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Impacto ambiental

Cómo China transforma los desperdicios alimentarios: este modelo es posible replicarlo en otros países

Cada año, millones de toneladas de alimentos vencidos pasan de desperdicios a fertilizantes naturales y alimento para animales.

En ciudades como Beijing y Shanghái, detrás del movimiento incesante de supermercados y restaurantes, avanza una transformación silenciosa: la lucha contra el desperdicio de alimentos. Cada día, miles de toneladas de productos que ya no son aptos para el consumo humano son recolectados y trasladados a plantas de reciclaje. Lo innovador es que no terminan en vertederos, sino que se convierten en fertilizantes naturales y alimento para animales, cerrando un ciclo que beneficia tanto a la tierra como a la economía.

El modelo chino es posible replicarlo en otros países del mundo

“Lo que antes parecía un problema imposible hoy se transforma en una oportunidad para la sostenibilidad”, afirma Li Wei, ingeniera ambiental y consultora en reciclaje. “Cada kilo de alimento vencido puede regresar a la cadena productiva, ya sea fertilizando los campos o nutriendo al ganado», agrega.

El proceso comienza con la recolección y transporte en camiones especializados que recorren restaurantes, fábricas y supermercados. Una vez en las plantas, los productos pasan por un estricto sistema de desempaquetado y esterilización con altas temperaturas para eliminar envases, residuos y bacterias.

“Es esencial garantizar que todo sea seguro antes de reutilizarlo”, explica Zhang Min, directora de una planta en Guangzhou. “La esterilización elimina patógenos y permite que los alimentos se reintegren sin riesgos», añade.

Tras esta etapa, los desechos se transforman en polvo o compuestos procesados mediante molienda y filtrado. El resultado se utiliza como base de biofertilizantes, ricos en nutrientes, y como piensos para animales, asegurando que nada se pierda.

Más que reciclaje: un beneficio ambiental y económico

Este sistema no solo reduce el desperdicio, sino que también mitiga el impacto ambiental. Los alimentos que acaban en basurales liberan metano, un potente gas de efecto invernadero. Al convertirlos en fertilizantes y piensos, se evita esa contaminación y se impulsa la economía circular, donde los recursos encuentran nuevos usos.

“Antes, este material contaminaba y ocupaba espacio”, señala Li Wei. “Ahora se transforma en nutrientes que enriquecen los suelos y fortalecen los ecosistemas», comenta.

De todas maneras, este modelo aún genera controversias ya que no dejan de ser alimentos vencidos los que se reutilizan

Además, los biofertilizantes obtenidos mejoran la productividad agrícola y la calidad del suelo. Investigaciones locales muestran que los terrenos tratados con ellos retienen hasta un 20% más de agua y nutrientes que aquellos que dependen únicamente de fertilizantes químicos.

Un modelo replicable y con desafíos

China se posicionó como referente en innovación y responsabilidad ambiental, aunque el sistema no está exento de retos: asegurar la inocuidad de los productos reciclados, sostener una logística eficiente y fomentar en la población el hábito de separar los residuos alimentarios es posible en otros países.

“Todavía existe cierta resistencia a utilizar productos derivados de alimentos vencidos”, reconoce Zhang Min. “Por eso la concienciación resulta fundamental: las personas deben comprender que no se trata de materiales peligrosos, sino de recursos que benefician a la tierra y a la producción de alimentos”.

A nivel global, el desperdicio alimentario continúa siendo un desafío urgente. La FAO estima que cerca de un tercio de los alimentos producidos en el mundo se pierde cada año. La experiencia china demuestra que es posible transformar ese problema en una oportunidad, convirtiendo lo que antes era desecho en fertilidad para los suelos y nutrición para el ganado.

En un escenario donde la sostenibilidad cobra un papel central, el modelo chino deja una enseñanza clara: los residuos de hoy pueden convertirse en los recursos del mañana. Cada bolsa de arroz caducada, cada fruta pasada o cada producto que ya no puede comercializarse encuentra un nuevo destino en la agricultura y la alimentación animal.

Fecha de publicación: 28/08, 8:27 am