Verde
Vale mencionar también que para fomentar a gran escala el empleo verde son necesarios programas públicos. En estos tiempos de lucha contra el cambio climático y el efecto invernadero, es esencial que el Gobierno de cada país lo incluya en sus políticas y produzca, por consiguiente, las condiciones para que se pueda realizar.
En Argentina, existe un plan llamado Potenciar Empleo Verde que se encuentra dentro del Ministerio de Desarrollo Social y que está dirigido a organizaciones tanto del sector público como privado con la misión de crear trabajo seguro, sustentable y sostenible en el tiempo.
Objetivos de Potenciar Empleo Verde
Los principales objetivos del plan Potenciar Empleo Verde son los siguientes:
- Mejorar la calidad de los ecosistemas que en su mayoría han sido destruidos por el cambio climático y la producción de gases dañinos para la naturaleza y la propia humanidad.
- Promover la industria circular mediante el reciclaje de elementos, que de acuerdo a la mirada tradicional y utilitaria son solo desechos. Pero que con el estudio y la investigación correspondiente el punto es darles una nueva funcionalidad que contribuya al bienestar socio ambiental del ecosistema.
- Impulsar el desarrollo de transportes que trabajen con energías sustentables sobre todo en las grandes ciudades, donde el ambiente está muchísimo más expuesto a la contaminación de los vehículos tradicionales.
- Apoyar la agricultura ecológica donde no solo se favorezca a pequeños y medianos agricultores de alimentos, sino también para cuidar a través de este circuito de producción la diversidad del ecosistema rural y su naturaleza propia.
- Colaborar con la protección y la conservación del medio y de las áreas protegidas como pueden ser Parques Nacionales y Reservas Naturales.
Water Journey
Luciana Gil tiene 36 años y es arquitecta, pero hace un tiempo dejó esa actividad y ahora incentiva a la gente a amar el medioambiente de manera lúdica, artística y original. Su proyecto lleva el nombre de Water Journey y, según ella misma sostiene, “es un espacio creativo cuyo propósito es acercar a las personas a la Tierra a través del arte y el deporte”.
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Tal como le sucedió a Basilotta, este emprendimiento llegó a la vida de Luciana tras una crisis personal que le propuso un quiebre definitivo con su rutina. Hace solo seis años, pensaba que su vida estaría casi íntegramente dedicada a crecer en la carrera que había estudiado en la universidad. Pero todo cambió de un momento a otro y ese cimbronazo la obligó a conectar con una pasión que siempre había estado en su corazón: el deporte.
Así fue tomó la “difícil decisión de dejar su traje de arquitecta” para crear Water Journey, donde además de realizar obras con los plásticos que se desechan en las playas, da clases de Stand Up Paddle.
“Me daba miedo renunciar a eso porque me daba seguridad, pero en un momento me empecé a replantear muchas cosas en mi vida. Mis prioridades habían cambiado y así cerré mi estudio de arquitectura. Entonces, el Stand Up Paddle y el Surf fueron el refugio en ese momento. Empecé a remar el Río de la Plata para entender lo que me estaba pasando. Con la tabla y el río pude enfrentar un montón de cuestiones emocionales que en la Tierra eran muy complicadas. Desde ahí, se produjo mi gran cambio de perspectiva para también cuestionarme desde dónde yo quería contribuir”, cuenta.
“El Río de la Plata es el que me mostró la contaminación plástica en los océanos. Me puse a investigar y me puse como meta poder disfrutar del camino, que es la sustentabilidad. Por eso, fundé Water Journey, que en principio surgió como un proyecto creativo de todas las aventuras de este nuevo camino que me estaba mostrando el mar. Para mi lo más importante es transitar este camino con disfrute, conciencia y no tanto poner el foco en el resultado final”, añade.
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Más allá de que los sectores en los que trabajan son distintos, tanto Basilotta como Ubieta y Gil coinciden en la necesidad de trabajar desde la sustentabilidad más allá de un beneficio propio. A través de sus proyectos sostenibles, el fin último es contribuir al bienestar social y ambiental al mismo tiempo.
