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Negocios sostenibles

Qué es la economía azul y cómo se pueden aprovechar los recursos del mar para crear negocios sustentables

Abarca tanto a sectores tradicionales como emergentes, y podría genera u$s 216 mil millones en Argentina. Emprendedores nacionales que se subieron a esta ola transformadora.

Más del 70% de la superficie terrestre está cubierta por agua. Los océanos albergan el 80% de los seres vivos del planeta y juegan un rol central en la actual crisis climática como reguladores de la temperatura y captadores de gases de efecto invernadero.

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Los océanos albergan el 80% de los seres vivos del planeta y juegan un rol central en la actual crisis climática.

Por este motivo, la Asamblea de las Naciones Unidas estableció dentro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, la conservación y utilización de los océanos, mares y recursos marinos para el Desarrollo Sostenible (ODS Nr. 14).

Qué es la economía azul

Los mares son además fuente de empleo y subsistencia para millones de personas en el mundo, a partir de actividades como la pesca, la industria naval, portuaria y el turismo. Es por esto que hoy se habla de la “Economía Azul” , que abarca desde sectores tradicionales a otros emergentes como energías renovables: eólica offshore, undimotriz (olas) y mareomotriz (mareas); acuicultura (cría de peces) y biotecnología azul para el desarrollo de nuevos materiales, productos alimenticios y farmacéuticos de origen marino.

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Con más de 5.000 kilómetros de costa, Argentina tiene una plataforma marítima sobre el Atlántico equivalente a casi el 50% de su territorio continental, que encierra una gran biodiversidad. Sin embargo, esta enorme riqueza de recursos, ha sido históricamente desaprovechada o depredada por la sobrepesca, la captura de especies protegidas o ejemplares juveniles, y el vertido de desechos al mar.

Argentina tiene una plataforma marítima sobre el Atlántico equivalente a casi el 50% de su territorio continental.

Según un trabajo del Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIECTI), la economía azul en Argentina podría generar en los próximos 20 años, unos u$s 216 mil millones, exportaciones por u$s 157 mil millones y la creación de casi 170.000 nuevos puestos de trabajo.

Actualmente, iniciativas públicas y privadas buscan revertir el modelo extractivista de explotación de los océanos, por un paradigma de economía regenerativa.

Entre las primeras se cuenta el proyecto Pampa Azul, lanzado en 2014 con la participación de universidades y centros de investigación, con el objetivo de promover el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y la innovación productiva en el Atlántico Sur. El mar aporta 1,5 % del PBI argentino y a partir de su estudio se pretende llevar este aporte hasta el 15 %.

Entre las iniciativas privadas, la organización Mayma lanzó en 2022 un programa de capacitación y vinculación para emprendedores que buscan un aprovechamiento sustentable y regenerativo de los recursos marinos.

Sales y condimentos marinos

Marisa Palomeque es Técnica Superior en Acuicultura y Procesamiento Pesquero; y profesora de Biología en Camarones, una localidad costera chubutense de 1.300 habitantes. El año pasado participó del programa Mayma Azul con su proyecto “Aluminé”, que en mapuche significa “aguas claras”. Se trata de un emprendimiento para la producción y comercialización de productos marinos a base de algas como las hojuelas de undaria y sazonadores de sal marina con algas (luche, ulva y undaria).

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Marisa Palomeque volvió a sus raíces y decidió crear el emprendimiento Aluminé.

“Vivo en una localidad con una hermosa bahía, de agua limpias y claras, donde los pobladores más viejos, incluyendo mis abuelos, siempre miraron al mar como una fuente de trabajo. Viendo mis raíces y el hecho de que trabajo en una escuela técnica con una pequeña planta procesadora de productos del mar, decidí encarar este proyecto”, cuenta Palomeque a Economía Sustentable.

“Al ser encargada de la planta procesadora, conozco la parte técnica del desarrollo y la elaboración de los productos, pero nunca me había puesto a hacer los números para un negocio”, confiesa. “Mi paso por el programa Mayma Azul, me sirvió para aprender a sacar costos, márgenes y toda la parte económica”, comenta.

“Aluminé”, un emprendimiento para la producción y comercialización de productos marinos a base de algas.

Actualmente, el emprendimiento se encuentra tramitando los registros y habilitaciones para sacar los primeros productos al mercado. La idea es comenzar a comercializarlos este año en la provincia de Chubut, luego expandirse a otras zonas del país, y finalmente exportar. “Como técnica he asesorado a otros emprendedores y llegó la hora de tener mi propio emprendimiento. Es difícil, viviendo en una pequeña localidad del sur del país, pero se puede!”, asegura.

