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Cero emisiones

Cómo es el nuevo plan de Europa para la eficiencia energética de las viviendas

La Unión Europea solo necesita la aprobación del Consejo Europeo para dar luz verde a la Directiva de Eficiencia Energética en los Edificios.

Esta semana, el Parlamento Europeo aprobó una nueva directiva para los edificios de la Unión Europea, un proyecto que fue objeto de negociaciones en varias instituciones continentales y que ahora solo espera la aprobación del Consejo Europeo (CE). La Directiva de Eficiencia Energética en los Edificios (EPBD, por sus siglas en inglés) representa un avance significativo en el ámbito ecologista y fue recibida con entusiasmo por las organizaciones medioambientales.

Esto es especialmente relevante dado el posible retroceso conservador en las próximas elecciones europeas, que podría dificultar la promulgación de planes como este.

El plan es ambicioso y tiene el potencial de establecer un precedente importante en las políticas ambientales, aunque podría no cumplirse completamente si no se abordan adecuadamente los detalles pendientes. Según la nueva directiva, todos los edificios nuevos en la Unión Europea, incluyendo las viviendas de nueva construcción, deberán ser “edificios de cero emisiones” a partir de 2030.

Además, los Estados miembros deberán garantizar una reducción del consumo energético en los edificios residenciales mediante el uso de energías renovables, con una meta del 16% para 2030 y entre un 20 y un 22% para 2035. También se impondrán límites a las ayudas para la sustitución de calderas.

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Otra medida significativa es que los Estados miembros se comprometerán a renovar el 16% de los edificios no residenciales con peor rendimiento para el año 2030, y para el 2033, el 26% con peor rendimiento mediante la implementación de requisitos mínimos de eficiencia energética. Además, se establece que los edificios nuevos deben incorporar instalaciones de energía solar siempre que sea técnicamente factible. Respecto a las calderas, aunque en varios países (incluyendo España) ya no se subvenciona el cambio de instalación, Europa limitará este tipo de ayudas. No obstante, se mantendrán incentivos para la adopción de sistemas de calefacción híbridos, como aquellos que combinan una caldera con una instalación solar térmica o una bomba de calor.

Davide Sabbadin, responsable de políticas climáticas en la organización European Environmental Bureau (EEB), elogia el acuerdo: “Es un avance importante; podría haber sido más ambicioso, pero representa un paso en la dirección correcta. Si los Estados miembros lo implementan correctamente, puede acelerar significativamente el proceso de descarbonización en la lucha contra el cambio climático”, comenta a Infobae.

En la misma línea se expresa Cecilia Foronda, directora de Energía y Personas en la Fundación ECODES, una entidad dedicada a la ecología y al desarrollo energético. Ella señala: “Somos conscientes de que esta medida es menos ambiciosa de lo que nos habría gustado. Sin embargo, la implementación de la EPBD quedará en manos de cada país, lo que implicará la toma de muchas decisiones a nivel nacional. España tiene la oportunidad de elevar su ambición al elaborar un plan nacional de rehabilitación más ambicioso que nos acerque a un parque de edificios libres de emisiones”.

Detalles del acuerdo

La terminología y el enfoque del acuerdo han sido aspectos cruciales. De lo contrario, la fuerte oposición de las fuerzas conservadoras en el Parlamento Europeo habría hecho fracasar el proyecto. El acuerdo no establece una hoja de ruta específica para Europa y los países miembros, dejando en manos de cada Estado la tarea de diseñar sus propios planes con gran flexibilidad. En lugar de eso, se ha llegado a un consenso sobre unos estándares mínimos y un objetivo a alcanzar en toda la Unión Europea. “Habrá países que opten por el uso del hidrógeno en la calefacción doméstica, otros preferirán las bombas de calor, algunos se centrarán en el aislamiento térmico, mientras que otros podrían priorizar el cambio de calderas de gas… Cada país definirá su propia ruta óptima”, explica Sabbadin.

La EPBD presenta ambigüedad en varios aspectos. Uno de ellos es su disposición para que los países descarbonicen la calefacción de los edificios a partir de 2040. Sin embargo, no especifica términos concretos y utiliza la expresión “calderas fósiles” en lugar de “calderas de gas”. Esto abre la puerta a interpretaciones más flexibles. “Es una formulación neutral, no impone obligaciones estrictas ni sanciones por incumplimiento. Es un mensaje que se envía al mercado, pero queda pendiente que el Consejo Europeo defina qué se considera exactamente una caldera de gas”, señala Davide Sabbadin, de European Environmental Bureau (EEB). El detalle radica en los detalles.

Los partidos verdes de Europa y las organizaciones ecologistas, conscientes de las limitaciones del proyecto y de su dependencia de la efectividad de su implementación por parte de los países miembros, acogen con satisfacción el acuerdo, especialmente dada la previsible expansión del conservadurismo según las estimaciones electorales para las elecciones europeas de junio. “Es poco probable que un próximo Parlamento Europeo apruebe esta medida”, concluye Sabbadin.

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Fecha de publicación: 15/03, 3:50 pm