Japón confirmó que verterá aguas residuales de Fukushima en el Pacífico
A pesar de tener el respaldo de la comunidad científica, el sector pesquero y la comunidad internacional expresan fuertes críticas contra la medida.
Japón confirmó que verterá las aguas residuales de la central nuclear de Fukushima al océano Pacífico a partir del próximo 24 de agosto. Así lo anunció en las últimas horas el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, tras una reunión con los ministerios involucrados en la gestión del desastre atómico de 2011.
Tanto el Gobierno japonés como la empresa propietaria de la planta nuclear, Tokyo Electric Power (TEPCO), han asegurado que la operación es “totalmente segura”. “Espero que la liberación de agua comience el 24 de agosto, si las condiciones climáticas lo permiten”, apuntó Kishida.
La decisión también fue respaldada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) el pasado julio, cuando aseguró que el vertido de aguas al mar tendrá un “impacto radiológico insignificante en las personas y el medio ambiente”.
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Tras los daños en Fukushima, la central contiene agua contaminada: la que se usó para enfriar los reactores dañados, la que fue contaminada con el combustible fundido derivado que se filtró por el accidente y la que se generó a lo largo de su década de inactividad con las filtraciones de lluvia.
Durante estos 12 años, esa agua se ha almacenado en tanques en la central y ha sido sometida a numerosos tratamientos para intentar eliminar su radiactividad al completo.
Esta contiene ahora niveles de bajos de tritio, un componente radioactivo, y otros residuos de la misma naturaleza, pero en concentraciones tan bajas que no llegan a ser dañinas, según el marco del OIEA.
Hasta el momento, la opción del almacenamiento ha funcionado, sin embargo, los tanques están llegando al límite de su capacidad. Por eso, el Gobierno nipón ha tenido que barajar otras opciones como verterla al mar.
Una opción que ha defendido bajo los estándares científicos y que, según la encuesta realizada por la emisora local ‘FNN’, cuenta con el respaldo del 56 % de los ciudadanos del país.
“El OIEA y muchos otros países han dicho que es seguro, así que yo creo que lo es. Pero los pescadores se enfrentan a tantos problemas que el Gobierno japonés necesita hacer algo para convencerlos”, aseguró Hiroko Hashimoto, trabajadora de una ONG, a la agencia Reuters.
No obstante, el 37 % de la población se opone a esta medida, que no es popular en absoluto entre los pescadores japoneses y tampoco entre las naciones vecinas con las que Japón comparte aguas.
A pesar del respaldo científico, el Gobierno de Japón no ha conseguido convencer de la viabilidad de su plan a todo el mundo. Por ejemplo, el sector pesquero, sobre todo, los pescadores locales de Fukushima, han rechazado la iniciativa.
Quienes están en contra aseguran que supondrá un nuevo golpe para su reputación y la de sus productos, ya dañada tras el desastre nuclear de 2011. Ahora, temen que la nueva medida del Gobierno signifique una caída en sus ventas.
“El único deseo de los pescadores es poder volver a pescar con seguridad como antes del accidente”, apuntó la Federación de Pescadores de Japón en un comunicado.