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Dejó su empleo corporativo para hacer joyas con cápsulas de café y hoy exporta sus diseños a Estados Unidos

Andrea De Navarrete lanzó una línea de joyas y accesorios con cápsulas de café y bolsas plásticas. Hoy ADN Jewellery, tiene presencia en Buenos Aires, Nueva York y Miami.

ADNJewelery by Andrea De Navarrete

Antes de fundar ADN Jewellery, Andrea de Navarrete estudió Comunicación Social, hizo un máster en Comunicación Institucional y trabajó para empresas multinacionales como Pepsico y General Motors, en las áreas de Comunicación y Relaciones Públicas. Hasta que en 2007 decidió replantearse su carrera.

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“Empecé a hacer un curso de joyería contemporánea, y me fui metiendo en este nuevo mundo”, cuenta en diálogo con Economía Sustentable.

Siete años después, tras lanzar al mercado varias colecciones de joyas y accesorios bajo la marca ADN Jewellery (las iniciales de su nombre), una tarde se encontró vaciando el contenedor de la máquina de café de su casa, con un montón de cápsulas coloridas que merecían otro fin que la basura.

Andrea una tarde se encontró vaciando el contenedor de la máquina de café
de su casa y separó las cápsulas.

“De pronto mi cesto se llenó de colores… Ahí empecé a tomar conciencia de que estábamos tirando algo que en ese momento no se estaba reciclando y era un material precioso para convertirse en algo nuevo. Al principio no sabía bien en qué, pero las separé y las guardé”, recuerda.

Todo se transforma

La emprendedora cuenta que se puso a investigar nuevos usos para esas cápsulas de aluminio, y a aplicar en ellas las técnicas de joyería. “Aprendí que previo a usarlas hay que vaciarlas, lavarlas, secarlas y recién allí comprimirlas, cortarlas y darles forma”, explica.

Además, “el café que se extrae de las cápsulas se puede usar como fertilizante para las plantas”, añade.

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Así surgió una nueva línea de joyería y accesorios con materiales sustentables: cápsulas de café y bolsas de plástico, que con creatividad y buen diseño se convierten en anillos, pulseras, aros, capas, faldas y vestidos increíbles.

Algunas de las creaciones de Andrea con cápsulas de café.

A poco de lanzar esta nueva unidad de negocios, Andrea se mudó a Estados Unidos por el trabajo de su esposo, y vivió en Nueva York y Miami desde 2015 hasta comienzos de este año. Esto le permitió hacer cursos y capacitaciones, y comenzar a vender sus diseños en comercios y ferias de ese país.

Impacto social y ambiental

Tanto las cápsulas de café como las bolsas plásticas son residuos cotidianos con un alto impacto ambiental.

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Las primeras son difíciles de reciclar porque están compuestas de un material mixto de plástico y aluminio. Las segundas tardan en degradarse entre 150 y 400 años, y aún así, los microplásticos que desprenden en este proceso impregnan el suelo, el agua y el aire, y resultan peligrosos para animales que ingieren estas micropartículas, y para el propio ser humano.

Este vestido lleva unas 2500 cápsulas de café recicladas.

Al darles un nuevo uso mediante el diseño, no sólo se evita que contaminen el ambiente, sino que se crea valor económico y empleo.

Hoy, la línea de bijouterie, ropa y accesorios con materiales reciclados es la que mayores ventas e interés despierta. Además de piezas pequeñas como aros, anillos, pulseras y brazaletes, Andrea confecciona indumentaria con materiales reciclados: para una falda o una capa se necesitan 1600 cápsulas, y un vestido lleva unas 2.550.

Las prendas de vestir se confeccionan a pedido y son diseños únicos y personalizados para cada cliente y ocasión. “Es difícil calcular la inversión que realicé, porque básicamente se trata de tiempo, capacitaciones y mucho ensayo y error”, señala.

En cuanto a los números del negocio, la emprendedora destaca que “el valor de cada pieza es único, dependiendo de las horas de trabajo y cantidad de material utilizado. Hay anillos hechos con cápsulas recicladas a partir de $ 1.000”, apuntó.

Desde un principio, Andrea comenzó a promover su emprendimiento a través de las redes sociales, que hoy constituyen su principal canal de comercialización, además de la participación en eventos como el Argentina Fashion Week. A partir del boca a boca y las redes, sus seguidores empezaron a juntar bolsas y cápsulas para sus creaciones.

Actualmente la marca forma parte de la Asociación Argentina de Moda Sustentable (AMSOAR), integrada por emprendimientos que tienen un impacto ambiental y social positivo.

Accesorios sustentables de la mano de ADN Jewelery.

Mientras vivía en Miami, la emprendedora dictó cursos y talleres en una ONG que promueve la inserción social y laboral de personas en situación de calle. “Esta capacitación les permite tener un oficio y vender lo producido en distintas ferias, para lograr un ingreso”, explica.

“Quiero replicar esa experiencia en Argentina, y pronto comenzaremos a trabajar con la Asociación de Ayuda al Ciego, Asac”, adelanta y cuenta que realizó una acción junto a una cadena de heladerías para la que elaboró un árbol de Navidad con materiales sustentables que será subastado para recaudar fondos con destino a una ONG.

Accesorios con cápsulas de café. (Crédito: adnjewelry)

“Creo que el aporte que hagamos cada uno desde nuestro lugar para cuidar el ambiente y promover a las personas es sumamente importante, por más pequeño que sea. El último descarte no necesariamente tiene que ser el último uso de un objeto”, reflexiona.

Fecha de publicación: 10/12, 11:09 am