El Gobierno crea un organismo para generar una matriz productiva “sustentable”
Se trata del Consejo para el Cambio Estructural. Busca asesorar y cooperar en el desarrollo de políticas públicas. ¿Cómo lo hará?
¿Por qué a la Argentina le ha costado tanto crecer sosteniblemente desde la vuelta de la democracia? La pregunta figura en un documento elaborado por el Ministerio de Desarrollo Productivo elaborado con el objetivo de encontrar la respuesta tratando de entender las razones que derivaron en la situación actual, de país empobrecido, sin inversiones, descapitalizado, endeudado, desindustrializado y con una inserción internacional limitada.
También propone modificar la matriz productiva con políticas de desarrollo “adecuadas” para el país, según la mirada del actual Gobierno que quedaron plasmadas en el trabajo publicado por el ministerio que conduce Matías Kulfas.
Un documento que también abarca el estudio de las consecuencias económicas y sociales que está dejando la pandemia del Covid-19. Un “cisne negro” que se suma a los problemas estructurales del desarrollo argentino y que introduce nuevos desafíos, pero que también genera oportunidades.
“Es bien sabido que el coronavirus está provocando profundas consecuencias a nivel económico y productivo”, agrega el informe oficial en el cual se asegura que el segundo trimestre de 2020 será recordado como uno de los peores en la historia del capitalismo global en general y argentino en particular.
Una pandemia que llegó a una Argentina cuyo vínculo con el desarrollo económico ha sido errático desde los años ’70 y que necesitará de una fuerte reactivación económica para ponerse de pie, con mejoras económicas y sociales que sean duraderas.
Para eso, el trabajo de Desarrollo Productivo entiende que se hace “preciso trabajar en el desarrollo de largo plazo a partir de 10 consensos sobre los cuales, según el Gobierno, debe basarse la recuperación post pandemia que pueda garantizar que Argentina logre el desarrollo económico y social y, con ello, garantizar condiciones dignas de vida a su población.
En este contexto, el cuidado del medio ambiente y la generación de políticas sustentables alcanza un rol fundamental en el entramado pensado por las autoridades nacionales para generar un cambio en la matriz productiva nacional.
El Gobierno entiende que “ninguna política productiva será sustentable si no contempla la dimensión ambiental” y no sólo le presta atención a la maximización del PBI, sin atender al daño al medio ambiente que conllevan muchas actividades económicas.
En este sentido, el trabajo hace referencia a lo que en los últimos años estuvieron repensando varios sobre las políticas productivas para fomentar cadenas de valor que sean más amigables con el medio ambiente.
Esto, dicen en Desarrollo Productivo, se ha manifestado en un incremento sistemático de la inversión en I+D destinada a tal fin. En particular, han ganado en importancia las tecnologías verdes, ámbito en el cual se abren nuevas oportunidades.
Por eso, uno de los ejes centrales de las políticas del Ministerio de Desarrollo Productivo tiene que ver con impulsar un Nuevo Acuerdo Verde (Green New Deal).
“Hemos venido trabajando en torno a varias iniciativas como la eficiencia energética de los hogares para lo cual ya anunciamos la creación de una línea del Banco Nación para la compra de electrodomésticos eficientes en términos energéticos, por hasta $100.000, a tasa fija del 15% y en 36 cuotas”, detalla el documento.
En segundo orden, se destaca el trabajo para impulsar la movilidad sustentable a partir de un régimen de promoción de la electromovilidad, que incentivará tanto la oferta como la demanda de vehículos y partes vinculadas a este tipo de tecnologías. Para el Gobierno, el desarrollo de la electromovilidad generará oportunidades para además desarrollar localmente la cadena del litio.
A esto se le suma el avance en el diseño de un plan para el desarrollo de proveedores nacionales para la energía eólica (por medio del mencionado Proyecto Aerogenerador Argentino).
Como cuarto punto, se informa sobre el desarrollo de las tecnologías nacionales ligadas a la energía solar térmica, que permitan fabricar en el país termotanques solares híbridos y, además, desarrollar capacidades de instalación y control de calidad a través de programas de capacitación para cooperativas de instaladores.
