El creador de ChatGPT quiere escanear 2000 millones de ojos y ya arrancó en Argentina
Sam Altman, el director de la empresa OpenAI, lanzó un ambicioso proyecto que ya se despliega en varios países del mundo. Más detalles.
Quien creó ChatGPT no se conforma con la herramienta de Inteligencia Artificial (IA) y ahora va por un nuevo proyecto: quiere escanear 2000 millones de ojos y ya comenzó en Argentina.
El nuevo programa de Sam Altman se trata de un escaneo del iris realizado a más de dos mil millones de personas utilizando una esfera metálica para demostrar su identidad como seres humanos.
Dicho proceso consiste en instalar una aplicación en el teléfono móvil y recibir un código QR. Luego, una esfera metálica escanea el ojo de la persona para generar una especie de “prueba de personalidad”.
Esta prueba se asocia al código QR, y la aplicación se transforma en un pasaporte denominado World ID, que también es el monedero de una criptodivisa llamada Worldcoin.
De acuerdo a las primeras informaciones, este proceso de escaneo de iris ya está en marcha en la Argentina, y en otros países como España, donde está disponible en 14 centros comerciales.
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La razón detrás de la disposición de muchas personas a someterse a esta peculiar verificación radica en la posibilidad de obtener dinero. Antes del lanzamiento del proyecto, Altman subcontrató cientos de “operadores” externos que cobran por cada iris escaneado, especialmente en países del Sur Global.
En algunos lugares, como Indonesia, ofrecieron incentivos como camisetas, Airpods y vales canjeables por 25 Worldcoins, que en su momento se valoraron en 55 dólares (pero ahora valen la mitad). Además, se organizaron talleres en institutos para escanear a estudiantes, muchos de ellos menores de edad, señala El País de España.
Sin embargo, el “dinero” obtenido aún no es canjeable, y Worldcoin se desliga de responsabilidades por operadores arrestados o agredidos debido a la oferta de incentivos falsos o a fallos técnicos persistentes. Esto ha llevado a que países como Kenia prohíban los registros debido a dudas sobre la autenticidad y legalidad de estas actividades, así como por preocupaciones acerca del consentimiento de los usuarios, ya que los términos de cesión de datos no han sido traducidos al idioma local.
Escaneo del iris: ¿Por qué es necesario?
Altman ha defendido el proyecto argumentando que el pasaporte y monedero World ID serán esenciales en un futuro en el que la inteligencia artificial general supere a la humana, y los humanos desempleados necesiten recibir una renta universal. La empresa detrás de esta iniciativa se llama Tools for Humanity (Herramientas para la Humanidad) y opera desde una fundación registrada en las Islas Caimán, un paraíso fiscal. A pesar de los intentos de contacto, este diario no ha recibido respuesta de Tools for Humanity para conocer su versión.
Para algunos expertos, este proyecto presenta una versión peculiar del típico relato filantrópico del capitalismo. Sofie Henriksen, una antropóloga especializada en la intersección de la acción humanitaria y las grandes empresas tecnológicas, sostiene que las empresas tecnológicas utilizan cada vez más sus proyectos filantrópicos para probar nuevas tecnologías, expandir su base de usuarios y recopilar datos personales para entrenar algoritmos. Esto ha llevado a que estas tecnológicas sean vistas como actores de un tipo de colonialismo digital, al implementar servicios, aplicaciones e infraestructuras en países en desarrollo sin su consentimiento.
Además, el hecho de que Worldcoin recopile datos biométricos, como los escaneos de iris, presenta preocupaciones adicionales. Estos datos son inmutables y permiten identificar personas a distancia sin su consentimiento, lo que puede llevar a posibles abusos y discriminaciones. Worldcoin ha sido comparado con dos proyectos previos que también recopilaban datos biométricos. Uno de ellos es el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, que se asoció con Palantir para recopilar datos biométricos de refugiados y personas en situaciones de necesidad. El otro es Aadhaar, la base de datos biométrica del Gobierno indio, que ha sido criticada por ser considerada como una herramienta de vigilancia masiva por parte de un Gobierno totalitario.
Worldcoin: por qué preocupa el proyecto
En el caso de Worldcoin, existe preocupación por una base de datos biométricos supranacional en manos de una empresa privada, lo que dificultaría la rendición de cuentas en caso de violaciones de derechos. Aunque la empresa asegura que la privacidad está garantizada porque los usuarios no tienen que proporcionar su nombre al hacer el registro, los expertos cuestionan la posibilidad de que la información caiga en manos equivocadas.
Otro motivo de preocupación es que el formulario de consentimiento incluye una cláusula que indica que las esferas también toman imágenes en alta resolución del rostro, los ojos y el cuerpo del usuario, además de registrar signos vitales como el ritmo cardiaco o la respiración. Las autoridades de protección de datos francesa y alemana han iniciado una investigación conjunta ante indicios de infracción de la normativa europea de protección de datos (GDPR).
Aunque Worldcoin se presenta como una infraestructura de código abierto y descentralizada, hasta el momento ha sido privativa, centralizada y opaca. La empresa ha logrado recaudar 240 millones de dólares de destacadas firmas de capital riesgo de Silicon Valley, lo que indica el enorme interés comercial que suscita el proyecto, indica El País.
En resumen, Worldcoin y su proyecto de escaneo de iris han generado preocupaciones tanto éticas como de privacidad. Aunque se presenta como una herramienta filantrópica, su implementación en países en desarrollo sin el consentimiento adecuado ha suscitado dudas y críticas de diversos sectores. Además, la recopilación de datos biométricos y su almacenamiento en manos de una empresa privada plantea serios interrogantes sobre la protección de los derechos individuales y la privacidad de las personas involucradas. En definitiva, Worldcoin ha generado controversia y es considerado por muchos como la antítesis de una comunidad verdaderamente humanitaria.