De Ushuaia a Alaska: dos argentinos volarán 60 días para estudiar los efectos del cambio climático
Construyeron un avión experimental que llevará un sensor para medir las concentraciones de CO2 y “carbono negro” en la atmósfera, responsables del calentamiento global. Conocé su historia.
Todo empezó como un divertimento con una dosis de desafío personal. Hace siete años, los pilotos Juan Martín “Tinti” Escobar y Guillermo Casamayú, oriundos de Rada Tilly, en la provincia de Chubut, se propusieron armar un avión propio para surcar los cielos de la Patagonia y llegar del mar a la montaña en menos tiempo y con un costo en combustible similar a hacerlo en camioneta.
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“El proyecto nos iba a llevar dos años y nos llevó siete”, cuenta Escobar a Economía Sustentable. “Lo bueno es que no nos dimos por vencidos, y en el camino conocimos gente que nos ayudó e impulsó a que esta aventura tenga un propósito científico más allá de nuestras ganas de volar”, agrega.
Así empezaron a armar por partes un avión biplaza de aluminio, eficiente, liviano y adaptado a los vientos de la Patagonia. “Nos contactamos en foros (virtuales) con otros pilotos, y conocimos a un español que estaba dando la vuelta al mundo en un avión similar a este y llevaba un sensor para medir el cambio climático. Hizo una escala en Comodoro Rivadavia, comimos un asado con él y nos contactó con una empresa en Eslovenia que fabrica sensores para medir el cambio ambiental”, explica el piloto chubutense.
El equipo esloveno evalúa la concentración atmosférica de dos indicadores clave del cambio climático: el primero es el CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero. El segundo, menos conocido pero igualmente relevante, es el “carbono negro”.
Se trata de partículas en suspensión que, al ser oscuras, producen un efecto de absorción de la luz solar, generando mayor calentamiento. Este fenómeno se está viendo con mayor frecuencia en la Antártida, y es responsable del derretimiento de los hielos.
Ciencia en el aire
El avión experimental partirá los primeros días de abril desde Ushuaia. Serán 150 horas de vuelo en 60 días. “Vamos a sobrevolar toda la Patagonia: la Isla de los Estados, el glaciar Perito Moreno, la línea cordillerana y las Islas Malvinas. También nos interesa sobrevolar la zona de incendios forestales en Corrientes para estudiar la quema de biomasa y sus efectos en el aire”, dice Escobar.
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La segunda etapa incluirá el Amazonas, el Caribe, las Antillas, la Península de Florida y la costa oeste de Estados Unidos, pasando sobre el Gran Cañón y San Francisco hasta ingresar a Canadá y finalmente Alaska. Su destino final será el Festival de Oshkosh, en julio, donde se reunirán 12 mil aviones y pilotos de todo el mundo.
Tanto la construcción del avión experimental como la inversión en el viaje se realizan con fondos propios. La firma eslovena cedió el equipo de medición para esta travesía (es la primera vez que se realizarán mediciones de cambio climático en esta ruta y a las diferentes alturas que permite hacerlo una avioneta de estas características), y también se realizaron acuerdos con la Universidad Nacional de la Patagonia y el Servicio Meteorológico Nacional, para el análisis de los datos que se capturen en vuelo.
Compensación de emisiones
“Para identificar un problema hay que medirlo, y esta es la primera vez que un avión experimental medirá los indicadores del cambio climático en el continente”, destaca Escobar, quien al igual que su co-equiper Guillermo Casamayú, es piloto e ingeniero aeronáutico.
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La idea es que este vuelo de medición sea “carbono neutral”. Para esto, los pilotos ingenieros ajustaron los parámetros de eficiencia de su avión. Y en un barrio de Comodoro Rivadavia plantaron más de mil árboles en los últimos dos años para compensar las emisiones de gases de invernadero generadas durante el vuelo.
La iniciativa fue declarada de interés por el municipio chubutense de Rada Tilly y puede seguirse en las redes de @patagoniaalaska
“Somos dos amigos que nos gusta volar y queremos dejar plantada una semilla para el cambio de conciencia. La crisis ambiental es urgente y hay que actuar ahora”, resumen los pilotos ante el despegue de una aventura científica inolvidable.