Una quinta iniciativa que se pretende impulsar en los próximos años es la economía circular. En una primera etapa, el foco estará puesto en la sensibilización y la concientización sobre las virtudes de largo plazo de un sistema de economía circular.
En esta primera etapa, se pondrán en marcha algunas iniciativas piloto (por ejemplo, sobre neumáticos fuera de uso), y también la creación de la Mesa de Industria de Reciclado y del Registro Nacional de Economía Circular. Asimismo, se avanzará en programas de capacitación en producción sostenible.
En una segunda etapa, se crearán instancias de debate y diálogo entre los distintos actores (públicos, privados, ONGs, cooperativas, trabajadores) con el objetivo de lograr acuerdos que permitan la redacción de una normativa que regule a nivel nacional la economía circular.
“Esta normativa debería incorporar de manera integral los cambios en materia productiva, ambiental y social que genera este nuevo paradigma”, destaca el informe.
Otra medida relevante es el programa de desarrollo de parques industriales, el cual tendrá un fuerte compromiso con la dimensión ambiental, al incorporar la dimensión de parques verdes y sustentables.
Actualmente, muchos mercados externos (en particular los de la Unión Europea) demandan el cumplimiento de buenas prácticas medioambientales, de modo que aquellas empresas que formen parte de parques verdes y sustentables tendrán un certificado que les permitirá posicionarse favorablemente ante los consumidores locales y externos.
A todo esto el Gobierno le suma una iniciativa impulsada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, que es el Plan Federal de Erradicación de Basurales a Cielo Abierto, y cuyo objetivo es el cierre de los más de 5.000 basurales a cielo abierto que tiene el país, y la construcción de complejo socioambientales para el tratamiento diferenciado y eficiente de los residuos y la adquisición de equipamiento para protección de recicladoras y recicladores urbanos.
“Se trata de una política de alcance federal pero articulada junto a provincias y municipios. Además de ser una política ambiental, será un insumo adicional para la reactivación económica de cooperativas y PyMEs que se dedican al reciclado, con la consiguiente generación de empleo y el impulso a la economía circular”, detalla en sus páginas el trabajo oficial.
Se explica que, en una primera etapa, se comprometerán, gracias a financiamiento del BID, inversiones por $1.700 millones en 55 municipios de 15 provincias, con nueve millones de habitantes beneficiados.
Transición sustentable
Para llevar a cabo todos estos proyectos “verdes” junto con el resto de las políticas oficiales orientadas al cambio de la matriz productiva se acaba de crear un organismo específico que estará bajo el mando del ministro Kulfas y que funcionará con el nombre de Consejo para el Cambio Estructural.
Su creación acaba de ser oficializada en una resolución publicada en el Boletín Oficial de este viernes 4 de junio en la cual se explica que se trata de “un espacio de diálogo estratégico, intercambio de experiencias con otras áreas de gobierno de la administración nacional, centralizada y descentralizada, gobiernos locales, entidades del sector público y privado y universidades, y de formulación de programas y proyectos de política de desarrollo productivo para el cambio estructural”.
Como estructura normativa, el consejo estará integrado por 15 miembros, designados por resolución ministerial con carácter “ad honorem”, por un período de dos años renovables.
Su presidente será Jorge Miguel Katz, un economista nacido en Buenos Aires en 1940, egresado en Economía Política en la Universidad de Buenos Aires, con un doctorado en Economía Política en Balliol y Nuffield College, Universidad de Oxford, Inglaterra con una disertación titulada “Funciones de Producción, Inversión Extranjera y Crecimiento” que fue publicado por el North Holland Publishing Company en 1969.
Y ha publicado diversos trabajos sobre tecnología y reestructuración industrial en Latinoamérica y sobre temas relacionados con la estructura y comportamiento del sector salud.
Ahora, liderará un grupo de funcionarios que tendrá a su cargo la tarea de asesorar y cooperar en el desarrollo de políticas públicas para el cambio de la estructura productiva nacional a mediano y largo plazo,
Entre los objetivos del nuevo Consejo se destacan:
- Propiciar la transición hacia una estructura productiva sustentable.