Gastronomía con algas

Carola Puraccio nació y pasó su infancia en Camarones; y luego migró para completar sus estudios y trabajar. Hace seis años, con hijos ya grandes e independientes, decidió volver a su pueblo buscando una vida más tranquila. Allí conoció hace dos años a la bióloga Carolina Pantano, quien estaba investigando las propiedades de las algas, y recordó las comidas con algas de su niñez.

Amar, un emprendimiento gastronómico que aprovecha este recurso marino para preparar platos como hamburguesas, buñuelos, ensaladas, pan de luche, fideos y escabeche.

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Ambas fundaron Amar, un emprendimiento gastronómico que aprovecha este recurso marino para preparar platos como hamburguesas, buñuelos, ensaladas, pan de luche, fideos y escabeche. El negocio fue creciendo por el boca a boca y las recomendaciones en redes sociales.

Unos de los platos de Amar, creado por Carola Puraccio y Carolina Pantano.

“Aquí tenemos en abundancia este alimento tan rico en minerales y vitaminas, con múltiples beneficios que no aprovechamos. Básicamente, todos los platos que se hacen con verduras, se pueden hacer con algas, que además de muy nutritivas, crecen solas en el mar y no necesitan uso de tierra, riego ni fertilizantes. Hay especies que son autóctonas, como la ulga y el luche, y otras que son invasoras, como la undaria. Algunas personas las recolectan y comercializan para fabricar cosméticos, biocombustibles y alimento para animales. Pero sin agregarle valor local”, comenta Carola.

Biotecnología azul

Promarine es una startup biotecnológica fundada en 2016 en Puerto Madryn por la bióloga e investigadora del Conicet Tamara Rubilar, y la ingeniera Química y en Alimentos Lucía Barja. La firma se dedica a la producción de suplementos dietarios en base a una especie de erizo de mar.

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Promarine es una startup biotecnológica de Puerto Madryn a cargo de Tamara Rubilar y Lucía Barja.

Actualmente la producción es de unos 100 kilos de algas mensuales, que Carola recolecta manualmente en la playa. Por ahora las emprendedoras se enfocan en el público local y el turismo, y una vez registrada la marca y los productos a nivel nacional, esperan comercializarlos a través de internet en todo el país, y exportarlos.

Su primer producto fue un suplemento dietario líquido con vitamina B, elaborado a partir de huevos no fecundados de erizo de mar y alga Chlorella, presentes en nuestro mar patagónico. Entre sus beneficios: “potencia el sistema inmunológico, ayuda a la recuperación muscular, reduce la hipertensión y los signos visibles del envejecimiento de la piel”, detalla la bióloga Rubilar.

Promarine es una startup biotecnológica que se dedica a la producción de suplementos dietarios en base a una especie de erizo de mar.

La firma también está desarrollando un nutracéutico (producto que, sin ser un medicamento, aporta beneficios comprobados a la salud) cuya formulación incluye aceite de coco, (con efecto similar al aceite de krill pero mejor sabor), que estimula el funcionamiento del sistema cerebro-vascular.

Un tercer producto con efecto antioxidante que contribuye a controlar el colesterol y la glucosa, y bajar la inflamación celular está siendo ensayado en pacientes con secuelas de Covid largo.

Todo el proceso productivo, desde la cría de los animales, hasta la elaboración sin generar desechos, busca reducir al mínimo el impacto ambiental. Existen antecedentes en Rusia, de la elaboración de un fármaco antiinflamatorio en base a erizos de mar que son capturados y procesados. “Ellos usan una tonelada de erizos para obtener un gramo, y nosotras usamos un kilo”, destaca la ingeniera Barja.

Todo el proceso productivo, desde la cría de los animales, hasta la elaboración sin generar desechos, busca reducir al mínimo el impacto ambiental.

La firma adhirió al Protocolo de Nagoya para la protección de la diversidad genética. Se trata de un acuerdo complementario al Convenio de Diversidad Biológica de Naciones Unidas, que regula el acceso a los recursos genéticos y la participación justa y equitativa en los beneficios que deriven de su utilización en países en desarrollo.

De este modo, la provincia de Chubut, que aporta el recurso de los erizos de mar, también obtendrá regalías por el uso sustentable de este esta especie silvestre, evitando la biopiratería, que ocurre cuando un laboratorio o empresa extrae recursos biológicos de un territorio para elaborar productos comerciales, sin reconocer ni pagar derechos.

El mar es una enorme fuente de recursos que pueden dar respuesta a la creciente demanda de energía, alimentos y medicamentos y a la crisis climática que nos atraviesa. Impulsar emprendimientos sustentables y regenerativos es clave para la nueva economía azul.

Fecha de publicación: 01/03, 12:02 pm