La NASA logró avances importantes en el nuevo avión supersónico
El X-59 completó una fase crucial en su misión de reducir el impacto acústico. Este estará listo para 2025.
En un escenario que evoca los primeros días de la exploración supersónica, la NASA y Lockheed Martin se encuentran a las puertas de lograr un hito histórico en la tecnología aeronáutica. En las instalaciones de Skunk Works, en Palmdale, California, el X-59 -el avión experimental supersónico destinado a transformar la aviación comercial- dio un paso decisivo hacia su primer vuelo, previsto para 2025.
Las pruebas del X-59, que comenzaron el 30 de octubre, marcan el inicio de una nueva fase en el desarrollo de esta aeronave revolucionaria. En esta etapa inicial, el motor fue activado a baja velocidad, pero sin encenderse, lo que permitió al equipo de la NASA comprobar que todos los sistemas estaban funcionando correctamente, sin anomalías ni fugas.
Jay Brandon, ingeniero jefe del proyecto en la NASA, comentó en un comunicado que esta fase sirvió como un “calentamiento” para verificar que todo estuviera en orden antes de realizar el encendido del motor. La siguiente etapa consistió en el primer encendido real del motor F414-GE-100 modificado, instalado en la parte superior del fuselaje para reducir el ruido, lo que permitió al equipo realizar pruebas con combustible a baja potencia.
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Estas pruebas permiten al equipo de la misión Quesst verificar que todos los sistemas, incluidos el sistema hidráulico, eléctrico y de control ambiental, operen en conjunto de manera segura. Paul Dees, subdirector de propulsión para el proyecto en la NASA, destacó la relevancia de esta etapa, afirmando que “el éxito de estas pruebas es solo el primer compás de una sinfonía: aún quedan muchas notas por tocar hasta el vuelo”.
La misión Quesst de la NASA tiene un objetivo ambicioso: desarrollar y probar un avión supersónico que minimice el estampido sónico, produciendo un “golpe sordo en lugar de un estruendo fuerte”, como explicó Dave Richardson, director del programa X-59 en Lockheed Martin.
Este avance es clave para la viabilidad de los vuelos supersónicos comerciales sobre áreas habitadas, donde los ruidos generados por los aviones supersónicos tradicionales están prohibidos. Los datos obtenidos durante las pruebas del X-59 serán compartidos con organismos reguladores, como la Administración Federal de Aviación (FAA), con el fin de revisar y ajustar las normativas sobre vuelos supersónicos en territorio terrestre.
El X-59 está diseñado para alcanzar velocidades de hasta Mach 1.4 (aproximadamente 1.500 kilómetros por hora) y operar a una altitud de unos 17.000 metros. Además, el avión presenta una cabina sin parabrisas, reemplazada por un sistema de cámaras que proyecta las imágenes externas en un monitor dentro de la cabina, lo que optimiza la aerodinámica sin generar obstrucciones visuales.
El X-59 es el fruto de la colaboración entre la NASA y Lockheed Martin Skunk Works, un centro reconocido por su desarrollo de aeronaves de vanguardia como el SR-71 Blackbird. Utilizando su vasta experiencia, la compañía diseñó el X-59 para reducir el ruido sónico, sin necesidad de materiales exóticos o tecnologías radicales. En su lugar, se optó por integrar componentes reutilizados de otras aeronaves, como el motor F414-GE-100, originalmente utilizado en el F/A-18 Super Hornet de la Marina de los EE. UU., al que se le realizaron modificaciones para alcanzar velocidades supersónicas con un menor impacto acústico.
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Pruebas finales antes del vuelo inaugural
Durante la fase de pruebas del motor, el objetivo principal es garantizar la seguridad del vuelo. Una vez completadas estas primeras pruebas, el equipo del X-59 llevará a cabo las verificaciones conocidas como “pájaro de hierro virtual”, que consisten en simular condiciones normales y fallidas de vuelo para evaluar la respuesta de los sistemas de la aeronave.
Posteriormente, se realizarán pruebas de rodaje en pista, donde el avión se desplazará a diferentes velocidades sobre el suelo para comprobar la estabilidad de su tren de aterrizaje y otros componentes mecánicos clave. Según explicó a El Español, Paul Dees, subdirector de propulsión del X-59, la fecha exacta del primer vuelo “dependrá del éxito de cada una de estas pruebas”, aunque esperan que ocurra “a principios de 2025”.
A medida que el innovador avión se acerca a su primer despegue, ingenieros, científicos y reguladores observan con gran expectación el impacto que tendrá, no solo en el ámbito tecnológico, sino también en cómo cambiará la experiencia del sonido en los vuelos supersónicos.