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Tarjeta roja

Los consumidores acusan a las empresas de “no esforzarse” para producir de manera sustentable

El 80% de los argentinos no está conforme con las decisiones empresarias sobre medio ambiente y esperan un mayor compromiso para mejorar la calidad de vida.

En los últimos años, organizaciones sociales y expertos en medio ambiente entendieron como necesario profundizar los estudios sobre el comportamiento de las empresas y los consumidores con respecto al conocimiento que tienen sobre los problemas de sustentabilidad que viene teniendo el mundo y sobre los efectos de ese comportamiento en el medio ambiente.

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El modelo económico actual, basado en la extracción de materias primas, manufactura y producción, distribución y compra y, por último, desecho, viene siendo fuertemente cuestionado por ser poco “amigable” con la necesidad de reducir las emisiones de carbono y contar con un planeta “más limpio”.

Los consumidores acusan a las empresas de “no esforzarse” para producir de manera sustentable.

Se entiende que, desde el primer eslabón como es la producción de bienes y servicios se utiliza una gran cantidad de recursos no son renovables o que se regeneran muy lentamente, generando problemas como los de alternar ciclos o la capacidad de regeneración de recursos como por ejemplo el ciclo del agua y produciendo produciendo materias primas y energía de manera contaminante; por ejemplo, con la quema de combustibles fósiles.

En la etapa de la elaboración, las quejas de los analistas se refieren a la introducción de sustancias químicas perjudiciales que facilitan y aumentan la producción, pero en muchos casos, generan subproductos contaminantes o tóxicos.

Con respecto a la distribución de los productos, la ausencia de reflejar en el precio los costos ambientales o sociales, afectan a la salud y calidad de vida de las personas.

Al llegar a la fase de compra se hace evidente que no existe un recambio, sino que más bien, los consumidores recurren a productos tradicionales que tienen cada vez más una vida útil corta.

De ahí el incremento de millones de desechos en vertederos o en espacios donde se los quema para su valorización energética que han duplicado los niveles de basura en los últimos 30 creando un grave problema para la gestión de esta basura.

Cambio de conducta

Según varios estudios, se trata de un modelo de consumo insostenible a largo plazo que debe ser revisado y modificado por los Estados, las empresas y los consumidores incentivando la producción responsable y la toma de decisiones de compras de productos que reflejen un cambio de conducta, mientras que las empresas deben profundizar el diseño de productos que no contaminen, que ayuden a reducir la huella de carbono, que sean sustentables y que se puedan reciclar cambiando su modelo actual hacia una economía circular.

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En 2020, una encuesta de la consultora Trendsity, que incluyó entrevistas online a 1000 personas de entre 16 y 65 años (200 por país) de la Argentina, Perú, Chile, México y Colombia, concluyó que el concepto de una economía “de triple impacto” se encuentra poco instalado y que la población asocia a lo ambiental, pero no mucho a lo social y a lo económico.

El concepto de una economía “de triple impacto” se encuentra poco instalado y que la población asocia a lo ambiental, pero no mucho a lo social y a lo económico, según estudio.

Entre quienes respondieron a la encuesta, un 45% dijo no haberse cruzado nunca con la expresión “economía de triple impacto”, mientras que un 33% afirmó que sí la había escuchado, pero admitió no saber de qué se trata. Otros 13 de cada 100 respondieron que “creen saber” el significado, y solo 2% se mostró “muy familiarizado” (otro 7% dijo estar “poco familiarizado”).

El documento también evidenció el poco conocimiento sobre las empresas B, concepto surgido en Estados Unidos en 2003 que motiva a las compañías a construir una nueva economía en la que los valores y la ética generan soluciones colectivas sin dejar de lado las necesidades particulares.

En la Argentina, estas firmas que llegan a las 215 y que reciben una certificación B, impulsan la aprobación de una ley que las reconozca con una identidad jurídica, la de “sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC)” para otorgarles una protección legal ante posibles conflictos por decisiones de negocios que asignan un determinado valor a factores (sociales y ambientales) que van más allá de la rentabilidad entendida en términos tradicionales.

Mayor compromiso

En este marco, se conoció una nueva encuesta de Trendsity y Sistema B Argentina, una organización sin fines de lucro que cree que los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales, los ciudadanos y la responsabilidad social de los negocios deben trabajar junto a las Empresas B para construir una nueva economía en que el éxito y los beneficios financieros trabajen por construir una economía más justa, equitativa y regenerativa para las personas y el planeta.

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Para concretar esta visión, desde 2012, Sistema B Argentina brinda herramientas para apoyar a las empresas en su transformación hacia modelos de negocio de impacto hacia un nuevo paradigma económico, trabajando con el Estado, líderes de opinión, inversores y otros actores relevantes para inspirar, facilitar y acelerar la transición.

