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Joaquín Fargas, en exclusiva con EconoSus: “El arte es un canal muy interesante para transmitir el mensaje ambiental”

Joaquín Fargas, ingeniero y artista, participó de una conferencia para reflexionar sobre los desafíos que enfrenta la humanidad y el rol del arte en la ciencia.

Joaquín Fargas integra el campo artístico, el científico y el tecnológico en su producción artística. Desde 1990 investiga nuevas tecnologías para el arte. Su producción se habilita con propuestas posibles o utópicas en relación a la vida, su preservación y la interrelación de los seres. Su obra ha sido expuesta en museos, galerías y bienales en diversas regiones del mundo. 

Durante el Día de la Tierra, participó en una videoconferencia organizada por Fundación Manos Verdes para analizar el impacto del COVID-19, los desafíos que presenta y cuáles será los aportes del arte en este nuevo cambio social que se está gestando. 

En el inicio de su exposición, “La Tierra se toma un respiro”, explicó que su rol es hacerse preguntas que -a veces- no tienen respuestas, pero que llevan a la reflexión.

Asimismo, a través de distintos proyectos se busca el posible rol del arte para generar conciencia ambiental, para educar en el área o para proponer ideas que puedan inspirar. 

Un ejemplo de ello, es el proyecto Biosfera, que consisten en esferas que contiene plantas absolutamente confinadas en un espacio sellado, sin ningún tipo de contacto con el exterior. Lo único que puede entrar a esa esfera es la luz y el calor. 

“¿Cómo puede subsistir un ecosistema cerrado y sellado completamente? ¿De dónde sale el oxígeno que necesitan esas plantas para vivir? ¿De dónde surge el alimento que sirve para mantenerse?”, se cuestionó Fargas.

Y siguió: “Esas preguntas son las mismas que nosotros nos podemos hacer en relación a nuestro propio planeta. Las esferas representan nuestro planeta y están mostrando toda su fragilidad. Nosotros estamos impactando y necesitamos tomar conciencia”.

El segundo proyecto detallado, Glacietor, consisten en un robot que cuida un glaciar en la Antártida. El robot, que funciona con paneles solares, tiene como objetivo mantener y mejorar el glaciar. Al comenzar a nevar, sale a compactar la nieve, que es muy volátil, y trata de aplastarla contra el hielo, con el objetivo de mantener el glaciar. De esta manera, ayuda en un proceso que tarda millones de año.

Este robot cumple con todos los requisitos para enviar un mensaje, destaca el artista. Estuvo expuesto en diferentes lugares como Moscú, la bienal de Venecia y Barcelona, con el fin de generar conciencia ambiental, más allá de la propia instalación artística.

Asimismo, en la Antártida, en la base Esperanza, instalaron tres molinos de viento para producir frío e hielo: “Estos tres molinos se llaman Don Quijote contra el cambio climático. Representa la lucha contra tareas, que en apariencia nos superan, pero que sabemos que tenemos que emprender. Es la tarea que nos toca a todos”. 

En contraposición con la Antártida, llevaron adelante en el desierto de Atacama de Chile, un robot de madera, que representa un armadillo, y genera un nuevo ciclo de agua en la naturaleza.

En este caso, los paneles solares alimentan una celda, que tienen la cualidad de generar una cara fría y otra caliente, en la cara fría se condensa el agua presenta en la atmosfera y se recupera.

“En última instancia, este ciclo permite que el agua evaporado por el sol en el desierto, se vuelva a recuperar y devolver al ambiente. Si lográramos eso, podríamos revertir algunas áreas que son absolutamente inútiles para la explotación agrícola”, detalló el ingeniero. 

A través de estas iniciativas se observa lo que puede hacer el arte por el ambiente, cómo puede colaborar desde el punto de vista educativo y ser disparadores de ideas para el futuro.

Un escenario complejo

Con respecto, a la situación actual, ocasionada por el COVID-19, Fargas destacó la creación del laboratorio de pensamiento complejo, que se centra en analizar qué está pasando con el ambiente y con la humanidad, que, por primera vez, tiene un objetivo en común: luchar contra el COVID19.

“La situación actual generada por el coronavirus, que implica una disminución del impacto ambiental, consumir menos recursos y menos energía, nos hace preguntar si antes necesitábamos todo eso”, cuestionó. Por otro lado, reflexionó sobre la posibilidad de tener un objetivo común como sociedad y tener más respeto por la vida después de la pandemia.

El objetivo del laboratorio es pensar un mundo diferente desde el punto de vista del arte.

