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Entrevista

Giardini, de Greenpeace: “Falta voluntad política para frenar la deforestación en Argentina”

"El 80% más o menos de la deforestación se da en Salta, Chaco, Formosa y Santiago del Estero”, explicó el especialista. Por qué se debería modificar la actual Ley de Bosques.

En 6 meses se deforestaron tres veces la Ciudad de Buenos Aires, según el último relevamiento que hizo Greenpeace Argentina con imágenes satelitales en el norte del país. “El 80% más o menos de la deforestación se da en Salta, Chaco, Formosa y Santiago del Estero”, afirmó Hernán Giardini, coordinador de la campaña de bosques de la organización ambientalista en diálogo con Economía Sustentable.

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Sobre por qué sucede esto, Giardini aseguró que “hay un avance primero de la ganadería, y segundo de la agricultura en el norte” y precisó que “más de la mitad de la deforestación en Argentina es ilegal”.

Giardini, de Greenpeace: “Falta voluntad política para frenar la deforestación en Argentina”. (Crédito: Greenpeace)

A su vez, explicó qué función cumplen los bosques, por qué hay que modificar la actual ley argentina y qué significa que el Gobierno haya decidido salir de la Agenda 2030 que impulsa Naciones Unidas.

-La problemática de la deforestación en Argentina, ¿es uno de los principales temas que ustedes están viendo que hay que poner en agenda a nivel medioambiental? ¿Por qué?
-Sí, creemos que sí, porque las implicancias de la deforestación son varias y afectan principalmente a dos de las grandes crisis globales que tenemos. Una, obviamente es la crisis climática en la que la deforestación juega un papel importante. Es el segundo motivo por el cual se generan los gases de efecto invernadero que nos están llevando a esta crisis: primero, la quema de combustibles fósiles y segundo, la deforestación. En el caso de Argentina, si uno suma las emisiones de deforestación, las emisiones de Ganadería y las emisiones de Agricultura, todo ese paquete -donde hay responsabilidades del sector agropecuario- estamos hablando del 40% de las emisiones, un número importante. Obviamente en la crisis climática es uno de los temas en los que más rápido, con decisión política, podríamos modificar.

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El otro punto sería la biodiversidad. Tenemos una crisis de extinción de especies masiva y obviamente los bosques son clave porque concentran más de la mitad de la biodiversidad terrestre, es decir, más de la mitad de los animales, plantas, insectos, reptiles que tenemos en el planeta están en los bosques y selvas. Destruir bosques implica también un riesgo importante de destrucción de especies y, cuando se extingue una especie, se desequilibra el ecosistema. Además, el bosque nos da bienes y servicios como alimentos, maderas, medicinas, por ejemplo. En el tema de las medicinas, el 80% de los remedios que consumimos día a día son de plantas y la mayoría están en los bosques. A eso, sumale que muchas veces el bosque se convierte en el sustento principal en términos de subsistencia de las comunidades, muchas veces desplazadas por la deforestación.

-¿Cuál es el propósito de la deforestación en Argentina? ¿Varía según la zona?
-Sí, varía según la zona. Igual el 80% más o menos de la deforestación se da en Salta, Chaco, Formosa y Santiago del Estero, por eso nosotros medimos esas cuatro provincias, porque si midiéramos todo el país, no podríamos sacar el reporte a tiempo. Lo que hay en el norte es un avance primero, de la ganadería y segundo, de la agricultura. Hay una expansión, sobre todo de grandes productores de la zona pampeana que empiezan a comprar tierras baratas en el norte. Hay una especulación inmobiliaria clara porque una hectárea puede salir entre u$s 15.000 y u$s 25.000 en la zona pampeana, contra u$s 500 dólares en el medio del Chaco. También hay un aumento del negocio de exportación de carne que se triplicó en Argentina en los últimos 10 años, y de exportación en su momento de soja.

El 80% más o menos de la deforestación se da en Salta, Chaco, Formosa y Santiago del Estero. (Crédito: Greenpeace)

Después, por ahí tenés pérdida de bosques por desarrollo inmobiliario en las tierras de Córdoba, en la Patagonia pero yo diría que más que el desarrollo inmobiliario, que igual es un factor, en algunos casos, el segundo hoy sería los incendios forestales, sobre todo en estas zonas. Además, la crisis climática nos está llevando también a que estemos más “predispuestos” a que un fuego se expanda rápido.

