Sin acuerdo sobre combustibles fósiles y con tensiones diplomáticas: lo que dejó la COP30
La Cumbre Climática concluyó con un documento que evita hablar de combustibles fósiles y generó reclamos de varios países latinoamericanos, en un cierre marcado por desacuerdos, objeciones y cruces diplomáticos.
La cumbre climática de la ONU (COP30), que este año tuvo lugar en Belém, Brasil, concluyó este sábado con un final anticlimático: el documento definitivo no menciona a los combustibles fósiles, un retroceso que enfrió las aspiraciones de decenas de países y organizaciones ambientales.

El cierre llegó incluso un día más tarde de lo previsto, en medio de críticas de gobiernos como los de España y Colombia, que calificaron el resultado como insuficiente.
Qué dijo Brasil
La presidencia brasileña presentó un texto final que elimina la referencia a una “hoja de ruta” para superar los combustibles fósiles, uno de los puntos más sensibles de la negociación. El acuerdo mantiene, en materia de financiamiento climático, lo pactado en la COP29 de Bakú: se “urge” a los países ricos a sostener el rumbo hacia los 300.000 millones de dólares anuales para las economías emergentes y se decide “avanzar acciones urgentemente” para elevar la cifra a 1,3 billones de dólares para 2035, combinando recursos públicos y privados.

Además, el documento “toma nota” de la hoja de ruta Bakú-Belém, que propone mecanismos alternativos de recaudación como impuestos al lujo, a la tecnología o al material bélico. También reafirma que las medidas climáticas no deben convertirse en restricciones encubiertas al comercio internacional y vuelve a poner en el centro los objetivos del Acuerdo de París, incluido el esfuerzo global para limitar el calentamiento a 1,5 °C.
En cuanto a la naturaleza, el texto llama a “conservar, proteger y restaurar” los ecosistemas, reforzando el compromiso de “detener y revertir la deforestación y la degradación forestal para 2030”. Y subraya la importancia de la cooperación internacional para sostener los avances del Acuerdo de París, del que se cumplen diez años.
En la sesión plenaria, el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, anunció que impulsará dos nuevas hojas de ruta —una para abandonar gradualmente los hidrocarburos y otra para combatir la deforestación—, pese a que el documento aprobado no incorporó estos ejes.

“Sabemos que muchos de ustedes tienen grandes ambiciones sobre los temas que tenemos sobre la mesa, sabemos que la juventud y la sociedad civil nos demandará que hagamos más para combatir el cambio climático. Quiero reafirmar que intentaré no decepcionarlos durante mi presidencia”, afirmó.
Sin ofrecer detalles sobre los planes, anticipó que estarán orientados a “detener y revertir deforestación” y a la eliminación progresiva de los hidrocarburos. “Hay que reconocer las importantes discusiones que se dieron aquí, en Belém, y que necesitan seguir durante la presidencia brasileña y en la próxima COP, incluso sin estar reflejadas en los textos que acabamos de aprobar”, expresó.
Latinoamérica objetó el procedimiento y se suspendió la plenaria
El tramo final de la cumbre estuvo marcado por tensiones diplomáticas. Delegados de Argentina, Colombia, Ecuador, Panamá, Uruguay y Paraguay objetaron la forma en la que la presidencia brasileña dio por aprobados los acuerdos sin cederles la palabra previamente. La protesta obligó a suspender la sesión.
«No nos dejan otra opción que presentar una objeción. Esta es la COP de la verdad y la confianza. No nos dejan otra opción tras los problemas de procedimiento observados en esta sesión plenaria», dijo Daniela Durán, delegada de Colombia.
Qué dijo Rusia
La objeción latinoamericana provocó una reacción inmediata del delegado ruso, Sergei Kononuchenko, quien arremetió contra las delegaciones de la región: «Quiero pedirles que dejen de comportarse como niños que quieren meter las manos en todos los caramelos».
El representante también criticó que algunos países latinoamericanos hubieran intervenido en inglés. “Las delegaciones latinoamericanas que, por alguna razón, hablaron en inglés”, dijo, recordando que el español es una de las seis lenguas oficiales de la ONU.
La respuesta llegó de inmediato. La argentina Eliana Saissac, directora de Asuntos Ambientales de la Cancillería, tomó la palabra para expresar que se sentía «profundamente ofendida» y solicitó que se aplique el código de conducta sobre la Federación Rusa.