“A mi lo que me incomodaba de los proyectos de arquitectura en los que estaba involucrada era que eran para generar un beneficio personal para una o un grupo de personas. Entonces, se empieza a considerar a la arquitectura como un negocio en donde se benefician solo algunos y donde no se tiene en cuenta a la Tierra, salvo en algunos proyectos puntuales. Eso me resonaba y me generaba una incoherencia interna. Ahora, en los proyectos en los cuales me vinculo y creo incluyen a la Tierra, incluyen a las cuestiones ambientales por medio de la creatividad. Por eso, la misión de Water Journey es despertar en las personas el amor por la Tierra y que puedan percibir todos los gestos que nos regala diariamente”, reflexiona la fundadora de Water Journey.
Empleos verdes más buscados
Para contribuir al crecimiento del empleo verde en cualquier lugar del mundo, también es indispensable la investigación y la profesionalización de ciertas actividades científicas y productivas. Por eso, es importante que desde el Estado, a su vez, se promueva la creación de carreras universitarias y oficios que aporten soluciones novedosas y revolucionarias a los problemas ambientales actuales. Aunque también para crear una nueva conciencia de vida en las personas, a través de esta educación.
Los trabajos sustentables más demandados son la ingeniería ambiental, ingeniería hidráulica, geocientíficos, agricultores urbanos, constructores y planificadores urbanos sustentables y abogados medioambientales, así como también la biotecnología como es el caso de Mosquita Feed Co.
De hecho, Ubieta analiza cuáles son los beneficios de aquellos mecanismos que permite esta ciencia en su proyecto y en el de cualquiera que quiera comenzar a colaborar con la industria circular: “La biotecnología nos da la posibilidad de utilizar herramientas de la naturaleza y aplicarlas para que podamos tener un mejor y sostenible ritmo de vida, dejando de lado el concepto de “basura” y pasando a un nuevo paradigma de que todo es usable y reciclable”.
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Pero también es esencial la presencia de analistas y gestores de proyectos ambientales sostenibles en cuestiones culturales y sociales que motiven a la población a valorar el espacio en el que se habita como es el caso de Water Journey.
“Considero que para acercarnos a la Tierra necesitamos ir hacia adentro y conectarnos con nuestra esencia, con ese amor que podemos llegar a tener por un ser, por un pariente o con alguien querido y darnos cuenta de que podemos también tenerlo con la Tierra y el Océano. Creo que ese es el primer paso para empezar a tener otro diálogo con el ambiente y pasar de tener una simple relación en la que vamos una o dos veces por año a la playa o a la montaña para tener una relación sagrada en donde podemos a través de nuestros consumos relacionarnos de forma consciente y teniendo en cuenta el valor del ambiente en cada acto de consumo que hagamos”, destaca Gil.
Argentina, uno de los cuatro países con más empleo verde en la región, según OIT
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) es una entidad que tiene como objetivo regular las normas y condiciones laborales de los trabajadores en el mundo y, lógicamente, consideran al empleo verde como la posibilidad que tiene un país de regenerar y transformar las fuerzas productivas del trabajo en oportunidades industriales sostenibles y amigables con el medioambiente.
El trabajo sustentable en Argentina goza de una buena posición en Latinoamérica y en ascenso. Según dicha organización, ocupa el cuarto lugar en la lista de países en los que más se viene desarrollando en estas posibilidades de empleo, después de Brasil, México y Ecuador, que poseen el primer, segundo y tercer puesto en ese orden.
De todas maneras, es preciso seguir trabajando en el desarrollo de políticas que contribuyan al impulso definitivo de la economía circular incentivando a empresarios a apostar por proyectos sustentables, a los científicos a investigar en nuevas formas de producción y a toda la sociedad a ser conscientes del ecosistema presente.
“Se puede construir una marca de alcance nacional e internacional con producción masiva y de calidad premium con un material reciclado. Las personas o los consumidores no tienen que sacrificar la ética por la estética a la hora de vestirse o de elegir un accesorio”, concluye Basilotta.