-Y de esas 4 provincias que ustedes midieron, ¿cuál es la que está más en rojo?
-De los últimos tres años viene Chaco y Santiago (del Estero) a la cabeza, a veces un poquito más Chaco, otras Santiago. Lo peor es que casi todo es ilegal. En el caso de Chaco, tienen suspendido los desmontes por la Justicia provincial desde fines del 2020. Ni la gestión de (Jorge) Capitanich, ni la actual de (Leandro) Zdero hicieron el esfuerzo que deberían haber hecho sabiendo que la Justicia suspendió los desmontes, no solo a la hora de no entregar nuevos predios, sino la hora de controlar sabiendo que se podía disparar un poco la deforestación ilegal. Así como nosotros controlamos seguido con imágenes satelitales el Gobierno también lo puede hacer. Así que, ir a un campo rápido a tratar de que no se expanda un desmonte, es más decisión política y económica que capacidad técnica. Está la capacidad para saber dónde se desmonta e ir rápido, no vas a poder frenar el desmonte de cero pero podés ir bastante rápido. No se deforesta una finca de un día para el otro.

-Si la capacidad entonces está, ¿qué falta? ¿Voluntad política?
-Sí, falta voluntad política. En ese sentido, tanto el gobierno de Chaco como de Santiago son cómplices al otorgar a veces hasta permisos para, por ejemplo, deforestación para ganadería donde la ley nacional no lo permite. Hacen una interpretación de la norma diciendo ‘esto va a ser un manejo sustentable del bosque, no va a ser un desmonte’ y cuando vos vas en la práctica son 10 árboles y pasturas, y eso ya no es un bosque, entonces nosotros la marcamos como un área deforestada por más que tenga 20 árboles por hectárea. Lo mismo hace Nación cuando realiza su relevamiento, no es que lo marcamos nosotros solos. Nadie puede considerar 20 árboles y pasto un bosque. Si no sería cualquier plaza del país. Ninguno de los gobiernos plantea que hay que dejar de deforestar, y obviamente tienen presiones de los sectores agropecuarios para seguir avanzando.

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En 6 meses se deforestaron tres veces la Ciudad de Buenos Aires, según el último relevamiento que hizo Greenpeace Argentina con imágenes satelitales en el norte del país.

-La actual Ley de Bosques, ¿es buena o hay que modificarla?
-Nosotros creemos que habría que modificarla primero para la cuestión de la penalización. Cuando salió la ley era una ley que buscaba compatibilizar un poco cierta expansión de la producción, porque no es una ley que prohíba el desmonte, sino que limita en todo caso. La Ley de Bosques logró que el 80% de los bosques quedarán como una zona donde supuestamente no se puede forestar. Pero creemos que se necesita incluir un castigo más fuerte al no cumplimiento. De cualquier manera es claro que hay que modificarla porque si uno piensa que acá al 2030 todos los países del mundo deberían ir hacia la no deforestación, bueno, con la actual ley tampoco alcanzaría, ¿no?

Deforestación en el norte de Argentina de enero a junio de 2024. (Crédito: Greenpeace)

-¿Cómo es la metodología de Greenpeace Argentina a la hora de medir el tema de la deforestación?
-De dos maneras. Por un lado, cuantitativamente con las imágenes satelitales, y la comparación de satelitales en el tiempo, y por el otro, cualitativamente, más que nada con la documentación fotográfica y de video, por tierra y por aire que hacemos.

-¿Cada cuánto lo realizan?
-Lo hacemos mensualmente en forma muy preliminar, y siempre sacamos un informe anual completo, por provincias y a mitad de año. Ahora sacamos uno preliminar de cómo vienen estos seis meses para compararlos con los del año anterior. En algún momento podemos sacar alguna comunicación específica sobre algún desmonte en particular muy grande que detectemos. Por ejemplo, ahora sacamos uno de 10.000 hectáreas que hizo la familia Canido, dueños de Manaos.

-Hablaste de falta de voluntad política, ¿qué rol juega la Justicia en todo esto?
-Y poco porque, al no ser un delito penal y al ser una cuestión que termina siendo una infracción a la Ley de Bosques, termina siendo básicamente controlada y multada por la Dirección de Bosques de cada una de las provincias. La Justicia como que no actúa porque directamente ni siquiera investiga la deforestación. Quienes investigan, quienes están detrás de la deforestación son las organizaciones sociales como nosotros, y el Estado con la voluntad política que tenga, provincial y nacional y obviamente algunos periodistas y la academia, pero la Justicia no. La cuestión de que en algún momento el delito forestal pueda convertirse en un delito penal no solo tiene que ver con generar algo mejor que las multas, que lamentablemente no sirven, ya que son un costo más de la producción muchas veces, sino que no hay restauraciones en general del bosque. Hay que tener en cuenta que más de la mitad de la deforestación en Argentina es ilegal. Uno no quiere entrar en la penalización de todo pero bueno, hoy en nuestro sistema jurídico robar un pan para comer es delito penal y destruir un bosque de 10.000 hectáreas no.

