IA y cambio climático: ¿Solución innovadora o nuevo problema ambiental?
Esta tecnología puede transformar sectores como la industria, el transporte, la agricultura o la gestión de residuos. Cuál es el principal impacto en el medioambiente.
La inteligencia artificial (IA) ya es parte de nuestras vida y el cambio climático no está exento. En este sentido, un nuevo debate se abrió sobre si esta tecnología puede o no ayudar a combatir la crisis climática.
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Por un lado, puede ser herramienta fundamental en la mitigación al cambio climático ya que puede hacer que sean más eficientes sectores críticos como la energía, el transporte, la agricultura, la industria y la gestión de residuos.
Sin embargo, hay un tema urgente que está surgiendo por el uso del IA que es determinante para la crisis climática y es el consumo cada vez mayor de energía eléctrica que utilizan los centros de datos para hacer las operaciones, que pone en jaque a los sistemas actuales.
¿Cómo impacta la IA en el medio ambiente?
Una sola consulta en ChatGPT requiere 2.9 Wh de electricidad, en comparación con 0.3 Wh de una búsqueda en Google, según la Agencia Internacional de Energía.
Según Harvard Business Review, para 2030, se espera que la demanda energética de la IA aumente un 160%, y tan sólo en unos años podrían llegar a consumir tanta electricidad como todo Japón.
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“La IA puede ofrecer soluciones innovadoras a los desafíos climáticos globales pero si no se implementan prácticas sostenibles en el consumo energético de manera inmediata, su impacto ambiental podría debilitar sus beneficios”, explicó a Economía Sustentable Malena Lozada Montanari, licenciada en Ciencias de la Atmósfera y una de las autoras del estudio “Inteligencia artificial y cambio climático 2024” realizado por la organización Sustentabilidad Sin Fronteras.
IA, ¿aliada para combatir el cambio climático?
“A medida que el calentamiento global siga exacerbando los eventos climáticos extremos, será crucial el uso de IA para generar pronósticos de largo plazo y tomar decisiones informadas”, aclaró Lozada Montanari.
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Según un estudio de Google y Boston Consulting Group, la IA tiene el potencial de ayudar a mitigar entre un 5% y 10% de las emisiones globales para 2030.
En la energía, la IA puede ayudar en la optimización de las redes eléctricas ya que permite predecir la demanda y planificar la producción y distribución de manera eficiente.
En el transporte, uno de los sectores más contaminantes, la IA puede ayudar a reducir el consumo de combustibles mediante la optimización de rutas, el mantenimiento predictivo y la gestión de flotas.
“La agricultura enfrenta desafíos como la degradación de suelos, el uso excesivo de fertilizantes y la escasez de agua. La IA impulsa la agricultura de precisión, permitiendo el monitoreo dinámico de cultivos, la optimización del riego y la aplicación eficiente de insumos”, explicó Lozada Montanari.
En la industria, la eficiencia energética y la automatización de tareas que posibilita la IA pueden transformar los procesos productivos para reducir costos y el consumo de energía.
Por último, en la gestión de los residuos, la inteligencia artificial puede realizar con mucha precisión la clasificación automática de materiales reciclables como plásticos, metales, vidrio y papel.
Según el Foro Económico Mundial, la IA ya está teniendo un papel clave en la detección de dónde se derriten los icebergs, mapeando la deforestación a nivel global o detectando la basura oceánica.
IA y menos emisiones
Peter Herweck, especialista mundial en energía sustentable, publicó un artículo recientemente donde aseguró que “la IA nos permite alcanzar una eficiencia cada vez mayor, más rápidamente. Y cuando se trata de energía, una mayor eficiencia significa menos emisiones de carbono”.
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Aún así, advirtió que “el cambio climático no esperará a la IA”. “Con o sin IA, podemos instalar más parques eólicos o estaciones de recarga de vehículos eléctricos”, ejemplificó.