La principal conclusión del relevamiento es que el 80% de los argentinos no está conforme con las decisiones empresarias sobre medio ambiente y esperan un mayor compromiso para mejorar la calidad de las sociedades.

El 80% de los argentinos no está conforme con las decisiones empresarias sobre medio ambiente.

De hecho, del trabajo también surge que la crisis ambiental es vista como una emergencia cada vez más grave y que comienza a guiar las elecciones de los consumidores teniendo en cuenta que uno de cada cuatro deja de comprar una marca por su falta de compromiso.

Para Sistema B Argentina y Trendsity, “no se está haciendo lo suficiente para frenar la crisis medioambiental en un contexto desafiante a partir del cual las empresas tienen la oportunidad de ofrecer, además de sus productos y servicios, soluciones que aportan al bienestar de las personas y del planeta”.

Actores clave

De acuerdo con los resultados del estudioConsumo responsable y triple impacto en Argentina 2023”, la crisis medioambiental es percibida como una emergencia, con un 77% de los encuestados afirmando que es “cada vez más grave”.

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Sin embargo, el mismo porcentaje también cree que aún “estamos a tiempo de frenarla” ya que 7 de cada 10 argentinos esperan mayor compromiso ambiental por parte de las empresas, entendiendo el impacto que tienen las industrias en el planeta.

El estudio también sostiene que tanto los consumidores como empresas se posicionan como actores clave para responder a este desafío: el 35% de los encuestados lee las etiquetas y sellos de los envases para evaluar su impacto social y/o ambiental, uno de cada cuatro deja de consumir una marca por su falta de compromiso y un tercio le compra a empresas que practican el comercio justo o pertenecen a la economía popular.

Al respecto, Marina Arias, directora Ejecutiva de Sistema B Argentina, advierte que, como país, la Argentina se encuentra “en un escenario de crisis social, económica y ambiental”.

El 35% de los encuestados lee las etiquetas y sellos de los envases para evaluar su impacto social.

Agrega que los ciudadanos están exigiendo acción de todos los sectores y comienzan a entender y ejercer el poder que tienen desde su lugar de consumidores. “Quienes lideran las empresas deben estar atentas a estas señales del mercado para comprender su nuevo rol en la sociedad”, señala.
Para la ejecutiva, son las Empresas B las que “se elevan en este contexto liderando la transformación del sector, ya que miden y gestionan con altos estándares el impacto que generan y se comprometen pública y legalmente a un camino de mejora continua”.

Actualmente, en el país existen 217 Empresas B que ofrecen productos y servicios con impacto positivo a nivel social y ambiental, lo cual significa que utilizan la fuerza del mercado para resolver problemáticas sociales y ambientales , poniendo en el centro de sus decisiones el impacto que generan en las personas y el planeta, con el mismo nivel de importancia que su rentabilidad.

Del mismo modo, Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity, sostiene que “elegir productos con el sello B le permite al consumidor ser parte de soluciones sociales y ambientales a través de sus compras”.

Agrega que, “en medio de una era marcada por la incertidumbre, asistimos a una reconfiguración constante del vínculo entre consumidores y marcas. En este panorama, los consumidores, más informados que nunca, evalúan a las empresas por sus acciones y por su transparencia”.

En la encuesta se sostiene que el 53% de los ciudadanos muestra un alto compromiso con la sostenibilidad, y en este contexto, los sellos y certificaciones, junto con herramientas que facilitan las decisiones informadas, emergen como elementos clave.

Además, la mayoría reclama poner el foco en aliviar el impacto positivo de cada acción como una pieza fundamental para inspirar compromiso y sostener esfuerzos a largo plazo”.

Compras sostenibles

Otro estudio elaborado también por Sistema B sostiene la existencia de un alto porcentaje de empresas que cuenta con objetivos o metas asociadas a las compras sostenibles, es decir, las que buscan obtener el mayor impacto positivo ambiental, social y económico posible durante todo el ciclo de vida de los productos y servicios que adquieren para su funcionamiento.

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De esta manera, buscan reducir los impactos medioambientales y obtener mayores beneficios para la sociedad y la economía, incorporando criterios de sostenibilidad en las decisiones de compra y selección de proveedores.

Otro estudio elaborado también por Sistema B sostiene la existencia de un alto porcentaje de empresas que cuenta con objetivos o metas asociadas a las compras sostenibles,

La consulta, de la cual participaron 91 empresas de todo el país, abordó temáticas clave como el alineamiento del negocio, la gestión de las compras, la gestión de los proveedores, las acciones de sensibilización, la medición del impacto de las mismas y las barreras y oportunidades para impulsarse en el sector privado.

Entre sus resultados, se refleja que el desarrollo de procedimientos y herramientas claras de implementación e identificación y de nuevos proveedores en las cadenas de valor son los grandes desafíos a abordar y una oportunidad concreta para potenciar el impacto desde las compras.

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Fecha de publicación: 18/03, 1:29 pm