Cada año, Australia genera cerca de 20 millones de toneladas de residuos que terminan en vertederos. Sin embargo, una parte importante de esa basura ni siquiera llega a enterrarse: los fuertes vientos la arrastran a distintas zonas, agravando la contaminación. Para enfrentar este problema, el gobierno australiano desplegó más de 10.000 kilómetros de vallas especializadas, creando una suerte de red invisible que protege granjas, rutas y ecosistemas de una posible catástrofe ambiental. Este país desplegó una “valla antirresiduos” para frenar la basura arrastrada por el viento Detrás de esta tarea existe una industria poco conocida, responsable de instalar y mantener las “vallas antirresiduos” (littler nets). Estas estructuras, de varios metros de altura, rodean vertederos y plantas de reciclaje en todo el país. Según Vahan Tchilinguirian, portavoz de Litter Nets Australia, estas barreras son fundamentales para impedir que plásticos y otros materiales livianos alcancen zonas rurales o costeras. “Si no estuvieran ahí, tendríamos basura en las granjas y en las carreteras. Los pájaros y el ganado podrían atragantarse y morir”, explicó a Yahoo News. El trabajo comienza cada vez que la Autoridad de Protección Ambiental recibe una queja sobre residuos dispersos. A partir de allí, los técnicos se trasladan al lugar, evalúan la situación y diseñan una solución personalizada. Las redes se montan con anclajes capaces de soportar vientos de hasta 100 kilómetros por hora, y el tamaño de la malla se ajusta al tipo de instalación: 40 milímetros en vertederos y 20 milímetros en plantas de reciclaje, donde incluso deben retener microplásticos. Aunque la gestión de residuos avanza con tecnologías más sofisticadas -como los contenedores FOGO-, las vallas continúan siendo la alternativa más efectiva. Su diseño prácticamente no cambió en más de dos décadas, pero sigue siendo clave para frenar la contaminación física y visual del entorno. Además, estas mismas estructuras tienen usos fuera del ámbito ambiental: se emplean en campos de golf para atrapar pelotas o en zonas industriales donde es necesario restringir el movimiento de materiales livianos. Con una población en crecimiento y un consumo cada vez mayor, los especialistas advierten que mantener bajo control los residuos será un desafío creciente en Australia. Aun así, por ahora las vallas antirresiduos cumplen su función y ayudan a mantener a raya la basura que amenaza los ecosistemas del país.