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Agro sostenible

La innovadora startup argentina de agroinsumos que ganó un millón de dólares y sale a conquistar nuevos mercados

Un grupo de científicos, con base en Mar de Plata, recibió fondos para seguir creciendo. "En Argentina hay un mercado potencial para tecnologías sustentables en el agro", afirman.

start-up de agroinsumos "verdes" nacional ganó un importante premio y sale a la conquista de nuevos mercados

La innovadora startup biotecnológica UNIBAIO, que desde hace más de una década se dedica a la agricultura sostenible, recientemente recibió el primer premio en la competencia Grow-NY en Nueva York.

Se trata, nada menos, de uno de los principales premios a nivel internacional que reconoce a los proyectos más prometedores en el ámbito agroalimentario. Una vez más, el desarrollo científico argentino recibe un fuerte reconocimiento internacional y un millón de dólares en fondos para seguir creciendo en el mercado del agro global.

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Hace un poco más de una década, sus fundadoras, Vera Álvarez (ingeniera, investigadora de CONICET y presidenta de la Fundación Argentina de Nanotecnología) y Claudia Casalongué (bióloga e investigadora de CONICET), decidieron crear un modelo de innovación tecnológica con impacto ambiental positivo siguiendo la lógica de la economía circular.

UNIBAIO recibió el primer premio en la competencia Grow-NY en Nueva York.

“Aprovechamos residuos generados por los exoesqueletos de los langostinos y los reutilizamos a partir del desarrollo tecnológico en nano cápsulas ecológicas que reemplaza a los agroquímicos y pesticidas. Al mismo tiempo, este procedimiento, impulsa el crecimiento económico y mejora la competitividad del sector agrícola”, relata Álvarez, y enseguida destaca que “al usar desechos de langostinos para crear nano cápsulas, la startup cierra un ciclo perfecto: los residuos se convierten en materia prima valiosa, una estrategia fundamental en la economía circular, ya que reduce residuos, recicla materiales y disminuye la necesidad de recursos vírgenes”.

En 2013, Vera se conoció con Claudia gracias al interés común por la ciencia y la innovación tecnológica aplicada a la agricultura sustentable. Ambas compartían la visión de utilizar la biotecnología y los recursos naturales para crear soluciones que cuiden el medioambiente y, al mismo tiempo, que puedan ser rentables para la industria.

La startup aprovecha residuos generados por los exoesqueletos de los langostinos y los reutiliza a partir del desarrollo tecnológico en nano cápsulas ecológicas que reemplaza a los agroquímicos y pesticidas.

De esta primera conexión y luego de extensos intercambios surgió la idea de fundar UNIBAIO, un proyecto originado e incubado en la ciudad de Mar del Plata con el apoyo de CONICET (hasta fines del 2023) en conjunto con el apoyo de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP); hoy tiene un millón de dólares en fondos por haber recibido el primer premio en la competencia Grow-NY en Nueva York y está pensando en su próxima meta que, según indica Álvarez, será expandir el impacto de los bioinsumos en el sector agrícola mundial.

En diálogo con Economía Sustentable, Álvarez habla sobre las particularidades del desarrollo de la aplicación y analiza el rol de los bioinsumos en el mercado interno y global.

Álvarez habla sobre las particularidades del desarrollo de la aplicación y analiza el rol de los bioinsumos en el mercado interno y global.

-¿Cuáles consideras que son las principales características que hicieron que UNIBAIO gane el primer premio de la competencia Grow-NY en Nueva York?
-Hay varios aspectos importantes que reúne la startup. Por un lado, tiene la capacidad para reducir el impacto ambiental gracias a la producción de nano cápsulas a partir de residuos de la industria pesquera, como los restos de langostinos, convirtiendo esos desechos en insumos valiosos. Esta estrategia no solo minimiza residuos que podrían contaminar el medio ambiente, sino que reduce la cantidad de agroquímicos necesarios en el campo, disminuyendo su liberación al suelo y las aguas.

Por otra parte, la eficiencia en el uso de recursos ya que, las nano cápsulas permiten una liberación controlada y más eficiente de agroquímicos, haciendo que las plantas absorban mejor los nutrientes y sustancias activas. Esto significa menos aplicaciones y menor uso de productos, lo que beneficia tanto al ambiente como a los productores, que ven una reducción en sus costos. A su vez, es una propuesta que fomenta la economía circular y otorga un fuerte impulso al crecimiento económica de un sector de economía verde, diversificando la oferta en el mercado agroindustrial. Al generar tecnologías que mejoran la eficiencia agrícola y reducen el impacto ambiental, la empresa abre nuevas oportunidades de negocio, no solo en Argentina sino también en mercados internacionales interesados en tecnologías agrícolas sostenibles.

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-¿Cómo logra UNIBAIO unir al sector público con el privado?
-Logra unir ambos sectores aprovechando la investigación científica y el financiamiento público inicial a través de entidades como CONICET y la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP). Esa unión también la encontramos en distintas alianzas con empresas interesadas en soluciones sustentables para el agro y en la colaboración con aceleradoras e inversores que facilitan el crecimiento y acceso al mercado.

El equipo de UNIBAIO.