“Pensar si habremos tomado esta oportunidad para producir un cambio en sociedad, un cambio que nos mejore como civilización y nos permita ir un grado más arriba, en el desarrollo de la civilización.

En este punto el arte tiene una gran posibilidad de jugar, de utilizar el pensamiento lateral, la creatividad e imaginarnos cómo sería ese mundo mejor”, afirmó y planteó un interrogante: “¿Existe la posibilidad de tener un mundo mejor? ¿El arte estará a la altura?”.

El detrás de escena

Para profundizar sobre su trabajo, Economía Sustentable dialogó con Fargas, para conocer más sobre el impacto y origen de los proyectos. 

¿Cómo comenzó tu interés ambiental en el arte?

Durante varios años estuve trabajando en la divulgación de la ciencia y, en paralelo comenzó mi interés por el tema ambiental, que ya lo trabajo desde hace 20 años. Asimismo, comencé a interesarme más por la parte artística, que también me gustaba desde niño. 

Así, encontré que el arte era un canal muy interesante para transmitir el mensaje ambiental, me parecía que había que aprovecharlo, de esta manera surgió este camino, pero tuve que luchar porque el arte rechazaba el aspecto utilitario, es decir, presentar una obra con objetivo era de dudosa característica artística.

Actualmente, lo superamos y ese interés dio la posibilidad de encontrar el canal artístico, y, dada las circunstancia en las que estamos, no lo podemos desaprovechar.

Con respecto a las obras y a los proyectos, ¿cómo miden el objetivo o impacto de las mismas?

El arte se puede encarar desde diferentes puntos, por mi parte, me interesa que los proyectos tengan un aspecto de verosimilitud.

Esto lleva a preguntar, por ejemplo en el caso Glacietor, si el dispositivo funciona para su objetivo o ¿cuántos son necesarios para mantener el glaciar? No sabemos las respuestas, pero si nos hacemos esas preguntas, sabemos que genera conciencia y que podemos trabajar a través de la tecnología para solucionar los problemas actuales. 

Tratar de lograr una tecnológica superior y un nuevo nivel de conciencia para solucionar los problemas que generamos en los últimos 200 años. Este es el objetivo, más allá de la verosimilitud científica de las instalaciones, que aparezcan estas preguntas y cuestionamientos, para así pensar las soluciones.

¿Cómo es la financiación?

Nosotros generamos diversos proyectos e ideas. Así, cuando se presenta la oportunidad estamos preparados. Si una empresa viene y busca una idea, nosotros ya le podemos presentar algunos de nuestros proyectos, así generamos la oportunidad.

Desde el lado de las financiaciones, son múltiples, tenemos apoyo gubernamental, que puede ser a través del mecenazgo. Diferentes instituciones me han invitado al exterior y están dispuestas a financiar los proyectos. Una de ellas es la Bienal Antártica, que financió los robots y una empresa de ciberseguridad rusa financió la construcción de los mismos. También contamos con gran esfuerzo personal y del equipo.

Por otro lado, trabajamos siempre con el ámbito académico. Actualmente estoy trabajando con la Universidad Abierta Interamericana.

Allí está el laboratorio americano de bioarte, donde trabajamos con biotecnología, cultivos de tejidos como una herramienta de expresión artística y le hemos adicionado inteligencia artificial. Así el ámbito académico responde y financia muchas de esas actividades.

Luego de la crisis del COVID19, ¿qué nuevos elementos debe tener el mundo? ¿Y Qué puede aportar el arte?

Lo mío es hacerme preguntas, que el 90% de los casos no tiene respuesta. En este contexto, nos podemos preguntar, ¿por qué estamos enfrentados cuando podemos estar todos juntos? Y esto se observa a través del COVID, que nos ha reunido a todos detrás de un objetivo común, que es combatir esta epidemia.

Así, estamos todos juntos, -la sociedad global-, por primera, tirando para un mismo lado. Entonces, ¿por qué no podemos llevar esta misma unión a un objetivo de bienestar global en el futuro?

En lugar de pensar en tener la mayor fortuna, tenemos que pensar en la satisfacción que significa hacer algo por el otro. Está probado que uno es más feliz cuando hace una acción por el otro. Así creo que la solidaridad tiene que ser el objetivo principal.

Tenemos que buscar una alternativa a lo que veníamos haciendo. Tenemos que imaginarnos cómo sería ese mundo. Desde el punto de vista artístico, tenemos el beneficio que nadie nos puede pedir o cumplir con algo exacto, podemos presentar un modelo del mundo que nos guste, y nadie nos va a decir que es imposible. La vida se trata de cosas imposibles y de tratar de alcanzar la utopía.

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Fecha de publicación: 29/04, 1:55 pm