El futuro de la construcción: ¿Se vienen los rascacielos de madera?
A partir de la construcción de una cuidad íntegramente de madera en Suecia, empresarios locales anticipan la posibilidad de masificar este tipo de desarrollo inmobiliario, incluso para grandes alturas
La construcción de “Stockholm Wood City”, un proyecto que comenzará en 2025 para levantar lo que será la ciudad de madera más grande del mundo, ubicada en Estocolmo, Suecia, podría marcar una tendencia que hasta tendría sus réplicas en Argentina. La localidad europea tendrá una impresionante superficie de 250,000 metros cuadrados y está previsto que se utilicen diversos tipos de construcción.
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Además, contará con 7,000 oficinas y 2,000 viviendas, así como comercios de diversos tipos, locales y restaurantes, para el desarrollo de la vida social y económica. No sería ilógico pensar que en un futuro no muy lejano el país tenga las herramientas tecnológicas y sustentables como para construir su propia “ciudad de madera”.
Los expertos entienden que la madera es un recurso natural y sustentable que, debido a su velocidad de respuesta, la capacidad disponible del recurso forestal y el procesamiento industrial, permite dinamizar el empleo y las economías regionales, agregando valor a la materia prima proveniente de bosques cultivados, así como por los claros beneficios ambientales, económicos y constructivos de los sistemas utilizados.
Señalan que se trata de una cadena de valor que tiene un efecto multiplicador desde la semilla, la plantación, resina y todos sus derivados, manejo forestal, cosecha de rollos, destino de rollos finos para celulosa y papel y de rollos para madera aserrable, aprovechamiento de desperdicio como chip y viruta para generación de energía renovable, maderas y molduras con destino para la construcción y viviendas con madera y muebles, entre otros usos.
Por estos beneficios, desde la Cámara Argentina de la Madera (CADAMDA), cuya gerencia general está a cargo de Daniel Lassalle, creen en la posibilidad de levantar rascacielos hechos con madera, y que se reemplacen otros como plásticos, acero u hormigón por materiales de base biológica o se transformen infraestructuras grises por verdes.
En este sentido, el ejecutivo entiende que Argentina podría copiar modelos de países nórdicos, Canadá, Estados Unidos y Japón, entre otros, que son pioneros en este tipo de iniciativas y en lo que respecta a la construcción con madera en general. Sus estándares son muy exigentes en cuanto a sostenibilidad y bienestar, dos factores que están influyendo cada vez más en el mundo de la arquitectura.
Incluso, sus productos derivados e industrializados, que pueden proveer desde celulosa, fibras textiles y energía por biomasa forestal, hasta la importancia de los bosques y zonas verdes para la captación y reducción del carbono.
“Mejorar” las ciudades
Según un informe de CADAMDA, las ciudades son la causa y la solución en la lucha contra el cambio climático y son responsables del 70% de las emisiones de carbono. “Las áreas urbanas albergan hoy el 55% de la población mundial, con más de 4,200 millones de habitantes. Una tendencia que irá en aumento: en 2050, se estima que 7 de cada 10 personas, de los 9,700 millones de habitantes en el mundo, vivirán en ciudades. Las metrópolis absorberán casi todo el crecimiento futuro de la población mundial”, destaca el documento.
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Dicho crecimiento, dice la cámara empresaria, “va de la mano con las nuevas necesidades de habitar esas ciudades”. El objetivo entonces es cómo lograr que se tengan usos y costumbres amigables con el ambiente; cómo elegir los materiales menos nocivos; cómo cambiar los hábitos; cómo aprender a reducir la huella de carbono y cultivar nuevas formas de vinculación social. Para la cámara empresaria, la respuesta es simple, con madera.
“En Argentina y en toda la región, la Cámara de la Madera lidera la promoción del uso de este material para todo tipo de construcciones, ya sean particulares, edificios, puentes e incluso, ciudades
enteras. Un futuro mejor para todos, con un uso sostenible de los recursos, está construido – sin dudas – con madera. Se multiplican en el mundo proyectos de ciudades climáticamente inteligentes: las biociudades”, agrega el paper.
Qué son las biociudades y por qué ganan cada vez más protagonismo
Para Lassalle, “la transformación de un mundo más sustentable representa el mayor desafío post pandemia. Incluso se plantea que la transformación de las grandes ciudades son una buena oportunidad para replantear la economía y para garantizar la creación de un futuro más sostenible”.
El ejecutivo hace referencia a que varias investigaciones revelan que todavía hace falta construir el 50% del tejido urbano necesario para cubrir la demanda para el 2050. “Construir usando solo acero y concreto, representa más del 10% de las emisiones globales de carbono”, advierte, por lo cual entiende que los desarrolladores y constructores “están considerando a la madera eficiente para la transformación social, pues es el único material de construcción que es renovable y se puede cultivar de forma sostenible, además, captura carbono”.
Por eso, pronostica que la madera tendrá un rol protagónico en el desafío de transformar las grandes ciudades en lugares más sustentables a través de la bioeconomía. De hecho, las ciudades que utilizan madera en la construcción se convierten en infraestructuras de captura y almacenamiento de carbono. Incluso, los parques y la ubicación estratégica de árboles alrededor de los edificios disminuyen el consumo de energía en las edificaciones para calefacción y refrigeración.
Por eso, la madera, los árboles y los bosques son la columna vertebral de las ciudades climáticamente inteligentes que se denominan biociudades.
Para Lassalle, “la importancia de la eficiencia de los recursos se hará más pronunciada en el futuro a medida que la población crezca y la competencia de los recursos naturales, la energía y el agua se vuelva más intensa”. De todos modos, entiende que, en el caso puntual de las biociudades, existen varios aspectos a considerar. Más allá de su evidente característica de sostenibilidad, la madera, en comparación con el acero y el concreto, tiene menor impacto ambiental y, sobre todo en momentos de pleno auge de incendios y ola de calor en el hemisferio norte, es más resistente al fuego.
Agrega que su belleza natural brinda serenidad y armonía, su aroma, su pareja con los árboles, tanto en pie como los procesados convertidos en techos, paredes, pisos y muebles mejoran la calidad del aire, reducen el estrés y fomentan una sensación de bienestar generalizado y son mucho más productivos para la agilidad mental, tanto para el ámbito académico como para el laboral.
“Además, es un producto renovable, reciclable y carbono neutro o positivo. Provee materia prima para productos de primera necesidad de la población, como viviendas, muebles, papeles, energía, químicos, reemplazando en muchos casos, el uso de productos no renovables provenientes de la minería y los combustibles fósiles”.
Desde CADAMDA entienden que, con las nuevas tecnologías, como la nanotecnología y las biorrefinerías, se agregan un sin número de otras aplicaciones.