Con algas y bacterias: así científicos argentinos buscan revolucionar la producción de hidrógeno verde
El desarrollo es de un equipo de investigadores de la Universidad de Córdoba. Cómo llevaron a cabo el avance científico.
En un emocionante avance científico, un equipo de investigadores de la Universidad de Córdoba logró un hito en la producción de hidrógeno verde y biomasa utilizando una combinación innovadora de algas y bacterias.
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Este consorcio único no solo marca un paso adelante en la búsqueda de combustibles sostenibles, sino que también presenta una solución efectiva para la limpieza de aguas residuales, abriendo nuevas posibilidades en el camino hacia la sostenibilidad ambiental.
El equipo liderado por los investigadores María Jesús Torres, Alexandra Dubini y David González identificó una relación mutualista entre un alga y tres bacterias, que demostró ser altamente eficiente en la producción de hidrógeno y biomasa. Esta asociación única, compuesta por el alga modelo Chlamydomonas reinhardtii y las bacterias Microbacterium forte sp. nov., Bacillus cereus y Stenotrophomonas goyi sp. nov., estableció un récord en la producción de hidrógeno para cualquier combinación similar de algas y bacterias.
Producción sostenible y renovable
Lo más destacado de este consorcio es su capacidad para generar hidrógeno y biomasa mientras limpia las aguas residuales en las que se cultiva. La bacteria M. forte juega un papel crucial en la producción de hidrógeno, mientras que las otras dos bacterias contribuyen al crecimiento conjunto de bacterias y algas, produciendo biomasa que puede ser valorizada como combustible o fuente de energía adicional.
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Según el investigador David González, este consorcio es especialmente notable por su durabilidad y eficacia a largo plazo, lo que lo convierte en una opción atractiva para la producción continua de hidrógeno y biomasa. Además, se demostró que estos consorcios pueden operar en aguas residuales sintéticas, lo que subraya su versatilidad y potencial para abordar los desafíos ambientales.
Qué implica el descubrimiento
El origen de este consorcio revolucionario fue un descubrimiento fortuito en el laboratorio, cuando un cultivo de Chlamydomonas resultó contaminado, dando lugar a la identificación y secuenciación de dos nuevas bacterias, M. forte y S. goyi. Este accidente científico no solo condujo al avance en la producción de hidrógeno verde, sino también al descubrimiento de los genomas de estas bacterias previamente desconocidas.
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En este sentido, trabajo realizado por este equipo de investigadores no solo representa un avance en la búsqueda de combustibles sostenibles, sino que también demuestra el potencial de la biotecnología para abordar desafíos ambientales clave mientras impulsa la investigación hacia un futuro más limpio y sostenible.