- Contribuir al aumento de las capacidades productivas, tecnológicas, organizacionales y comerciales, entre otras.
- Desarrollar y/o renovar la estructura tecnológica para la realización de innovaciones incrementales respecto al perfil de especialización de partida.
- Propiciar innovaciones que permitan el surgimiento de nuevos sectores en la estructura económica nacional.
- Incrementar la eficiencia productiva.
- Generar encadenamientos productivos desde sectores con progreso técnico hacia el resto de la economía.
- Facilitar vinculaciones virtuosas entre organizaciones para el aumento de capacidades.
- Construir un banco de programas y proyectos de política de desarrollo productivo.
- Proponer áreas de intervención estratégica para que Desarrollo Productivo diseñe programas y proyectos para el cambio estructural.
Además del cambio hacia una industria más amigable con el medio ambiente, la nueva matriz productiva pensada por el Gobierno entiende que se hace necesario exportar más para mejorar sosteniblemente los ingresos de las familias y, de este modo, reducir la pobreza y la desigualdad a partir de una economía que genere empleo de calidad, para lo cual es fundamental que crezca.
En el informe se advierte que para que la economía crezca sostenidamente “se requiere exportar más, para así evitar las recurrentes crisis de balanza de pagos que traban el crecimiento. Exportando no sólo obtenemos divisas, sino que también permitimos que nuestras empresas ganen escala (y de esta manera reduzcan sus costos unitarios).
Asimismo, exportar a nuevos mercados implica grandes aprendizajes (como adaptarse a marcos regulatorios y preferencias de otro tipo de consumidores) que terminan por fortalecer a las empresas y a sus trabajadoras y trabajadores y, a su vez, retroalimentan las mejoras en la productividad y la competitividad”.
Otra de las pautas del proyecto oficial de transformación productiva intenta sumar el esfuerzo de todos los sectores públicos y privados, dejando atrás las falsas antinomias, como por ejemplo la discusión de industria versus agro o de PyMEs versus empresas grandes. “Todos los sectores y actores productivos son necesarios y complementarios en una estrategia de desarrollo, que sea sostenible, inclusiva y federal. Cada sector aporta a su manera al desarrollo, y hay que aprovechar las ventajas que brinda cada uno de ellos”, se propone desde el trabajo.
Otra de las falsas antinomias que se quiere abandonar es la de mercado interno y mercado externo. En el informe se admite que “a veces escuchamos que una mayor orientación exportadora implicaría que Argentina deprima su mercado interno, a expensas de millones de personas. O que los enfoques mercado–internistas tienen un sesgo antiexportador, que termina por volver insustentable la macroeconomía”.
Para Desarrollo Productivo, los datos muestran que no tiene por qué existir tal antinomia entre el mercado interno y el mercado externo. Por un lado, un mercado interno potente permite generar una escala suficiente para reducir costos medios y, de este modo, volverse más competitivo y salir a exportar.
Otros factores a tenerse en cuenta se vinculan con el fomento de políticas productivas que destaquen la creatividad y la innovación; con una macroeconomía estable necesaria para el desarrollo productivo y la creación de empleo de calidad; un Estado que promueva la inversión privada y la suba de la productividad para reducir la pobreza y la desigualdad.
También, generar empleos de calidad a partir de un mayor crecimiento apalancado en las divisas necesarias para no entrar en crisis de balanza de pagos que hagan disparar la inflación y depriman los salarios y el mercado interno.
Para obtener esas divisas, dice el Gobierno, se necesita exportar más para lo cual hay que ser más competitivos sin tener que recurrir a devaluaciones que empobrecen a amplios sectores de la sociedad sino a partir de incrementar la productividad de la mano de la inversión privada, en particular en sectores de alta intensidad tecnológica.
“Pero, para que haya inversión privada necesitamos una combinación de distintos factores, como demanda pujante que asegure a los empresarios que van a vender con rentabilidad lo que producen, previsibilidad macroeconómica, acceso al crédito productivo, formación de nuevas capacidades y la apertura de mercados externos”, concluye el informe elaborado por el Ministerio de Desarrollo Productivo.