-¿Con cuánto capital arrancaron el desarrollo de la startup?
-En un primer momento recibimos unos 45 mil dólares proveniente el programa de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica que, durante años, impulsó Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica Start UP (PICT Start Up) con el objetivo de promover la transformación de los conocimientos y habilidades acumuladas por un grupo de investigación, en nuevas competencias tecnológicas aplicables en el mercado de productos, procesos o servicios, para los cuales exista una demanda social o un mercado comprobable.

Asimismo, a lo largo de estos años el proyecto también recibió capital proveniente de becas, más financiamiento público para el desarrollo tecnológico proveniente del CONICET y pequeñas inversiones de incubadoras locales, que resultaron fundamental para los primeros desarrollos y la validación del producto.

-En nuestro país, ¿existe un mercado potencial para tecnologías sustentables en el agro?
-Sí, totalmente. Especialmente a medida que crece la conciencia ambiental y la presión por prácticas agrícolas responsables. En Argentina, contamos con un terreno fértil para el desarrollo de proyectos que integren tecnología, sustentabilidad y agroindustria. Gracias a la creciente conciencia ambiental entre los productores, consumidores y sectores clave de la sociedad abre un mercado potencial significativo para tecnologías que no solo optimicen recursos, sino que también respeten el medio ambiente y fomenten un modelo de desarrollo más equitativo y sostenible.

En este contexto, las tecnologías sustentables aplicadas al agro, como las desarrolladas en el ámbito científico y tecnológico nacional, tienen una oportunidad única para posicionarse como herramientas clave en la transición hacia un modelo más responsable con nuestro entorno. La economía circular, la biotecnología, y la incorporación de nanomateriales son áreas en las que Argentina ha demostrado un enorme potencial y que deben ser apoyadas con decisión política y recursos adecuados.

La startup arrancó en un primer momento recibimos unos 45 mil dólares proveniente el programa de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica

Sin embargo, esta visión enfrenta desafíos graves. Hoy, la ciencia y la tecnología son objeto de ataques sistemáticos que menosprecian su valor estratégico y que deslegitiman su papel en la lucha contra problemas globales como el cambio climático, una amenaza que, lamentablemente, algunos sectores aún niegan. Estos ataques no solo debilitan la confianza en el conocimiento científico, sino que también erosionan las bases de una economía nacional que necesita diversificarse, adaptarse y liderar en áreas clave como la producción agroindustrial sustentable.

-Gran parte del éxito de UNIBAIO parece ser el resultado de una sólida trayectoria que comenzó en Argentina, que luego creció gracias al apoyo de instituciones académicas como la UNMDP y CONICET, y que también se benefició de alianzas estratégicas con importantes inversores y aceleradoras a nivel internacional. ¿Existe una etapa más importante qué otra o actores determinantes que podrías ser la base del éxito del desarrollo de la startup?
-Creo que es la suma del trabajo realizado por los distintos sectores: La idea nació como proyecto de investigación en la UNMDP y creció gracias al apoyo de la incubadora universitaria y al financiamiento público. En este sentido, la UNMDP brindó espacio, mentoría y redes de contactos esenciales en las etapas tempranas. Más tarde, nuestro proyecto recibió apoyo fundamental de distintas aceleradoras internacionales y alianzas estratégicas con inversores interesados en tecnologías ambientales. Estos actores contribuyeron con financiamiento, infraestructura y acceso a redes globales que también resultaron vitales para su crecimiento. Y, por último, la presentación en Nueva York llega tras un proceso de aceleración y contactos con redes de inversores internacionales, que ven potencial en tecnologías sustentables e innovadoras aplicadas al agro.

-¿Cuáles son los clientes potenciales de la startup y qué oportunidades podrían encontrar en el país?
UNIBAIO podría trabajar con productores agrícolas, cooperativas y empresas de agroquímicos que buscan mejorar la eficiencia de sus productos. En Argentina hay un mercado potencial para tecnologías sustentables en el agro, especialmente a medida que crece la conciencia ambiental y la presión por prácticas agrícolas responsables.

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-¿Cuál es la próxima meta luego de ganar en NY un millón de dólares?
-Ahora el objetivo es invertir para escalar la producción y expandir a nuevos mercados. Además, estamos pensando en buscar nuevos desarrollos en biofertilizantes o en aplicaciones adicionales de sus nano cápsulas, manteniendo la lógica de economía circular y reduciendo el impacto ambiental en el agro.

-En un contexto donde el gobierno actual niega el cambio climático y desfinancia los proyectos para el desarrollo tecnológico, ¿qué análisis con perspectiva de futuro podés hacer?
Es fundamental que entendamos como sociedad que los avances científicos no surgen en el vacío; requieren entornos favorables, inversión sostenida y un compromiso claro con la construcción de un futuro más justo. El desarrollo científico es una herramienta esencial para enfrentar el cambio climático, aumentar la resiliencia de nuestras economías y garantizar que los recursos naturales se utilicen de manera responsable.

Por eso, en este momento de adversidad, es crucial reforzar nuestro compromiso con la ciencia como motor de transformación social y económica. Argentina tiene todo para liderar en esta transición, pero necesita del apoyo político y del reconocimiento de la importancia estratégica de la ciencia. Negar o atacar su rol no solo es un retroceso, sino también una amenaza para el bienestar presente y futuro de nuestra sociedad.

Fecha de publicación: 20/11, 4:11 pm