-Noto que hay cierto compromiso hacia una ganadería y agricultura más sustentables, ¿es así o solo queda en lo discursivo?
-Creo que hay sectores que están preocupados por mostrarlo y obviamente porque también es una preocupación global. El mercado internacional ya está marcando la cancha fuerte y, el que no se adapte, va a quedar afuera de negocios grandes. Eso me parece que está claro. La nueva ley de deforestación de Europa que entra en vigencia el año que viene -hay que ver cuánto y cómo y cuán rigurosas puede ser- obliga, por ejemplo, a las empresas hasta que quieran exportar carne, soja, cuero, madera a mostrar la trazabilidad del producto, así que todo desmonte posterior al 2020 perdería potencial mercado europeo en términos de deforestación. También hay una parte de la sociedad muy involucrada en el tema ambiental y cada vez más se ve esto en los jóvenes.

-Durante la firma del Pacto de Mayo el presidente Javier Milei fue bastante crítico con los ambientalistas y dejó entrever como que el ambientalismo entorpece que la Argentina siga creciendo a través de la explotación de los recursos naturales, ¿qué posición tienen desde Greenpeace en relación a estas declaraciones?
-Me parece que algunas de las declaraciones, sobre todo la de la cuestión de que la naturaleza está al servicio del hombre, son un poco anacrónicas. Son pensamientos ya ni siquiera del siglo pasado, sino del anterior, te diría. La humanidad afortunadamente evolucionó y entendió que somos parte de la naturaleza y que no está todo a nuestro servicio.

Más allá de esa posición un poco antigua -o arcaica-, no venimos de tres gobiernos ecologistas como para plantear algo así. Argentina no está frenada por las posiciones ecologistas o porque los gobiernos anteriores escucharon a los ecologistas y frenaron la deforestación. Ni el gobierno de (Mauricio) Macri, ni el gobierno de Alberto (Fernández), ni ninguno de los de Cristina (Ferández de Kirchner) fueron gobiernos ecologistas o que hayan tenido políticas ambientales para felicitar. Ha habido desarrollo fuerte agropecuario, minero y petrolero por ponerte tres sectores extractivistas fuertes y si se ha frenado mínimamente en algunos casos, sí puede ser porque las comunidades, sobre todo y las organizaciones han hecho mucha presión, pero no es que los gobiernos hayan escuchado mucho.

-Hace poco salió una entrevista en Economía Sustentable con la Subsecretaría de Ambiente de la Nación, Ana Lamas, quien afirmó que el Gobierno no continuará con la Agenda 2030 como política pública. Por otro lado dijo que no cree en el cambio climático sino en las variaciones. ¿Qué pasa cuando nos encontramos con esta realidad?
-Me parece deja a Argentina en un lugar marginal a nivel global. Primero que Argentina firmó un acuerdo para detener la deforestación al 2030. Segundo, en la Agenda 2030 hay cuestiones no solo ambientales sino de derechos humanos firmadas a nivel global en los que se trata de ponerse de acuerdo respecto a cosas que necesita la humanidad y el planeta. Los compromisos climáticos están firmados y creo que nos deja en una posición marginal respecto incluso de sectores y de países que el propio Gobierno admira o que pretende imitar, ¿no? Esta posición los va a dejar incómodos hacia hacia los mercados globales en ese sentido. Me parece que ahí se va a tener más problemas con sectores fuertes de la economía que con los ecologistas en el sentido de lo pragmático, de lo que puede implicar en el corto plazo que Argentina salga de la Agenda 2030.

-En Argentina, en general, hay una mirada bastante porteña sobre los temas, ¿cómo le hacemos entender a alguien que el impacto de la deforestación en Chaco impacta en todos lados?
-Las inundaciones son un tema de las grandes ciudades que puede complicarse a raíz de la deforestación en la zona rural. Hay un estudio del INTA que demuestra que una hectárea con bosque chaqueño, en muy buen estado de conservación, puede absorber hasta 300 mm de lluvia en una hora mientras que una hectárea con soja sólo 30, o sea, 10 veces menos que con bosques.

Explicación que se volvió viral en las redes del especialista José Carlos Perdigão sobre por qué los bosques son importantes.

El bosque tiene una regulación climática importante más allá de las emisiones que hablábamos y las contribuciones de cambio climático, que obviamente nosotros estábamos aportando a tener fenómenos climáticos extremos cada vez más y las ciudades lo van a sufrir también, olas de frío o las de calor intenso. Y obviamente tenés, por ejemplo, riesgos de expansión de enfermedades, como las relacionadas con mosquitos. Ni hablar de los recursos que también van a escasear y en definitiva va a ser más caro vivir porque va a haber menos recursos porque lo estamos dilapidando.

Fecha de publicación: 22/07, 9:13 pm